Jueves 14 de Noviembre de 2024
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Según el informe de Copa-Cogeca, la organización que representa a los agricultores y cooperativas agroalimentarias de la Unión Europea, publicado este jueves 14 de noviembre, la producción estimada en Europa en 2024 se sitúa en torno a los 144 millones de hectolitros (Mhl), incluyendo vino y mosto. Esta cifra refleja una caída de casi el 3% respecto al año anterior y un 10% por debajo de la media de los últimos cinco años. Este descenso pone de manifiesto las dificultades continuas del sector, influenciadas especialmente por las condiciones climáticas adversas que marcaron el año.
Italia se posiciona nuevamente como el primer productor, con una estimación de 41 millones de hectolitros. Esto supone un aumento del 7% en relación con 2023, aunque aún queda un 12% por debajo del promedio quinquenal. La cosecha italiana estuvo marcada por una dicotomía geográfica: en el norte, las intensas lluvias y tormentas de granizo en primavera incrementaron el trabajo necesario en los viñedos, mientras que en el sur, la sequía persistente afectó el rendimiento de las vides. Las lluvias esporádicas de agosto no compensaron la escasez estructural de agua, lo que adelantó las labores de cosecha. A pesar de las dificultades, se espera una calidad alta, especialmente en comparación con 2023, cuando el mildiu dañó buena parte de los viñedos.
España ocupa el segundo lugar, con un notable incremento del 18%, alcanzando los 38,1 millones de hectolitros. La región de Castilla-La Mancha impulsó gran parte de este aumento, con una producción superior en un 23% respecto al año anterior. Sin embargo, otras regiones como Cataluña, la Comunidad Valenciana, Aragón y Murcia se vieron afectadas por la escasez extrema de agua y registraron cifras similares o inferiores a 2023. Las condiciones de sequía han adelantado la vendimia, comenzando en algunas áreas desde mediados de julio, algo que se está convirtiendo en una nueva norma debido al cambio climático.
Francia, en cambio, sufrió una caída significativa, con una producción estimada de 37,4 millones de hectolitros, un 22% menos que en 2023. Este descenso se atribuye a varios factores climáticos: una primavera fría y húmeda afectó la floración, provocando "coulure" y "millerandage", y fenómenos como heladas, granizo y mildiu complicaron aún más la situación. Además, las políticas de arranque de viñedos implementadas recientemente todavía no han impactado de manera sustancial en la producción, aunque se espera que tengan efectos visibles en 2025, especialmente en Burdeos. El presidente de los Vignerons Coopérateurs d'Occitanie, Ludovic Roux, subrayó que los planes de arranque ayudan a ajustar la producción a la demanda, pero también se necesitan medidas temporales de apoyo.
Alemania experimentó un descenso del 8,7% en su producción. Las heladas en algunas regiones, junto con un clima excepcionalmente lluvioso, redujeron los rendimientos, especialmente en zonas como Sajonia y Saale-Unstrut, donde la producción se desplomó hasta un 80% de su potencial. Sin embargo, la calidad fue alta gracias a una maduración prolongada y a las reservas de minerales en las vides, lo que podría resultar en vinos ricos en extracto y mineralidad. Christian Schwörer, secretario general de la DWV, se mostró optimista, destacando el potencial de los vinos blancos alemanes para satisfacer las preferencias actuales de los consumidores.
Portugal, Austria, Rumanía y los Países Bajos también sufrieron caídas notables. La producción en Portugal se redujo un 8%, alcanzando los 6,9 millones de hectolitros, mientras que Austria sufrió una caída del 19% debido a heladas primaverales y lluvias intensas en junio, con una producción de 1,87 millones de hectolitros. Rumanía registró una disminución del 25%, y los Países Bajos, una de las regiones menos representativas en producción, vieron una caída del 45%, con apenas 7.000 hectolitros.
El escenario económico no ha sido más favorable. La inflación y los costos crecientes en la cadena de suministro, desde el vidrio hasta el transporte y los fertilizantes, han elevado los gastos de producción. Además, el encarecimiento de los créditos dificulta la financiación de inversiones esenciales. Las medidas de crisis implementadas en algunos estados miembros han aliviado algo la presión del mercado, pero la situación sigue siendo frágil. La demanda interna se ha debilitado, lo que incrementa la importancia de las exportaciones a terceros países. La promoción internacional se ha convertido en un pilar fundamental para estabilizar el mercado.
Luca Rigotti, presidente del grupo de trabajo de vino de Copa-Cogeca, expresó su preocupación por los altos costos de producción y la complejidad de los mercados internacionales, aunque destacó la capacidad de resistencia y la iniciativa empresarial de los productores europeos. La campaña de 2024 ha sido una prueba de la resiliencia del sector ante un entorno cada vez más impredecible, donde los viticultores deben adaptarse tanto a los retos climáticos como a las presiones económicas. Sin embargo, las estrategias puestas en marcha ofrecen un atisbo de optimismo para el futuro del vino europeo.
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