Domingo 10 de Agosto de 2025
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La esencia sureña llega reinventada, fusionando tradición y producto local en una propuesta fresca y atractiva.
En pleno Arturo Soria, Gulah Po'Boys irrumpe en la escena gastronómica madrileña con una propuesta inédita: ser el primer local especializado en los emblemáticos bocadillos de Nueva Orleans. Lejos de limitarse a reproducir la receta clásica, eleva el concepto del po'boy a una experiencia más amplia, donde el espíritu callejero se combina con una cuidada selección de ingredientes, salsas de carácter y una presentación que invita a comer con las manos y sin prisas. Con una carta que apuesta por reinterpretaciones creativas y una atmósfera vibrante, el espacio se presenta como un nuevo referente para quienes buscan sabores internacionales adaptados con ingenio, frescura y el toque justo de irreverencia, abriendo en Madrid la puerta a un bocado tan sabroso como hasta ahora desconocido para muchos.
El nacimiento de Gulah Po'Boys responde al sueño de Jesús González Espartero, madrileño de adopción con raíces segovianas y amplia experiencia en hostelería, enamorado del emblemático bocadillo callejero de Nueva Orleans tras una visita a Luisiana. Fascinado por su sabor, historia y el ambiente de las cervecerías del Barrio Francés, decidió traer a Madrid una propuesta inédita: un local dedicado exclusivamente a los po'boys, bocados surgidos como comida humilde —de ahí su nombre "poor boy"— y hoy reinventados con ingredientes locales y una cuidada puesta en escena. Originariamente compuestos principalmente por marisco o pescado rebozado, estos bocadillos distan mucho del concepto de comida rápida industrializada, en ocasiones asociados de forma errónea y representan una expresión gastronómica con tradición, calidad y carácter que abre una puerta fresca y novedosa en la oferta culinaria madrileña.
Diseño industrial y refinado en un ambiente acogedor y cosmopolita con atención cercana
Gulah Po'Boys presenta un diseño cuidado y moderno, con un estilo urbano que combina la esencia industrial con toques refinados. El espacio central se articula alrededor de una barra larga y protagonista, concebida como un punto de encuentro donde la experiencia social cobra protagonismo. Las paredes de ladrillo visto en tono granate, mezcladas con madera natural, aportan calidez y profundidad, equilibrando la frialdad de los tubos vistos que recorren el techo. Esta combinación crea una atmósfera acogedora y vibrante, dondese reinventa la idea tradicional de la comida callejera bajo un prisma cosmopolita. La inspiración en el "American way of life" se hace presente en cada detalle, transmitiendo una sensación auténtica y desenfadada. Para completar la experiencia, una terraza anexa ofrece un espacio abierto, perfecto para disfrutar de los sabores de Gulah en un ambiente relajado y dinámico. A ello se suma una atención profesional y cercana, donde Samuel, Manuela y Junior reciben con una sonrisa genuina, explican con paciencia cada plato y ofrecen recomendaciones sin resultar invasivos, garantizando un trato cálido y eficiente.
Entrantes con personalidad para abrir boca en una carta fácil clara y accesible
La carta se presenta sencilla, directa y muy fácil de consultar, dividida en tres apartados claros: entrantes, ensaladas y po'boys. En la sección de entrantes destacan especialmente sus alitas, presentadas en tres versiones bien definidas para distintos paladares. Las Crispy Wings son alitas muy crujientes, perfectas para quienes buscan textura y sabor en cada bocado. Para los amantes del picante, las Alitas del Infierno combinan ese toque crujiente con una salsa muy intensa. Finalmente, las Alitas BBQ PX llegan bañadas en una salsa sureña especial, con un sabor ahumado y dulce que se funde con la ternura de un pollo bien cocinado. Las porciones resultan generosas y las alitas siempre se sirven en su punto justo, con carne tierna que se desprende con facilidad.
