Martes 26 de Noviembre de 2024
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Tomelloso es una ciudad y municipio español situado en el noreste de la provincia de Ciudad Real, en la comunidad autónoma de Castilla-La Mancha, que es reconocida como la región con mayor extensión de viñedos del mundo, gracias a un cultivo que supera las 450.000 hectáreas. La ciudad, bordeada por el río Guadiana, se encuentra en el centro de la comarca natural de La Mancha, y cercana al vértice donde confluyen las provincias de Cuenca, Albacete y Toledo. Su relieve es completamente llano, con una altitud aproximada de 650 metros sobre el nivel del mar. El clima de Tomelloso corresponde a un clima mediterráneo con características continentales, presentando grandes variaciones climatológicas según la estación del año. La temperatura media anual oscila entre 14 y 15 grados, con una media de 5 grados en el mes más frío y de 26 grados en el más cálido, y una pluviometría media anual de 350 mm.
La expansión de los viñedos en La Mancha en general y en Tomelloso en particular se remonta a la segunda mitad del siglo XIX, cuando la plaga de filoxera devastó los viñedos franceses, obligando a los productores galos a buscar uvas en La Mancha, donde algunas variedades locales mostraron mayor resistencia a la enfermedad. En la actualidad, los viñedos manchegos representan el 50% de la superficie destinada al cultivo de vid en España, siendo la vendimia una de las actividades agrícolas más relevantes de esta comunidad autónoma.
Hoy en día, Tomelloso es un importante epicentro de producción vitivinícola, destacándose como el mayor productor de alcohol de origen vínico en Europa, cubriendo la mitad de la producción mundial. Además, alberga la sede del Instituto de la Vid y el Vino de Castilla-La Mancha (IVICAM).
Según el Real Decreto 32/2023, que modifica el Real Decreto 1338/2018 sobre el potencial de producción vitícola, Castilla-La Mancha cuenta con 58 variedades autorizadas, distribuidas entre blancas y tintas.
Entre las blancas:
Airén B, Alarije B, Albarín Blanco B, Albariño B, Albillo Dorado B, Albillo Real B, Colombard B, Chardonnay B, Garnacha Blanca B, Gewürztraminer B, Macabeo/Viura B, Malvar B, Malvasía Aromática B, Merseguera B, Mizancho B, Montúa/Chelva B, Moscatel de Alejandría B, Moscatel de Grano Menudo B, Palomino B, Pardillo/Marisancho B, Pardina/Jaén Blanco B, Parellada B, Pedro Ximénez B, Planta Nova/Tardana B, Riesling B, Sauvignon Blanc B, Torrontés B, Verdejo B, Verdoncho B, Viognier B.
Entre las tintas:
Bobal T, Cabernet Franc T, Cabernet Sauvignon T, Coloraillo T, Forcallat Tinta T, Garnacha Peluda T, Garnacha Tinta T, Garnacha Tintorera T, Graciano T, Malbec T, Marselán T, Mazuela/Cariñena T, Mencía T, Merlot T, Monastrell T, Moravia Agria T, Moravia Dulce/Crujidera T, Moribel T, Petit Verdot T, Pinot Noir T, Prieto Picudo T, Rojal Tinta T, Syrah T, Tempranillo/Cencibel T, Tinto de la Pámpana Blanca T, Tinto Fragoso T, Tinto Velasco/Frasco T, Touriga Nacional T.
Algunas de las variedades autorizadas provienen de un estudio de investigación que ha identificado, mediante métodos ampelográficos y genéticos (análisis de marcadores moleculares), junto con la revisión y síntesis de referencias históricas sobre las variedades cultivadas, hasta 49 nuevos genotipos de uvas. Estas variedades recuperadas fueron descubiertas tras las prospecciones que se realizaron, durante el periodo de investigación, en más de 160 municipios de Castilla-La Mancha, distribuidos entre más de 30 comarcas geográficas.
El trabajo de recuperación ha permitido identificar, a lo largo de dos décadas, tanto variedades tradicionales de la región, como Churriago, Tortozona Tinta, Maquías y Zurieles, que habían sido mencionadas en la literatura como presentes en la región a principios del siglo XX y de cuyo cultivo se había perdido referencia, como también variedades completamente desconocidas.
