Jueves 09 de Noviembre de 2023
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Este artículo está relacionando con el arte de juzgar, sin escuchar, ni empatizar, sin haberlo probado previamente o catado, y tan ni siquiera darle la oportunidad a los nuevos elementos o personas. Que en muchas ocasiones será el cierre de puertas a nuevos horizontes por haber alimentado ideas preconcebidas y sin ni siquiera haberlas reflexionado. La idea es, antes de juzgar, evaluarlo con inteligencia y sin diálogos externos. Para decidir con amor y simpática, el sí debes degustarlo y darte el regalo de obtener tu propio juicio o fruto.
¿En cuántas ocasiones se juzga a primera vista sin conocer a la otra persona? Y ¿En cuántas ocasiones se niega el probar algo diferente, que puede ser un placer para el alma o el paladar?
Siempre que hagas un consumo moderado del mismo, los diferentes ingredientes de los que todo vino está hecho provocará que nuestro cerebro libere serotonina y dopamina, dos neurotransmisores cuyo último fin será la felicidad y la alegría.
Hay distintos estudios sobre el vino y la salud, que prueban que esta bebida aporta grandes beneficios para el cuerpo humano. Algunos que intervienen en la búsqueda son:
Observa con madurez y con delicadeza el brillo, porque decidir abrir o no una botella de vino blanco o tinto por gusto, es sencillo y no hace daño. Pero cuando la observación es negativa hacia otra persona y se la descalifica, por su aspecto, por sus maneras de hablar o escribir, por su estado civil, por su orientación sexual, edad, por ser diferente, por su educación, religión, color de piel o estatus socioeconómico y etc ... Puede dolerle y en ocasiones puede ocasionar un gran daño y un gran desconsuelo, hacia otro ser.
Te propongo que al igual que se mira con cariño, el vino para degustar, la calidad, el color, estado, claridad, tonos, madurez, matiz, viscosidad, admiración, ternura, placer, olfato, ganas, incertidumbre, curiosidad, entusiasmo, gracia y risas a la hora de escoger la botella. Haz lo mismo con otros seres o temas.
Visualiza las catas de vinos a ciegas, donde después de catarlo y quitarle la cubierta, el vino te sorprende y te apasiona. Al igual que los bombones, que aparentemente parecen pobres de colores y al abrirlos, degustarlos, son una exquisitez para el paladar.
La realidad la interpretamos en función de nuestra caja interna. Si tomas consciencia de ello, libera de mucho malestar y sufrimiento.
Abre tu mente, vacíate de prejuicios y no te quedes en la etiqueta. ¡Conócela! Y concédete y concédela, la oportunidad de improvisar.
Actúa con sensibilidad, no te quedes en la imagen, indaga, investiga y explora. Y comparte lo que ves y sientes. ¡Simplemente, conecta antes de quedarte en la primera mirada!
"No juzgues a alguien por la apariencia de su éxito. Nadie sabe cuántas batallas ha tenido que luchar en su interior."
"No juzgues a cada día por la cosecha que obtienes, sino por las semillas que plantas" Robert Louis Stevenson
¿Por qué no es bonito juzgar? Comparto mi reflexión: El Juzgar y la salud no son amigos, te quita belleza del ser, paz, hiere a otras personas, hace enemigos, pone barreras entre los seres humanos, no es beneficioso para la salud emocional, mental y física. Y no deja que fluya la magia y la sinergia entre personas. Y ahora, ¿Cuál es tu meditación?
Te propongo un ejercicio de introspección, usando La Ley del espejo (Lo que ves en los demás es tu reflejo), que está muy relacionado con el artículo de hoy. Los cuatro pasos en los que se basa son los siguientes:
Respóndete con honestidad; ¿Qué te pertenece a ti? ¿Qué le pertenece a él, ella o ellos? ¿Cómo te hace sentir cada vez que agitas el vaso con tu vino exclusivo? Y ¿Cómo te hace sentir el vino que te afea el paladar?
"Lo que vemos en los demás nos revela información de lo que somos nosotros mismos". Algunos estudios sobre psicología personal, afirman que el exterior actúa como un espejo para nuestra mente.
Quizás cueste verlo, desde este punto de vista, por los daños del pasado y en muchas ocasiones se vaya directamente a lo malo. Pero vivir con ojos y corazón de amor, da paz, belleza a la persona internamente y externamente. Labra comunidades bonitas, llenas de bondad y humanidad, para brindar con un buen vino y generar amigos.
Habrá personas o cosas que sepas, que no congenian contigo, pero que sea desde la poca conexión o por llevar caminos diferentes, pero no, por una reputación o ser diferentes.
Cambiar la filosofía de ver la vida, las cosas, es difícil; Cuesta, porque las costumbres, maneras, formas de ser, de pensar, hábitos, creencias, y etc. A veces llevan mucho tiempo en la persona, y quien haya pasado por esta transformación, sabe que el resultado es divino, pero también intenso y conlleva muchos días de esfuerzo, que te dan, incluso dolor, en cada rincón de tu cuerpo y tocan sin cesar tu interior.
He conocido personas y vinos, que me han enseñado, aportado valores, sabores, risas y momentos diferentes, que yo misma, nunca hubiese planeado para mi. Agradezco la fortuna, porque se han creado divinas amistades y la delicadeza de saber elegir sin juzgar.
Si te cuesta no juzgar por alguna experiencia del pasado y avanzar tras algunas etapas en la vida, no te olvides, que tienes la oportunidad de pedir la ayuda necesaria, para volver a resurgir con todas tus fortalezas y mirar con amor, y no con rencor.
Por esto y mucho más adoro acompañar y guiar a otras personas, por todos estos aprendizajes y prácticas positivas, y los considero fundamentales para la convivencia diaria. Y lo mejor de todo, funcionan para el día a día y quizás también te funcionen a ti, para ayudarte a transformar todo lo que te pesa, te ciega, o no te deja avanzar hacia tu bienestar emocional. Enseñarte desde la dulzura a tener otra mirada de las cosas o personas, y después descorchar tu botella para momentos especiales.
Deseo que empieces tu día con una bella sonrisa y tengas una excelente velada, con tu botella de vino predilecto. Si estimas compartirme tu ensayo o conocer más información sobre este tema, ¡Escríbeme! Estaré encantada de leerte.
Un abrazo, Elena Naranjo
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