Las pérdidas económicas se acumulan en Champagne tras una cosecha desastrosa

La vendimia 2024 golpea el bolsillo de los productores

Jueves 19 de Septiembre de 2024

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La vendimia de 2024 en la región de Champagne ha sido marcada por condiciones climáticas erráticas, lo que ha resultado en una cosecha pequeña y desigual. En comparación con la abundante producción del año anterior, este año la cosa es bien diferente debido a importantes factores como la lluvia constante, las heladas y las enfermedades de las vides.

Desde octubre del año pasado, la lluvia ha sido una constante en toda la región, pero no de manera uniforme. Las zonas más afectadas han sido el departamento de Aube, al sur de la denominación, y el departamento de Aisne, en el oeste. En Aube, por ejemplo, se había alcanzado la media anual de precipitaciones incluso antes de la floración, y la misma cantidad volvió a caer entre la floración y la cosecha. En los últimos diez días, cerca de 100 mililitros de lluvia han empapado a los cosechadores, lo que ha aumentado el peso de los racimos en algunas áreas. Sin embargo, según algunos productores, como Etienne Sandrin, los efectos no han sido tan positivos en términos cuantitativos, ya que la cantidad de uvas por racimo es muy reducida.

Las heladas también han jugado un papel devastador en este año. La noche del 22 de abril, la región de Aube sufrió un daño considerable debido a una helada negra que congeló rápidamente los viñedos. Michel Drappier, director de Champagne Drappier, describió el evento como un "Moscow-Paris Siberian Glacial Air Express" que destruyó gran parte de la cosecha en los subregiones de Bar-sur-Aube y Bar-Sur-Seine.

La combinación de una temporada de crecimiento extremadamente húmeda y las heladas hizo que las vides fueran muy vulnerables al mildiu, una enfermedad que se propagó rápidamente. A esto se sumaron varias tormentas de granizo localizadas que destruyeron parte de las uvas que quedaban, mientras que una breve ola de calor a finales de agosto provocó que algunas uvas se quemaran.

Estas condiciones han causado pérdidas significativas. Jean-Sébastien Fleury, de Champagne Fleury, señaló que perdieron el 95% de su cosecha. En lugar de abrir su propio centro de prensado, decidieron compartirlo con Champagne Robert Barbichon, lo que refleja la gravedad de la situación. Las pérdidas en algunas áreas de la región han alcanzado hasta el 50%, mientras que algunas zonas han visto brotes de podredumbre gris, aunque el clima frío ha mantenido esta amenaza bajo control en la mayor parte de la denominación. En el sur de la región, en la zona de Sézannais, la lluvia excesiva ha acelerado el desarrollo de la podredumbre gris y ha frenado la maduración de las uvas, afectando especialmente al Chardonnay, que ya estaba luchando por alcanzar los niveles óptimos de maduración.

El Comité Champagne (CIVC) había establecido objetivos de maduración para las uvas, con el Chardonnay y el Pinot Noir requeridos para alcanzar un 10,5% de alcohol potencial, y el Meunier, un 10%. Sin embargo, el director de calidad y desarrollo sostenible del CIVC, Sébastien Dubuisson, ajustó estas cifras a entre el 9,5% y el 10% debido a las lentas tasas de maduración y las condiciones climáticas. A pesar de estos ajustes, sigue siendo difícil que las uvas alcancen estos niveles en algunas partes de la región.

El sistema de reserva individual (RI), que permite complementar la producción en años de bajo rendimiento, también es motivo de preocupación. El aumento de la RI a 10,000 kg/ha el año pasado, en un año afectado por la podredumbre, ha comprometido en parte la calidad de las reservas. Algunos productores han optado por vender vinos de menor calidad, lo que ha hecho que esta reserva esté en circulación en la denominación y podría afectar la reputación del champán, especialmente en un momento en que las ventas están en declive.

En general, aunque aún es pronto para definir la vendimia de este año, los términos "pequeña" y "heterogénea" parecen describir adecuadamente lo que ha sido una temporada complicada. Las predicciones de rendimiento oscilan entre 200 kg/ha y 20,000 kg/ha, pero es improbable que las viñas más cargadas logren alcanzar el nivel mínimo de alcohol requerido. Las temperaturas frías y las lluvias persistentes han dificultado el proceso de maduración, y aunque el producto final podría ser aceptable, no se espera que sea un gran año para el champán.

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