Madrid
Lunes 03 de Junio de 2013
El pasado jueves se celebró la primera jornada del VII Congreso Nacional del Enoturismo, donde se pusieron en común diferentes proyectos, vivencias y experiencias en torno al mundo del vino, la gastronomía y el turismo. Entre los ponentes se encontraba Mar Sánchez, una de las fundadoras de Entre Cepas, que fue la encargada de exponer a los asistentes las claves para que un proyecto enoturístico sea un éxito.
Para ello, Mar comenzaba explicando qué es el turismo enológico: "el enoturismo se basa en las sensaciones, las vivencias y los recuerdos del viajero que comparte con sus familiares y amigos" y apuntaba un dato "más de 1,5 millones de personas en España están consideradas enoturistas, lo que hace que nuestro territorio sea el tercer país enoturístico en Europa por detrás de Francia e Italia".
Pero no sólo con los recuerdos y las sensaciones se obtiene el éxito, sino que hay que cuidar muy bien todos los detalles ya que, también, influyen otros factores como la calidad y profesionalización del servicio. Para las bodegas, según Mar, "el enoturismo es un canal de comunicación directa con el cliente, es importante tenerle informado siempre de manera personal de todas las actividades que se realizan en las bodegas para tratar de fidelizarlo". Este tipo de turismo representa también un canal de distribución del producto, y se apuntaba Mar que "durante una visita el cliente no se puede ir de la bodega sin comprar un vino, si no lo estamos haciendo muy mal", ha concluido Sánchez.
Además, Mar afirmaba que el enoturismo es una vía para el desarrollo y el progreso económico de un territorio ya que, al ofrecer este tipo de turismo unido a otros recursos culturales, gastronómicos o patrimoniales para crear una oferta global de ocio, son muchos los agentes y actividades indirectas que se ven beneficiadas por la implantación de la actividad enoturística en una región o comarca. Valores añadidos que aportan un grado de singularidad y autenticidad que el viajero aprecia y que luego transmite a los suyos. "El perfil de este tipo de turista es el de una persona de 46 a 50 años experimentada y exigente con un índice de satisfacción muy elevado que busca experiencias únicas y suele pernoctar en hoteles de cuatro estrellas".
Y, sobre todo, es muy importante tener en cuenta el lenguaje que se emplea a la hora de explicar el proceso de elaboración del vino durante una visita a una bodega, ya que no todo el mundo tiene el mismo conocimiento sobre esta materia. "El viajero debe irse con la sensación de que ha aprendido algo y quiere volver para saber más". Mar Sánchez concluía la ponencia con un mensaje final "el éxito se basa en la personalización del servicio y escuchar lo que el cliente demanda".