Javier Campo
Martes 23 de Agosto de 2022
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Pues una de las dialécticas con las que me he encontrado en mi profesión: compatibilizar el tabaco dentro del mundo de las bebidas. Hace ya muchos años que dejé de fumar, pero, incluso cuando fumaba, cuando se podía fumar en los restaurantes, no comulgué nunca con esta disciplina incluida en la sumillería. Sí. Para los que no lo sabíais, el cigarro puro es parte (o ha sido parte) de la formación en sumillería. Sí. Parece incongruente, pero muchos temarios siguen obsoletos en muchas facetas, pero cuesta cambiar a mucho retrogrado.
El mundo del puro es muy amplio y hay verdaderos expertos muy formados en esta disciplina. Términos como tripa, capote, perilla o vitola se escapan a la mayoría de los sumilleres.
La procedencia del puro, la variedad del tabaco, la manera de encenderlo, el tiempo de fumada, la conservación... todos estos parámetros que para aquellos que no fuman se pierden, se tienen muy en cuenta en el mundo de los fumadores de puros.
Hay fumadores de puros que, disfrutan de todo el ritual que conlleva el consumo del puro. Otros, y durante muchos años, y esto lo he vivido, han fumado puros por esnobismo y pura ostentación, incluso acabando mareados. Afortunadamente ya no se puede fumar en un restaurante, pero recuerdo en medio de una neblina (literal) como el olor y el humo de un par de clientes podían perturbar los sentidos del resto de clientela que no fumaba.
Y es que el humo perturba los sentidos. El tabaco afecta a las papilas gustativas y resta percepción de los sabores básicos y, en lo que a los aromas se refiere, tanto si los detectamos por la nariz como por la boca en retronasal, también se ven afectados y la percepción merma ostensiblemente.
Por descontado, la práctica de la cata amateur o profesional de una bebida como por ejemplo el vino y la práctica de fumar puros son incompatibles. Y ahora es cuando alguien fumador de puros se rasga las vestiduras y empieza a defender a capa y espada su derecho a fumar y su sapiencia con respecto a los placeres hedonistas de la vida. Hay algunas destilerías que armonizaban algunos de sus whiskys (por ejemplo) con algunos tipos de puros. ¿Era por vender la copa mientras se fumaba? Unos dicen un no rotundo y otros guardan silencio con un atisbo de sonrisa mal disimulado.
Algunos podrán pensar que el tabaco es malo para la salud, y otros, podrán pensar también que el alcohol es malo para la salud. Entonces ¿los sumilleres somos una mala influencia? Pues ahí lo dejo.
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