El vino se huele, se saborea y con Wine Loves Music, también se escucha

El marketing musical para vinos se convierte en un revolucionario concepto de marketing para el sector vinícola, con la creación de piezas musicales únicas y exclusivas para cada elaboración

Carmen Fernández

Martes 06 de Noviembre de 2018

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Samuel MirandaSamuel Miranda

¿Alguna vez has escuchado que las penas son amargas o que el rojo es el color de la pasión? De la misma manera en que establecemos relaciones entre conceptos propios de diferentes sentidos como la vista o el gusto, ¿es posible que podamos relacionar el oído y el olfato? Más concretamente, ¿podríamos "escuchar el vino"? Escuchar música es una de las actividades que más redes neuronales activa en el ser humano; la música pone en acción el sistema límbico, la parte más profunda de nuestro cerebro, donde radican las emociones. Con el potencial de la música y el proceso de descubrir cuales son los timbres, ritmos y armonías que mejor expresan un vino, surge el proyecto Wine Loves Music, basado en la sinestesia de sentidos y con el que cuatro apasionados de la música, el vino y la psicología quieren que los bodegueros agreguen una composición musical única y exclusiva como herramienta de marketing para impactar en su público. Hablamos con Samuel Miranda, precursor de esta iniciativa.

El vino se ve, se huele, se saborea... y con Wine Loves Music, ¿también se escucha?

Lo cierto es que siempre se ha escuchado, pero hasta ahora no le hemos prestado atención. Si recordamos la última vez que compartimos un vino, seguro que la música y la conversación estaban presentes. Sin darnos cuenta, esa música nos afecta a la hora de disfrutar de un vino, y así lo avalan diversos estudios científicos que demuestran que el sonido afecta a como percibimos un olor o un sabor determinado. Lo que hacemos en Wine Loves Music es crear la música idónea para la degustación de ese vino.

¿Cómo surge esta iniciativa y cuánto tiempo lleva en marcha?

Yo llevo haciendo  música desde que tengo uso de razón, y  hace algunos años intuí que los sonidos afectaban al modo de percibir  los aromas y sabores de un vino. Fue entonces cuando oí hablar de la sinestesia de sentidos, y tras leer y estudiar varios artículos científicos que trataban este concepto, me enfrasqué en la tarea de identificar esos aromas con sus correspondientes timbres sonoros. Un par de locos apasionados por la música y el vino eran los únicos capaces de aguantarme dos horas seguidas divagando sobre los timbres y armonías que maridaban con la copa que teníamos en la mano, y son los que desde hace algo más de un año se unieron para dar forma y hacer realidad este proyecto. En febrero de 2017 conocí a David Santisteban en una masterclass de composición que él impartía para un puñado de músicos. Hacer música para un vino es un proceso muy complejo, pero más complejo aún es conseguir que esa obra le guste a la mayor cantidad posible de consumidores, y David tiene un don especial para conseguirlo. Cuando lo llamé unos meses más tarde para pedirle que participara en el proyecto, creo que antes de colgar el teléfono ya había tomado la decisión, y en septiembre de este año salimos oficialmente al mercado.

¿Cómo es el proceso de que cada persona que adquiere ese vino, pueda escuchar la pieza musical?

Añadimos a la botella una etiqueta que expresa gráficamente que ese vino se escucha. La etiqueta lleva impreso un código QR que nos lleva a la página del audio, donde podemos escuchar un fragmento del mismo. Si queremos proceder a la descarga completa,  la plataforma nos pedirá una dirección de correo electrónico a donde se envía el enlace correspondiente.

Alegría, tristeza, miedo, tranquilidad... ¿cómo se determina el estilo de música que encaja con cada vino? ¿Depende de algún modo del tipo de consumidor que suele elegir ese vino?

El proceso de creación musical comienza con las propiedades organolépticas de cada vino. Sus aromas y sabores son el pilar sobre el que iniciamos el proceso de inspiración. En una segunda fase comenzamos a incorporar aquellos aspectos propios de la bodega; la cultura de su localización, su historia, su estilo arquitectónico. En una tercera fase alineamos ese esqueleto musical con el mercado objetivo; con el tipo de consumidor a quién va dirigida la propuesta de la bodega. Por último, retocamos todo el trabajo para hacerlo atractivo a la mayor cantidad posible de consumidores pertenecientes a ese segmento de mercado, y añadimos decoradores sonoros que refuerzan y mejoran la intención del audio.

¿Cómo suena un vino joven o un crianza? ¿Son diferentes los acordes que acompañan un espumoso o a un vino blanco?

