Miércoles 09 de Abril de 2025
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El CIHEAM Zaragoza ha acogido los días 8 y 9 de abril la octava reunión del grupo de emprendedoras agrarias españolas del proyecto europeo GRASS CEILING. El encuentro ha reunido a una veintena de personas, entre ellas ocho mujeres que lideran iniciativas agroalimentarias en zonas rurales de Aragón, Asturias y Castilla y León. El objetivo ha sido analizar las barreras que afectan al emprendimiento femenino en el medio rural y proponer medidas para mejorar su situación.
Las participantes han coincidido en que la brecha de género sigue presente en el sector agrario. A pesar de su formación técnica, sus ideas innovadoras y su papel en la economía local, las mujeres encuentran obstáculos que dificultan su desarrollo profesional. Entre ellos, han señalado la falta de infraestructuras básicas, la escasa conectividad digital, la carga de trabajo doméstico y familiar, y una normativa que no se adapta a las condiciones del medio rural.
Durante las jornadas se ha puesto en valor el tipo de innovación que impulsan estas emprendedoras. Muchas están aplicando tecnologías avanzadas en sus explotaciones, como maquinaria moderna o herramientas digitales para la gestión administrativa. También están introduciendo nuevos cultivos para mejorar la sostenibilidad del terreno. Sin embargo, han subrayado que su enfoque va más allá de lo técnico: buscan también cambios sociales. Algunas están creando redes de colaboración entre mujeres rurales, promoviendo la formación o desarrollando proyectos con impacto comunitario.
Otro aspecto que se ha tratado es el modelo productivo respetuoso con el medio ambiente que muchas de estas mujeres están adoptando. Utilizan materias primas locales y reducen los intermediarios para vender directamente al consumidor. Esta forma de trabajar permite reducir costes logísticos y mantener un vínculo más estrecho con el entorno.
Las asistentes han compartido experiencias sobre las dificultades económicas que supone innovar en el campo. La inversión inicial en maquinaria o instalaciones es elevada, y los ingresos no siempre permiten asumir ese riesgo. A esto se suman los problemas estructurales del sector agrario: precios inestables, costes y una normativa europea exigente.
También han hablado sobre la falta de tiempo como una barrera personal importante. Muchas mujeres deben compatibilizar el trabajo en la explotación con las tareas del hogar o el cuidado de familiares. Esta sobrecarga limita su capacidad para formarse o desarrollar nuevas ideas.
El proyecto GRASS CEILING busca dar respuesta a estos problemas mediante un enfoque participativo. A través de los llamados “Living Labs” o laboratorios de experiencias, se trabaja directamente con mujeres rurales para identificar necesidades reales y proponer soluciones prácticas. Estos espacios permiten compartir conocimientos, recibir asesoramiento y generar redes de apoyo.
En Zaragoza se han debatido propuestas agrupadas en cuatro líneas principales: apoyo personal para superar estereotipos; mejora de servicios e infraestructuras rurales; adaptación del sector agrario a las necesidades específicas de las mujeres; y revisión de políticas públicas relacionadas con el medio rural.
Entre las medidas planteadas figuran el impulso a la formación técnica y empresarial, el fomento del trabajo colaborativo mediante cooperativas o asociaciones, el acceso a recursos financieros adaptados al medio rural, y una mayor presencia femenina en órganos de decisión.
GRASS CEILING forma parte de un consorcio europeo que trabaja en nueve países. Su objetivo es contribuir a los compromisos de igualdad de género asumidos por la Comisión Europea mediante recomendaciones basadas en datos reales recogidos sobre el terreno. El proyecto busca fortalecer el papel económico y social de las mujeres rurales mediante herramientas concretas que puedan ser aplicadas por administraciones públicas y entidades privadas.
El encuentro celebrado en Zaragoza ha servido para poner sobre la mesa tanto los problemas como las posibles soluciones al emprendimiento femenino rural. Las participantes han coincidido en que es necesario seguir trabajando desde distintos niveles para lograr un entorno más justo e inclusivo para las mujeres del campo.
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