Viticultores piden ayuda a la UE ante el cambio climático

Rigotti propone un plan de choque para salvar los viñedos europeos

Lunes 07 de Octubre de 2024

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Luca Rigotti, presidente del Grupo de Trabajo Vitivinícola de Copa-Cogeca, ha expresado su preocupación por el futuro del sector vinícola europeo y ha propuesto una serie de medidas que, en su opinión, la Unión Europea debería implementar

El sector del vino en Europa atraviesa un momento complicado, con un descenso en el consumo, cambios en las preferencias de los consumidores y una creciente dificultad para cultivar viñedos debido al cambio climático. A ello se suman herramientas agronómicas que a menudo resultan insuficientes, así como incertidumbres comerciales y regulatorias. Pese a este entorno complejo, el sector se mantiene como un líder en exportaciones agrícolas, con un valor anual de 130 mil millones de euros y un impacto directo en el empleo de 2,9 millones de personas en la UE, generando riqueza en numerosas regiones vitivinícolas de renombre.

Ante esta situación, Luca Rigotti, productor de uva y presidente del Grupo de Trabajo del Vino de Copa-Cogeca, propone una serie de medidas que la Unión Europea podría implementar para apoyar a los viticultores. Rigotti resalta que las acciones deben ejecutarse en todos los niveles: local, nacional y europeo, y destaca el rol de la UE como coordinador de respuestas estructurales que ofrezcan estabilidad y crecimiento a largo plazo para el sector.

El Grupo de Alto Nivel sobre el Futuro del Sector del Vino en la UE, recientemente creado por la Comisión Europea y que celebró su primera reunión el 11 de septiembre, representa un paso adelante en este sentido. No obstante, durante estas primeras discusiones, una de las propuestas que se planteó fue la posibilidad de recurrir al arranque de viñedos como medida de emergencia en las regiones más afectadas. Para Rigotti, el arranque es una solución extrema que debería usarse de manera temporal y solo en contextos específicos. Considera que en lugar de eliminar viñedos de manera permanente, se podría establecer un mecanismo temporal que permita a los viticultores recuperarse de momentos difíciles sin destruir años de trabajo.

En este sentido, Rigotti sugiere ajustar el sistema de autorizaciones de replantación, alargando su validez de 3 a 8 años. Esto permitiría a los productores dejar descansar el suelo por más tiempo, lo que aportaría beneficios ecológicos, y les daría margen para analizar los cambios del mercado antes de decidir qué variedades plantar. Subraya que estas autorizaciones ya forman parte del inventario de los productores y no afectarían el límite nacional de plantación, pero sí mejorarían la flexibilidad y capacidad de respuesta de los viticultores ante la volatilidad del mercado.

Por otro lado, Rigotti recalca la importancia de las políticas de promoción y las denominaciones de origen protegidas (DOP) en el éxito del sector europeo. Con más de 1600 denominaciones de origen protegidas en la UE, la promoción ha sido un apoyo fundamental para introducir los productos europeos en nuevos mercados internacionales. Expone que es fundamental seguir apoyando estas campañas de promoción, no solo fuera del continente, sino también en el mercado interno, para incentivar el consumo dentro de la propia Europa.

En cuanto a la adaptación al cambio climático, Rigotti señala que, aunque el sector ha avanzado en la reducción de su impacto ambiental, es necesario que la UE responda de manera más ágil y simplifique la implementación de mecanismos de crisis a nivel nacional, como la destilación y el almacenamiento privado. La flexibilidad en la gestión del presupuesto sectorial permitiría, además, trasladar los fondos no utilizados al siguiente año, lo que ofrecería mayor estabilidad y capacidad de planificación.

Otro punto importante para el presidente de Copa-Cogeca es la necesidad de restaurar la competitividad del sector. Con el aumento de los tipos de interés y la inflación, los márgenes de beneficio se están reduciendo, lo cual limita la capacidad de inversión e innovación. Para Rigotti, abordar estas dificultades es clave para identificar y aprovechar nuevas oportunidades de mercado.

Además, Rigotti llama la atención sobre el papel de las cooperativas vitivinícolas, que fortalecen la posición de los productores en la cadena de valor. Afirma que estas cooperativas representan una herramienta esencial para el desarrollo del sector y deberían recibir más apoyo por parte de los responsables políticos europeos. Lamenta que durante las recientes campañas electorales europeas se haya pasado por alto la contribución de las cooperativas al desarrollo agrícola. Sugiere que, al evaluar las ayudas públicas, se tenga en cuenta el modelo cooperativo y se calcule el total de la facturación en función del número de miembros, lo que permitiría clasificar a muchas cooperativas como pequeñas y medianas empresas (PYME) y facilitar su acceso a medidas de apoyo.

Rigotti concluye señalando que estas son solo algunas de las propuestas que él y sus colegas del Grupo de Trabajo del Vino de Copa-Cogeca han presentado a la Comisión Europea al inicio de esta legislatura, con la esperanza de que se tenga en cuenta la realidad a la que se enfrentan los viticultores europeos y se tomen medidas concretas y efectivas.

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