Bueno, los acordes son los que definen la armonía de una pieza musical, y la armonía ocupa un papel muy importante en el carácter de la obra. Es ella la principal responsable de la carga emocional de la composición, y en este sentido, los acordes no dependen de si se trata de un vino joven o crianza, blanco o espumoso. Más bien son los timbres de  los instrumentos  y sonidos utilizados los que pueden depender del tipo de vino del que se trate. La armonía define el ambiente, la cultura,  el modo en el que el bodeguero desea expresar y comunicar el origen y la intención de sus vinos.

¿Se modificaría esa pieza musical para cada añada de un mismo vino, por ejemplo?

Cada añada es diferente. Por supuesto que los procesos de producción, la uva y el suelo mantienen cierta simetría en los aromas de un vino, del mismo modo que el rock mantiene cierta simetría en todas sus canciones, pero cada tema es único y diferente al resto. ¡Además, sería muy aburrido escuchar el mismo audio un año tras otro!

En su proyecto indica que cada vino que se comercialice con estas piezas musicales, creará una experiencia y una expectativa muy alta, que generará su viralidad. ¿Cómo se mide este impacto?

Obviamente las ventas son, en última instancia, el baremo principal para medir el impacto de cualquier campaña de marketing, y  en nuestro caso las variables que controlamos para conseguirlo dependen directamente de tres factores: por un lado ayudamos a que el consumidor se arriesgue a adquirir buenos vinos que sin Wine Loves Music hubiesen pasado desapercibidos. El otro factor de empuje viene de la mano de la fidelización. Nuestro sistema de email marketing está centrado en los contenidos, aportando información útil con referencias históricas al vino, ciencia, psicología, música... No es el típico programa de email marketing que al día siguiente a tu registro te invade con ofertas de última hora. Estos contenidos "añaden valor" al vino que adquieres y a su bodega. Por último, contamos con el boca a oreja y la presencia en los medios de aquellos vinos que han implantado nuestro sistema. No es de extrañar que en una conversación  alguien comente: ¿Sabes que ahora hay vinos que se escuchan? Además, por cada descarga destinamos un céntimo de euro a la ONG que la bodega elija, y confiamos en que nuestro granito de arena en pro de la responsabilidad social corporativa se haga extensible a otros sectores.

¿Se le indica o sugiere al consumidor alguna situación en la que deba escuchar la música o cómo debe disfrutar de la pieza musical del mismo modo en que se hace con la temperatura o la copa de servicio?

Efectivamente, al igual que la nota de cata nos textualiza los aromas y sabores de un vino, Wine Loves Music aporta una "nota de cata auditiva". Los primeros minutos de la pieza musical coinciden en el tiempo con el precioso ritual del descorche, el aireado, los aromas primarios, secundarios, el ataque y el bouquet. El resto del audio ayuda a crear la atmósfera idónea en la que ese vino muestra su personalidad.

Si vamos a tomar el vino en compañía (que es como mejor se disfruta), debemos optar por el formato wav o mp3 del audio, pero si te atreves a disfrutar de una experiencia sensorial plena y novedosa, lo ideal es que busques un lugar tranquilo, te pongas auriculares tipo cascos y disfrutes de nuestra mezcla en 8D. No se puede explicar con palabras la experiencia de disfrutar de un vino con su audio correspondiente en este formato: es realmente sorprendente.

En la elección de esas piezas musicales ¿Interviene de algún modo el bodeguero o el enólogo, o se dejan aconsejar?

Por supuesto. Es fundamental la participación activa de ambos para el éxito del proyecto. Hacer vino es un proceso bastante similar al de la creación artística, y son sus creadores los que de primera mano nos explican la "personalidad" de cada vino, de la bodega, de su cultura, y en última instancia lo que quieren transmitir al consumidor. No podríamos hacerlo solos.

¿Cuáles son los comentarios que han recibido sobre su iniciativa y qué acogida está teniendo?

Como te podrás imaginar, un concepto tan disruptivo como este no deja a nadie indiferente. Nos han tratado de innovadores y de locos de remate a partes iguales, :D :D :D pero en general estamos muy sorprendidos con la respuesta tan positiva que estamos recibiendo. Hemos tenido la gran suerte de topar con bodegas muy innovadoras que han comprendido muy rápido el potencial de este concepto. Ya estamos componiendo para algunos vinos que pronto verán la luz como "vinos que se escuchan".

Para más información [email protected]

Carmen Fernández
Licenciada en CC de la Información y especializada en enogastronomía y turismo
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