Entre las tintas:
Churriago T, Rojal Fusca T, Gordera Roja R, Teta de Vaca Tinta T, Serola T, Moribel T, Haluqui R, Pintailla T, Gallera Negra T, Azargón R, Flamenca T, Rubeliza R, Tortozona Tinta T, Tinto Fragoso T, Sanguina T, Coral R, Granadera T, Tinto Bastardo T, Crepa T, Terriza T, Gallera Roja T, Panzuda R, Pedrocorbí T, Canamelo R, Tintarroja T, Cardeal T y Calzariza T.
Entre las blancas:
Albillo Dorado B, Gallera Dorada B, Moscatel Serrano B, Mizancho B, Marfileña B, Jarrosuelto B, Gallera Blanca B, Maquías B, Pintada B, Montonera B, Zurieles B, Blanca del Tollo B, Lucomol B, y Londra Mayor B.
Algunas de las variedades recuperadas ya se han logrado inscribir en el Registro de Variedades Comerciales de Vides, como Moribel, Churriago, Albilla Dorada, Moscatel Serrano, Azargón, Pintada, Jarrosuelto, Tinto Fragoso, Mizancho y Montonera. Otras continúan en estudio para su futura inscripción, como Maquias, Castellana Blanca y Sanguina.
El estudio fue arrancado en 2004 por la investigadora Adela Mena Morales, con la participación de la Universidad de Castilla-La Mancha y el Instituto de la Vid y el Vino de Castilla-La Mancha (IVICAM), que cuenta con un banco de germoplasma en el que se mantienen otras muchas variedades mayoritarias, minoritarias y/o en peligro de extinción.
Los Bancos de germoplasma en España
En España, los bancos de germoplasma de vid son centros dedicados a la conservación y estudio del material genético de diferentes variedades de vid, con el objetivo de preservar la diversidad genética y facilitar la investigación. Entre los más importantes se encuentran:
La historia y la colección del IVICAM
Desde su creación en 1999 el IVICAM cuenta con un equipo de investigación que viene desarrollando diferentes proyectos en viticultura y enología sobre variedades de vid, comportamiento agronómico, microbiología enológica, biología molecular, composición química y calidad de las uvas y los vinos. Junto al banco de germoplasma, el Instituto cuenta también con otras parcelas en una de las cuales se encuentran gran parte de las variedades autorizadas y recomendadas en Castilla-La Mancha, una bodega y un laboratorio para llevar a cabo vinificaciones experimentales.
Los trabajos para la creación en el IVICAM del Banco de Germoplasma de Vid de Castilla-La Mancha, hoy en día denominada Colección de Variedades de Vid de Castilla-La Mancha (CVVCLM), se iniciaron en el año 2007. Una parte del material vegetal que lo integra es heredada del antiguo Centro Regional Vitivinícola de Tomelloso, una antigua institución que sirvió de base para la creación del IVICAM. A partir de la creación del IVICAM se ha ido incorporando material nuevo, procedente en parte de instituciones de otras CCAA y de la amplia prospección vitícola regional realizada entre 2004 y 2017
Las accesiones de vid presentes en las diferentes parcelas de IVICAM – 332 – en total, están incluidas también en la Red del Programa de Conservación y Utilización de los Recursos Fitogenéticos que coordina el Centro Nacional de Recursos Fitogenéticos (CRF) como centro de documentación de la Red.
La CVVCLM es una colección de referencia para la región de Castilla-La Mancha ya que en ella se conservan ejemplares de diferentes variedades de vid, incluidos genotipos autóctonos y/o minoritarios recientemente recuperados e identificados. Además, están representadas otras variedades que están distribuidas a nivel peninsular, europeo y mundial, procedentes tanto de material certificado de viveros, como de Centros de Investigación de otras comunidades autónomas. En la actualidad, la colección cuenta con 173 variedades diferentes. De ellas, 156 son de uva de vinificación y las otras 17 están consideradas como de uva de mesa, aunque algunas de ellas puedan presentar ambas aptitudes.
De las 173 variedades, 59 son extranjeras (francesas e italianas, fundamentalmente) y 109 son nacionales. Existen 5 variedades cuyo origen español o extranjero no está precisado.