Una opción sorprendente por su audaz contraste entre lo dulce y lo salado es el Chicken Churros, combinación de churros y fingers de pollo, ambos con una fritura impecable que aporta un crujiente delicioso y consistente. Se presentan sobre una salsa cremosa de queso de cabra con un toque ligeramente ácido, el cual equilibra el sirope de arce, suave y nada empalagoso. El conjunto crea un juego envolvente de sabores y texturas que conquista al paladar y aporta originalidad a la carta. Entre otras propuestas destacan los Nachos Gulah, acompañados de birria casera, crema agria, guacamole y cebolla encurtida, así como varias opciones de patatas fritas: las Braviolis, con salsa brava y alioli de ajo asado; las Rancheras, con salsa ranchera, bacon crujiente y queso cheddar; y las Patachorras, unión de queso cheddar con tierra de chistorra, ampliando la oferta para compartir o acompañar.
Po'boys para todos los gustos: de lo clásico a lo más sofisticado
Continuamos con los reyes de la casa: los po'boys. Su variedad en Gulah se adapta perfectamente a todos los gustos, ofreciendo propuestas que van desde las clásicas hasta las más innovadoras. Todos se presentan en un pan artesanal, mezcla entre brioche y baguette francesa, con miga suave, compacta y esponjosa que resiste bien jugos y salsas, convirtiéndose en el soporte perfecto para cada bocado. Se acompañan siempre con patatas fritas y ensalada de col.
Entre los clásicos destacan el Chicken Run, con pollo frito, coleslaw y mayonesa picante; el Lomo King, un pepito canalla que eleva el bocadillo tradicional; y el contundente Eggs & Glory, con huevos rotos, chistorra y patatas fritas para un bocado familiar y lleno de sabor.
En el apartado de opciones más elaboradas y sofisticadas, sobresalen propuestas como el Toro Loco, un po'boy de rabo de toro guisado durante 24 h, realmente tierno y jugoso hasta deshacerse en boca, acompañado de guacamole y cebolla encurtida que aportan frescura y contraste. También destaca The Slow Burn, con costilla de ternera cocinada a baja temperatura y bañada en salsa BBQ, acompañada de un original puré de palomitas. La carne, perfectamente elaborada, ofrece un sabor intenso y profundo, convirtiendo este bocadillo en una experiencia sabrosa y memorable.
Para opciones vegetarianas y marinas, Gulah propone el Voodoo Veggy, con setas ostra crujientes y salsa remoulade. Entre las opciones con pollo, destaca el Ave Chicken, con pollo a la plancha, lechuga romana, salsa César y parmesano. En el apartado marino, el frío Mr Pinzas ofrece cangrejo con salsa dijonesa, mientras que el Chulapoh Boy combina calamares fritos con mayonesa de lima.
Llega el momento de los postres, donde Gulah no deja de lado los clásicos imprescindibles. Entre sus propuestas destacan el brownie de mantequilla tostada, una versión renovada del banana split y una selección de tartas caseras para cerrar el menú por todo lo alto. En nuestro caso, optamos por la tarta de queso, acompañada de sirope, que resulta especialmente jugosa y llena de sabor, poniendo el broche perfecto a la experiencia. Para acompañar la experiencia gastronómica, la casa ofrece una selección cuidada de vinos blancos y tintos, ideales para maridar con los sabores intensos de los po'boys y entrantes. La carta de destilados incluye opciones clásicas de ginebras, rones, vodkas, tequilas y whiskies, pensadas tanto para cócteles como para quienes prefieren bebidas con carácter propio. Tampoco falta una cuidada oferta de vermuts en varias versiones, aportando un toque tradicional y versátil a la propuesta líquida.
Gulah Po'Boys irrumpe en Madrid con una propuesta fresca y bien ejecutada que rinde homenaje a un clásico de la gastronomía callejera estadounidense, adaptándolo con creatividad y producto local. Su equilibrada carta, ambiente cuidado y atención cercana consolidan un espacio ideal donde los amantes de la cocina internacional con carácter encontrarán sabores auténticos con un toque innovador, todo en un entorno desenfadado pero de calidad.
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