Álvaro Palacios: “Soy un hombre de lugares del Viejo Mundo”

El afamado enólogo nos habla de los vinos que vienen, “cada vez más mágicos, con embrujo, en los que buscamos más territorio e historia y menos elaboración”

Carmen Fernández

Lunes 24 de Abril de 2017

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Aunque se declara "garnachista" convencido, Álvaro Palacios (Alfaro, 9 de marzo de 1964), el último de los hermanos Palacio Remondo nacido en la bodega, es, sobre todo, un hombre de territorio, enamorado del misticismo que desprenden los terruños más antiguos del paisaje español, aquellos en los que los siglos han dejado su huella y en los que el cultivo de la vid ha estado siempre presente, de la mano de la propia historia del hombre. Reconocido como uno de los enólogos más relevante a nivel internacional y como uno de los autores de vinos más famoso de España, Álvaro Palacios recaló en la última edición de Fevino, en Ferrol, para seguir sorprendiéndose con la enorme riqueza de variedades y territorios en los que se están volviendo a elaborar vinos.

"Yo que me he formado en Francia, en California, que he dado mil vueltas por el mundo, al final vuelves a España y te das cuenta de que somos el país con más hectáreas de viñedo plantadas y con la mayor diversidad vinícola del mundo, con vinos cada vez más mágicos, con encanto, con duende, con embrujo... son los vinos que vienen, vinos en los que no veremos tanto estructura ni taninos si no regiones históricas, elaborados con variedades únicas producidas en viñas imposibles, divinas".

Además de recoger el premio Fevino otorgado por la organización, Palacios ofreció una cata magistral en la que se degustaron seis de sus elaboraciones: La Montesa 2015, Propiedad 2012, Villa de Corullón 2015, Moncerbal 2015, Les Terrasses 2015 y Finca Dofí 2015, lo que le permitió hablar de cómo planteaba la creación de cada vino. "Soy un hombre de lugares del Viejo Mundo, de regiones antiguas, de territorios adaptados en los que debemos vinificar con las variedades propias del territorio", explicó al tiempo que afirmaba que "con el tiempo nos hemos dado cuenta de que las variedades foráneas no interpretan con fidelidad el territorio, son uvas falsas, por eso hacemos vinos como los de antes, con uvas como las de antes".

En su intervención Palacios abordó el trabajo de recuperación de la garnacha en territorios donde antaño fuera variedad preponderante pero cuya escasa productividad la hizo casi desaparecer en favor de variedades foráneas con mayor productividad. Desaparecían o quedaban muy reducidas variedades propias de cada territorio, al tiempo que se estigmatizaba el mundo rural o se abandonaba la producción del vino. Un fenómeno que se ha vivido en toda España con muchas de nuestras variedades propias, como la garnacha de la que Palacios se muestra devoto: "la garnacha es, sin lugar a dudas, una de las grandes variedades de vino del mundo", afirmó Palacios, gran defensor del uso histórico de esta variedad en el Priorato, donde llegó a ocupar grandes extensiones.

La uva, catalizador del territorio

Sin embargo, por encima de la variedad está el territorio, ya que la uva no es sino "el catalizador" del territorio. "Como enólogo considero que es fundamental contar la historia que hay detrás de cada uno de estos viñedos, que han pasado por circunstancias de declive, de abandono, y que ahora está resurgiendo con tanta fuerza. Cada lugar debe volcarse en el vino histórico de su región, ese que le va a aportar todo el significado al entorno en que se desarrolla, que acompaña perfectamente a la gastronomía de cada lugar y que le da un valor añadido al turismo rural que pueda desarrollarse, por ejemplo".

Bajo esta profunda convicción de recuperar terrenos viejos, duros y escarpados, pero con un halo místico para hacer un Gran Vino al estilo francés crea la Bodega Álvaro Palacios en el Priorat primero y luego, con su sobrino Ricardo, la de Descendientes de J.Palacios, en el Bierzo, en Corullón. Ambas comparten la fuerza espiritual de los territorios vinculados a las órdenes religiosas, vinos que nacen de la impronta de la historia y de los suelos antiguos, pero que tienen ese halo mágico, místico, que tan atractivo resulta para este sumiller atraído por los territorios monacales. En cada vino, en cada parcela, Álvaro Palacios se muestra atraído por la combinación de lo mágico y lo terrenal, buscando los suelos, la orientación del terreno o su pluviometría pero también su historia, sus tradiciones y su cultura.

Su aspiración es clara: elaborar grandes vinos de pago en territorios que la historia ha marcado profundamente con la huella de la espiritualidad que Álvaro Palacios quiere atrapar en cada botella a través de una viticultura muy comprometida y adaptada al territorio, recuperando parcelas abandonadas. "La viña no nos pertenece, es el patrimonio que debemos conservar y mantener para las futuras generaciones", explica el enólogo que llama la atención sobre el abandono que han sufrido muchos de estos territorios, parcelas cuya vuelta a la productividad y la plantación de clones históricos y variedades autóctonas dan como fruto caprichos de la naturaleza, vinos de parcelas especiales que merecen ser embotellado aparte como Moncerbal o Finca Dofí.

La botella de la cultura del vino, "bien llena"

Sobre la situación actual de la cultura y el consumo del vino en España, Palacios se muestra optimista y habla de una botella metafórica "bien llena". "Lo más maravilloso que veo es que hay un patrimonio vitivinícola inmenso, tenemos un potencial maravilloso a nuestra disposición y en ferias como estas vemos variedades y zonas que están resurgiendo con una gran fuerza, algo que es precioso. Creo que más allá de las cifras de consumo tenemos que ver las tendencias, no hay que olvidar que veníamos de un consumo per cápita muy alto, propio de un mundo que hoy ya no existe, pero el consumo de vino está subiendo en España y seguirá subiendo", aseguró al tiempo que llamó la atención sobre el incremento de calidad que se ha vivido en los últimos años en el sector. "Ver la cantidad de regiones que están recuperando viñedos, que están embotellando de nuevo variedades cada vez mejor elaboradas, eso es lo más grande que podemos tener".

Carmen Fernández
Licenciada en CC de la Información y especializada en enogastronomía y turismo
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