En referencia exclusiva a las variedades nacionales presentes en el banco:
En la parcela donde está ubicada la CVVCLM, las variedades están dispuestas en filas paralelas de 50 cepas cada una. Cada fila es una variedad distinta y la superficie total que ocupa la parcela es de 3 ha. Todas las variedades están injertadas sobre Fercal (patrón) y están cultivadas en espaldera, a una distancia entre filas de 2,8 m y 1,2 m entre cepas (2.976 cepas/ha). El sistema de conducción es doble cordón Royat, con tres pulgares de 2 yemas en cada brazo.
El suelo de la zona es un suelo calizo típico de la zona vinícola de La Mancha, con un profundo horizonte petrocálcico situado cerca de la superficie (30 cm), que resulta impenetrable para las raíces de la vid. Ese tema fue objeto de un proyecto llevado a cabo entre los años 2010 y 2013 con título "Suelos vitícolas de Castilla-La Mancha: influencia en la composición de la uva" y dio como resultado en 2015 un libro titulado "Atlas de Suelos Vitícolas de Castilla-La Mancha" de Amorós-Ortíz-Villajos, J. A., Bravo-Martín-Consuegra, S., García-Navarro, F. J., Pérez-de-los-Reyes, C., Chacón-Vozmediano, J. L., Martínez-Gascueña, J., & Jiménez-Ballesta, R. En la parcela donde está ubicada la CVVCLM el Instituto ha escavado una fosa en el terreno para enseñar la composición del suelo.
Desde principios del 2012 el IVICAM, aportando la información que posee sobre sus colecciones de vid, pasó a formar parte del grupo de trabajo del Catálogo de Variedades Internacional de Vitis (VIVC) en calidad de institución conservadora de material genético de vid. Este Catálogo, contiene información sobre las especies, variedades y otros genotipos del género Vitis que están distribuidas en centenas de colecciones de vid por más de 45 países en el mundo y su mantenimiento está centralizado en el Institute for Grapevine Breeding Geilweilerhof (ZR) de Alemania y financiado por la OIV y por el International Plant Genetic Resources Institute (IPGRI).
Además, el Instituto ha sido añadido a la base de datos del Sistema Mundial de Información y Alerta Rápida (WIEWS) sobre los Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura (RFAA), que fue establecido por la FAO como un mecanismo global y dinámico para fomentar el intercambio de información sobre los RFAA entre los Países Miembros y como instrumento para la evaluación periódica del Estado Mundial de los RFAA.
Las investigaciones en curso y el futuro de la viticultura
El estudio de variedades autóctonas ha permitido, a lo largo de las últimas dos décadas, el rescate de estas por parte de muchas bodegas en España. La investigación para la valoración del potencial enológico de las variedades Pardillo, Moravia Agria y Tinto Velasco estimuló a las Bodegas y Viñedos Verum a producir, en 2016, el primer vino monovarietal de Tinto Velasco, con resultados extraordinarios. Muchas otras bodegas, hasta la fecha, han comenzado a producir vinos con las variedades recuperadas por el IVICAM. Ejemplo de ello son: el vino El Bufón, monovarietal de Mizancho de la Bodega Arrayán de Toledo; el vino Finca Río Negro 2020, de la Bodega Río Negro de Cogolludo (Guadalajara), que incorpora un 5% de Tinto Fragoso; y el vino Ponce Blanco, monovarietal de Albilla Dorada (sinónimo: Albilla de Manchuela), de la Bodega Ponce en Villanueva de la Jara (Cuenca).
Desde 2018, el Departamento de Viticultura del Instituto, bajo la dirección de Juan Luis Chacón Vozmediano, ingeniero agrónomo, doctor en Viticultura, Enología y Sostenibilidad, ha enfocado la investigación en analizar el comportamiento de numerosas variedades con el propósito de identificar aquellas que puedan adaptarse mejor a condiciones de sequía. Los hallazgos de estos estudios ya han sido difundidos a través de artículos en revistas científicas y presentados como comunicaciones en Congresos tanto nacionales como internacionales. Además, el pasado mes de julio se defendió en el IRIAF una tesis doctoral titulada "Evaluación del comportamiento de diferentes variedades de vid cultivadas bajo condiciones de sequía", realizada por el doctorando Argimiro Sergio Serrano Parra. Esta investigación busca profundizar en la respuesta de distintas variedades de vid a la sequía en climas semiáridos. Durante un periodo de cinco años (2018–2022), se estudió el comportamiento de 41 variedades sometidas a diferentes niveles de déficit hídrico en las parcelas experimentales del Instituto. La evaluación de su respuesta a la sequía incluyó parámetros agronómicos, fisiológicos y de calidad en la producción. Los resultados destacan el interés en fomentar la plantación de variedades poco comunes, olvidadas o incluso desaparecidas, pero que demuestran una buena adaptación a situaciones de estrés hídrico. Entre estas, sobresalen Albillo Real, Benedicto, Maquías, Moribel y Tortozona Tinta. Por otra parte, variedades ampliamente cultivadas en España, como Bobal, Garnacha Tinta y Macabeo, mostraron respuestas equilibradas, en contraste con lo observado en Airén y Tempranillo.
