Los pasillos de las tiendas de vinos ya reflejan las nuevas tendencias de consumo

El canal de alimentación se consolida como espacio clave para la innovación en el sector vinícola

Jueves 10 de Julio de 2025

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El consumo mundial de vino cae a mínimos históricos mientras el canal de alimentación redefine el mercado

El Canal de Alimentación se ha consolidado en 2024 como el epicentro de la transformación del sector vitivinícola mundial, reflejando en sus lineales la magnitud de los cambios estructurales que atraviesa el consumo de vino. Supermercados, tiendas especializadas y comercios de proximidad han registrado el descenso más fuerte en el volumen de ventas de las últimas seis décadas, impulsado por una combinación de menor poder adquisitivo del consumidor, presión inflacionaria persistente y una tendencia en alza hacia estilos de vida más saludables. Esta situación ha obligado a las bodegas, distribuidores y minoristas a replantear sus estrategias ante un mercado que ha dejado de ser expansivo y ahora opera bajo una tensión permanente entre oferta limitada y una demanda debilitada.

En el plano mundial, el Canal de Alimentación, excluyendo la venta en línea, ha concentrado el 77,9% del volumen comercializado y se mantiene como el principal espacio para la venta de vino destinado al consumo doméstico, según datos de Grand View Research y OIV. La tendencia central de 2024 ha sido el fuerte desacoplamiento entre el volumen y el valor de mercado. Mientras la cantidad total de vino vendido se redujo a 214,2 millones de hectolitros, mínimos no vistos desde 1961, el valor mundial apenas retrocedió, sosteniéndose sobre precios medios por litro en máximos históricos. Este fenómeno se explica por la escasez de oferta, derivada de dos cosechas consecutivas marcadas por condiciones climáticas extremas, que han reducido el volumen disponible y permitido mantener precios elevados, aunque con un riesgo latente: si la producción regresa a niveles habituales, el exceso de stock podría provocar un ajuste brusco a la baja de los precios.

Los principales mercados, como Estados Unidos, Francia y Reino Unido, han evidenciado estas tendencias. En EE. UU., el Canal de Alimentación representa más del 68% de las ventas y ha sufrido caídas del 5,3% en volumen y 3,5% en valor en supermercados y tiendas especializadas, según NielsenIQ. Francia mantiene su perfil como mercado tradicional pero con consumo a la baja, y las ventas en supermercados de vinos tranquilos descendieron otro 4,9% en volumen en 2024. El Reino Unido, muy expuesto a la inflación y a la subida de impuestos especiales, ha respondido con un aumento de importaciones de vino a granel y una marcada sensibilidad al precio en el lineal.

Una de las tendencias más visibles en el Canal de Alimentación es el llamado "Gran Cambio de Color". Los vinos blancos y rosados han ganado cuota a costa del vino tinto, especialmente en los mercados occidentales. En Estados Unidos, el vino blanco ya supera el 52% de la cuota minorista, y en Alemania alcanza el 47%. El cambio responde a un consumo más informal, menos centrado en la mesa y vinculado a momentos de socialización, donde los vinos más ligeros y frescos encajan mejor con los nuevos hábitos. Además, el precio medio de los vinos blancos suele ser inferior al de los tintos, lo que refuerza su atractivo en tiempos de ajuste presupuestario. El rosado, por su parte, ha visto cómo sus ventas en supermercados y tiendas especializadas del Reino Unido crecían un 18,9% en los segmentos premium, mientras que en Alemania ha alcanzado ya el 14% del volumen minorista.

El Canal de Alimentación también ha vivido la polarización del gasto: los consumidores se concentran en los extremos del espectro de precios, optando por vinos premium por encima de los 20 dólares para ocasiones especiales o por opciones de marca blanca y bajo precio para el consumo cotidiano. El segmento intermedio, tradicionalmente fuerte en supermercados, está en retroceso porque carece de una propuesta diferenciada que seduzca tanto al comprador que busca valor como al que prioriza la experiencia. Las cifras en EE. UU. muestran caídas cercanas al 9% para vinos de entre 8 y 10,99 dólares, mientras que los vinos entre 20 y 50 dólares aumentaron sus ventas un 12% según el informe de BMO.

El formato y el envase son otra palanca de diferenciación relevante en el Canal de Alimentación. La botella de 750 ml sigue predominando, pero el crecimiento de alternativas como el bag-in-box premium y el vino en lata, especialmente entre jóvenes y consumidores que buscan conveniencia, se ha acelerado. Las ventas de vino en lata aumentaron un 15% en 2024. Además, la sostenibilidad ha pasado de ser un atributo deseable a una exigencia: dos tercios de los compradores habituales valoran este aspecto y las marcas responden con envases ligeros, materiales reciclados y botellas de papel.

En Europa, las diferencias entre mercados subrayan la necesidad de adaptar la estrategia de producto y precio a cada realidad nacional. Alemania prioriza el precio y la conveniencia, con el canal descuento representando el 37% de las ventas. Francia experimenta un declive marcado en los tintos, incluso entre las denominaciones históricas, y el consumidor está dispuesto a pagar más por vinos blancos de calidad. El Reino Unido combina una fuerte presencia de marcas propias con el crecimiento de categorías como espumosos y rosados premium, y un renovado interés por el vino nacional inglés.

El Canal de Alimentación muestra además cómo el consumidor joven, especialmente Millennials y Generación Z, elige con mayor frecuencia bebidas alternativas como RTD, espirituosos, cerveza artesanal o vinos sin alcohol. Este último segmento ha registrado en Alemania un crecimiento del 86% en 2024, aunque parte de una base pequeña. Para los profesionales del sector, la única respuesta viable pasa por una revisión profunda del porfolio de productos, enfocando la inversión en categorías y formatos en crecimiento, como blancos, rosados, vinos sin alcohol, formatos alternativos y envases sostenibles.

En definitiva, el Canal de Alimentación en 2024 se ha convertido en el laboratorio donde se prueban y ajustan las estrategias de toda la industria vinícola. El descenso del consumo, la fragmentación del gasto y el cambio de preferencias obligan a una adaptación rápida, donde solo las marcas con capacidad de reacción, innovación en producto y una propuesta clara para el consumidor logran mantener su relevancia y asegurar su espacio en el lineal.

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