Cinco siglos después la Bodega Valsotillo sigue escribiendo la historia del vino en la Ribera del Duero

La familia de Ismael Arroyo atesora en su bodega subterránea y en sus viñedos, cuidados de forma sostenible y respetuosa con el entorno, la historia de la elaboración del vino en este territorio

Carmen Fernández

Miércoles 21 de Marzo de 2018

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Reciben enoturistas de 25 países que descubren la elaboración de unos vinos cuya producción se destina en un 65% a la exportación

Veinticinco hectáreas de viñedo propio con una edad entre los 60 y lo 90 años de la variedad Tinta del País y más de 400 años de tradición en la elaboración de vinos constituyen la materia prima de la que parten los vinos de las Bodegas Ismael Arroyo-ValSotillo, y hacen que podamos hablar de una bodega privilegiada.

Privilegiada por su ubicación y por su historia, que oficialmente arranca en 1979, años antes de que existiera la propia Denominación de Origen Ribera del Duero, a la que ahora está adscrita.

Y es que Ismael Arroyo, actual propietario de estos viñedos, tuvo claro desde el principio que la calidad era la bandera bajo la que iba a trabajar su viñedo. Un principio que también le animó, junto con un reducido grupo de viticultores y bodegueros a crear la denominación de origen en 1982.

Comienzan así los primeros pasos de esta bodega que desde el principio apuesta por elaborar únicamente con las uvas del término burgalés de Sotillo de la Ribera. Vides con rendimientos cortos pero que ofrecen una alta calidad en la uva, gracias a los trabajos y cuidados que se ofrecen al campo durante todo el año y que siguen siendo manuales, tanto la poda en vaso como la propia vendimia, respetando al máximo los tiempos de la planta y evitando el riego por goteo o los fertilizantes.

Además de las hectáreas de viñedo propio, la bodega elabora sus vinos con la producción que adquieren a 40 viticultores del mismo término municipal, un acuerdo al que se llegó el año de la fundación de la bodega y que se ha mantenido a lo largo de estos 39 años de vida, garantizando en todo el conjunto de la producción el mismo cuidado y principios de trabajo que se llevan adelante en los viñedos propios.

Con toda esta producción de uva se elaboran Mesoneros de Castilla (Rosado, Tinto joven y Tinto Roble); ValSotillo FINCA BUENAVISTA (Tinto con barrica), ValSotillo (crianza, reserva y gran reserva) y ValSotillo VS, procedente de viñedos seleccionados y que recientemente ha sido elegido como uno de los mejores 100 vinos del concurso Best of Spain Top 100 en Prowein 2018.

Todos ellos son resultado de un terroir de laderas aireadas y soleadas, suelos arcilloso-calcáreos y pedregosos en los que la variedad propia de la zona ofrece lo mejor de sí permitiendo elaborar vinos respetuosos con el entorno, en los que la variedad está presente en el caso de los vinos más jóvenes y donde la crianza permite dibujar vinos muy concentrados, de brillante presente y largo futuro que se comercializan tanto en el mercado nacional como el internacional, de hecho, el 65% de su producción se destina ya al mercado exterior.

Bodega subterránea del siglo XVI

Estos principios de trabajo han sido los que la familia de Ismael ha transmitido de generación en generación desde hace nada menos que 400 años! Y es que aunque la bodega actual data del siglo pasado, bajo su suelo encontramos la verdadera joya de la corona de Valsotillo, una bodega subterránea del siglo XVI considerada como una de las grandes "catedrales del vino" donde aún realizan la crianza sus vinos.

bodega subterránea Valsotillo

A lo largo de los 2 mil metros cuadrados de galerías excavadas en la misma roca se encuentran las 1.200 barricas de roble americano y francés en las que los vinos de crianza de Valsotillo envejecen sin vibraciones ni ruidos, a una temperatura constante de 12ºC durante todo el año lo que le premite una excelente crianza y una singular personalidad.

ENOTURISMO EN ALZA

Con este tesoro bajo sus pies no es de extrañar que Bodegas Valsotillo se haya convertido en una bodega habitual en las visitas enoturísticas en la Ribera del Duero. Enoturistas de hasta 25 países han pasado ya por esta bodega, procedentes de EEUU, Sudamérica - principalmente de Puerto Rico, México, Brasil, Perú, República Dominicana, Guatemala y Ecuador-, Europa o Asia ( China, Japón, Singapur...) o de otros países como Israel, Filipinas, Australia o Nueva Zelanda, entre otros muchos.

"Estamos muy presentes en las visitas de los enoturistas europeos, que proceden de países como Alemania, Reino Unido, Francia, Italia, Holanda, Bélgica, Noruega, Suecia, Polonia, Croacia, República Checa, Suiza o Rusia, y todos los años vamos creciendo en número de visitantes pero más que el número nos interesa sobre todo ver la variedad de países desde donde llegan", nos comentan desde la bodega.

Los enoturistas sin excepción se marchan sorprendidos de que la Bodega conserve, además, interesantes documentos a través de los cuales se podrían escribir los orígenes de la viticultura en la zona como un cuaderno del año 1787 donde se anotaban los diezmos que se pagaban sobre el vino, certificado por el cura párroco de la villa, Gómez Blanco; un diploma de Primera Clase por el Vino, otorgado en 1902; el documento que acredita que Elpidio Arroyo –padre y abuelo paterno de la actual generación– obtuvo un premio en el Gran Concurso de Vinos Tintos y Claretes de la Ribera del Duero en 1948 o el certificado del Primer Premio en el Concurso de Vinos Comarcal –dotado con una copa y 500 pesetas– que obtuvo Vidal Callejo, el abuelo materno, en 1951, por poner algunos ejemplos.

Todos ellos son testigos del histórico pasado de esta bodega que continúa haciendo historia a través de sus elaboraciones y de la filosofía de trabajo que ha guiado con éxito sus pasos a lo largo de estos años.

Carmen Fernández
Licenciada en CC de la Información y especializada en enogastronomía y turismo
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