Viernes 13 de Junio de 2025
Durante el año 2024, el mercado del vino en Chile atravesó una etapa marcada por contrastes. Así lo refleja el informe "El Mercado del Vino en Chile – Análisis Anual 2024", elaborado por Vinetur y publicado este viernes 13 de junio. El documento señala una fuerte caída en la producción nacional, una expansión en el comercio exterior y un mercado interno que mantiene su valor, aunque presenta dificultades de crecimiento en frecuencia de consumo.
Según el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG), la producción total de vino en 2024 fue de 930 millones de litros, una contracción del 15,6% respecto al año anterior. Esta cifra se corresponde con las estimaciones de la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV), que sitúa a Chile con 9,9 millones de hectolitros vinificados, también un 15,6% menos que en 2023. La caída responde en gran parte a condiciones climáticas adversas que afectaron zonas productoras clave, desde déficit hídrico hasta olas de calor y lluvias intempestivas, según relatan los propios productores y asociaciones sectoriales. Pese a ello, se registró una alta calidad general de las uvas en variedades tintas como Carmenère, Cabernet Sauvignon y Syrah, lo que abre la posibilidad de vinos de alto valor aunque en menor volumen.
En cuanto al desglose por tipo de vino, los vinos con Denominación de Origen (D.O.) representaron el 86,4% de la producción, con 804 millones de litros, pero también sufrieron una baja del 12,9%. Los vinos sin D.O. cayeron un 22,3% y aquellos elaborados con uva de mesa un 66,5%. La información sugiere que las bodegas priorizaron la producción con D.O. y que este segmento, aunque afectado, soportó mejor las dificultades climáticas.
Respecto a la superficie plantada, los datos disponibles son los del Catastro Vitícola Nacional 2023, ya que las cifras correspondientes a 2024 aún no han sido publicadas. La tendencia internacional es de reducción, y aunque no hay evidencia directa de que Chile haya reducido su superficie en ese año, la combinación de caídas de productividad y posibles arranques no declarados podría indicar una necesidad de replantear la estrategia productiva del país en los próximos años.
El número total de bodegas activas tampoco pudo ser confirmado con cifras oficiales actualizadas. Sin embargo, se sabe que 76 de ellas, responsables del 80% de las exportaciones de vino embotellado, están certificadas en sostenibilidad. Esto indica una alta concentración en el sector exportador, mientras que pequeñas bodegas artesanales y proyectos emergentes podrían estar operando en un entorno más vulnerable frente a las condiciones climáticas y económicas.
En contraste con la caída en la producción, las exportaciones mostraron un buen rendimiento. Chile exportó 7,8 millones de hectolitros en 2024, un aumento del 14,4% respecto a 2023. El valor total de estas exportaciones fue de 1.730 millones de dólares, un 6,1% más que el año anterior, con un precio promedio estimado de 2,21 dólares por litro. Estos envíos fueron posibles gracias al uso de inventarios acumulados de cosechas previas, dado que la producción no fue suficiente para cubrir tanto la exportación como el consumo interno.
El vino embotellado lideró las exportaciones, con 420 millones de litros y un valor de 1.300 millones de dólares, lo que representó el 75% del valor total exportado. Brasil se consolidó como el principal destino en volumen y valor para este segmento, con un crecimiento cercano al 30%. Estados Unidos, Reino Unido, Japón y Canadá también mostraron signos de recuperación. En cambio, China presentó una disminución del 11,5% en volumen y un retroceso en los precios medios, lo que lo relegó al quinto lugar en volumen exportado.
El segmento de vinos premium, definidos como aquellos con un valor superior a 40 dólares por caja, tuvo un rendimiento dispar. Aunque se enviaron 5 millones de cajas, el valor generado cayó un 4,2%. Esto podría deberse a la sensibilidad de los consumidores frente a los precios en un escenario internacional condicionado por la inflación y la cautela en el gasto.
En el mercado interno, el valor estimado para 2024 fue de 3.800 millones de dólares, según datos de Expert Market Research. A pesar de esta magnitud, no se dispone de cifras oficiales sobre el volumen consumido ni sobre el consumo per cápita para 2023 o 2024. La última cifra disponible corresponde a 2021, cuando se reportaron 10,6 litros por persona. Este dato sugiere una base sólida de consumidores, aunque con espacio para mejorar en la frecuencia de consumo, que sigue siendo baja: apenas entre el 13% y el 16% de los consumidores beben vino varias veces a la semana.
Una encuesta realizada por Criteria indica que el vino es consumido por el 61% de los adultos que beben alcohol en Chile. Se percibe como una bebida natural y saludable, asociada a contextos íntimos, familiares o románticos. En cambio, la cerveza domina los momentos de consumo con amigos. Los jóvenes menores de 30 años prefieren el vino en mezclas, como el tradicional "Terremoto" o preparaciones con frutas. Esto revela oportunidades para acercar el vino a este segmento mediante productos más accesibles, como cócteles listos para beber (RTD) o formatos alternativos.
Las tendencias de premiumización y sostenibilidad continúan siendo ejes importantes. Viñas como Concha y Toro, Undurraga y De Martino han reforzado su posicionamiento mediante certificaciones y mejoras en sus procesos. Estas estrategias no solo responden a demandas del consumidor internacional, especialmente en Europa, sino también a necesidades internas de eficiencia frente al aumento de los costes operativos.
La producción mundial de vino también sufrió en 2024. Según la OIV, se registró la cifra más baja desde 1961, con 226 millones de hectolitros. El consumo mundial cayó un 3,3% hasta los 214 millones de hectolitros. A pesar de esta caída, Chile logró aumentar su cuota en el comercio mundial, gracias a su competitividad y a una oferta bien valorada en calidad-precio. La sostenibilidad es un argumento comercial cada vez más potente, en particular en mercados donde minoristas y consumidores priorizan productos con baja huella ambiental y certificaciones verificables.
En el ámbito macroeconómico, aunque Chile mantiene un superávit comercial amplio en el sector vitivinícola, las presiones inflacionarias internacionales y las fluctuaciones del tipo de cambio afectan tanto los márgenes de exportación como los precios al consumidor en el mercado local. La necesidad de eficiencia, innovación y adaptación a las condiciones externas es constante.
El cambio climático ha dejado de ser una amenaza futura para convertirse en una condición presente que determina la realidad productiva del vino chileno. Las condiciones de la vendimia 2024, desde el adelanto de cosechas en el norte hasta el retraso de hasta cuatro semanas en el Maule por lluvias otoñales, evidencian la necesidad de ajustar calendarios, invertir en nuevas tecnologías y replantear la ubicación y variedad de los viñedos. Las heladas, las plagas y los daños por pájaros también incidieron, aunque no comprometieron en general la sanidad de la uva.
Frente a este escenario, los actores del sector vitivinícola chileno deben reforzar estrategias que les permitan sostener su posicionamiento internacional y, al mismo tiempo, dinamizar su mercado interno. Invertir en adaptación climática, diversificar la oferta de productos, mejorar la gestión de inventarios y fortalecer la promoción de los vinos chilenos en el exterior son algunas de las medidas necesarias para hacer frente a un entorno productivo y comercial en constante cambio.
El informe de Vinetur concluye que la industria chilena sigue siendo un pilar económico importante para el país y que, pese a las dificultades productivas del último año, su capacidad de adaptación y la calidad reconocida de sus vinos permiten mantener una posición relevante a nivel mundial. Sin embargo, los márgenes de maniobra dependen cada vez más de decisiones estratégicas que deben tomarse desde ahora.
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| (PDF)Informe Mercado Vino Chile 2024 |