Martes 06 de Mayo de 2025
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Una operación organizada ha introducido en el Reino Unido una gran cantidad de botellas de vino falsificadas, según informan expertos en fraude vinícola. El fenómeno afecta especialmente a marcas populares y de gran volumen, como la australiana Yellow Tail. Las bandas criminales responsables han invertido cerca de 500.000 libras en tecnología de impresión digital idéntica a la utilizada por los productores originales, lo que dificulta la identificación de las falsificaciones tanto para consumidores como para minoristas.
Maureen Downey, especialista en fraude de vinos, explicó en el pódcast Wine Blast que una banda asiática se ha asociado con un grupo europeo especializado en falsificación de vinos para inundar el mercado británico con botellas falsas de Yellow Tail. Downey señaló que los delincuentes han conseguido replicar las botellas y etiquetas con un nivel de precisión nunca visto hasta ahora. La experta también indicó que falsificar vinos asequibles puede resultar más complicado que imitar botellas exclusivas, ya que los consumidores habituales de marcas económicas suelen reconocer rápidamente cualquier cambio en el sabor o la calidad del producto. En cambio, quienes compran vinos raros o caros pueden no tener referencias previas sobre el sabor original.
En los últimos años, varias tiendas minoristas del Reino Unido han perdido su licencia para vender alcohol tras descubrirse que ofrecían botellas falsas de Yellow Tail. Según fuentes cercanas a la marca, una banda criminal con base en Moldavia habría producido hasta 100.000 cajas falsas del vino australiano. Este hecho podría estar relacionado con la reciente decisión de Yellow Tail de renovar el diseño de sus etiquetas por primera vez en 25 años. El nuevo envase, presentado en marzo de 2025, incorpora colores más llamativos y descripciones adicionales sobre el sabor, además de un rediseño del conocido canguro (‘Roo’) que figura en la etiqueta.
Libby Nutt, directora general de marketing y exportación de Yellow Tail, explicó que la actualización busca reforzar la presencia visual del producto en los estantes y hacer la marca aún más reconocible para los consumidores. Aunque desde la empresa se argumenta que el cambio responde a motivos comerciales y a la necesidad de diferenciarse en un mercado cada vez más competitivo, algunos expertos consideran que el nuevo diseño también dificulta la labor de los falsificadores.
Casella Family Brands, propietaria de Yellow Tail, ha iniciado acciones legales contra los responsables del fraude. Sin embargo, según fuentes internas, las posibilidades de lograr una condena son escasas debido a la complejidad internacional del caso. Frankie Harding, responsable de comunicación del grupo australiano, aseguró que el impacto real sobre los consumidores ha sido muy limitado y se ha restringido a un pequeño número de tiendas independientes en el Reino Unido. Harding añadió que el incidente principal tuvo lugar en 2019 y que desde entonces se han tomado medidas para reforzar los controles y evitar nuevos casos.
La empresa afirma colaborar estrechamente con las autoridades británicas para reducir al mínimo el riesgo de circulación de vinos falsos. Además, subraya que su cadena de suministro es segura y que todos los grandes supermercados y distribuidores adquieren directamente sus productos desde Australia. Casella Family Brands insiste en su capacidad para rastrear cada botella hasta su origen en Yenda, garantizando así la autenticidad y calidad del vino vendido bajo su marca.
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