Este verano el Instituto ha empezado un nuevo estudio, realizando medidas de otros parámetros fisiológicos en diferentes variedades de vid como la conductividad hidráulica del xilema y el potencial osmótico en hojas.
En la actualidad, el laboratorio de Microbiología enológica y la bodega experimental, bajo la dirección de Pedro Miguel Izquierdo Cañas, licenciado en Ciencias Químicas y doctor, se centran en el estudio de métodos para acidificar de forma biológica, mediante vinificaciones experimentales, con el objetivo de evaluar el potencial de las variedades durante la fermentación. En este caso, la base del estudio es la variedad Airén, caracterizada por su baja acidez, y el objetivo es analizar la capacidad de algunas levaduras para incrementar la acidez del vino, entre ellas Lachancea thermotolerans y Metschnikovia pulcherrima. Estas levaduras son capaces de producir ácido láctico durante la fermentación alcohólica, sin reducir el contenido de ácido málico, como ocurriría en la fermentación maloláctica.
Tras la experimentación con vinos, el Instituto dispone de una bodega de gran relevancia, que le permite continuar analizando los datos organolépticos de cada vino, correspondientes a distintas añadas y variedades.
La fermentación se lleva a cabo en depósitos con serpentines por los que circula agua a temperatura controlada o en contenedores de acero inoxidable con camisas refrigeradas, con el objetivo de garantizar las mismas condiciones de fermentación para cada muestra de vino en experimentación.
Entre los vinos experimentales producidos en las instalaciones experimentales del IVICAM destaca el vino elaborado con la variedad Moribel. Se trata de una uva tinta, descendiente de Tempranillo y Moravia Dulce (o Crujidera), que presenta un perfil organoléptico similar al del Tempranillo, obteniendo resultados satisfactorios incluso en condiciones de sequía extrema.
El IVICAM desde 2018 ha llevado a cabo distintas investigaciones para comparar la respuesta agronómica de la Moribel con respecto a otras variedades, valorando el rendimiento de la planta, la adaptabilidad a condiciones de sequía y la calidad del producto final (características del mosto, calidad del vino, etc.). Respecto al perfil aromático de los vinos, la variedad Moribel ha mostrado mayor contenido en compuestos aromáticos y volátiles, lo que le confiere a estos vinos aromas más florales y afrutados, mientras que los de Tempranillo por su parte presentaron mayor cantidad de compuestos con aromas más dulces y de fruta madura. Con respecto a la adaptabilidad tanto en condiciones de estrés hídrico moderado como severo, el Moribel destaca por su generoso rendimiento, principalmente debido al gran número de racimos por vid. En condiciones de sequía severa, presentó el menor nivel de estrés hídrico y mantuvo una buena calidad del mosto, lo que la posiciona como una variedad tolerante a la sequía, al igual que Bobal y Garnacha. En cuanto a la calidad del vino, los vinos de Moribel fueron mejor valorados que los de Tempranillo, especialmente en regímenes de déficit hídrico moderado, mostrando gran intensidad aromática, carácter frutal y atributos juveniles.
En condiciones de sequía severa, los vinos de Moribel fueron preferidos sobre los de Tempranillo debido a su mayor equilibrio entre características tánicas y frutales, aunque las diferencias fueron menos marcadas que en condiciones de sequía moderada. En términos de sostenibilidad y adecuación, Moribel, junto con Benedicto (parental femenino de Tempranillo), demostró ser más tolerante que Tempranillo en condiciones semiáridas, manteniendo la calidad y ofreciendo una alternativa viable para regiones vitivinícolas con disponibilidad limitada de agua.
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