Rioja Alavesa, tierra de nuevos talentos

Presentación del evento en Dspot. Foto: David Manso El Basque Culinary Center y la Diputación de Álava organizó la semana pasada una comida para...

Lunes 08 de Noviembre de 2021

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Presentación del evento en Dspot. Foto: David Manso

El Basque Culinary Center y la Diputación de Álava organizó la semana pasada una comida para dar a conocer el talento joven, la excelencia y la innovación de los nuevos productores que están emergiendo en la Rioja Alavesa. El evento estuvo dirigido por Diego Guerrero en el DSpot, su taller de creatividad, y seguidamente en el DSpeak donde se degustó una adaptación del menú de su icónico restaurante DStage. Durante esta experiencia gastronómica se presentaron las características y particularidades de este territorio, las bodegas y sus vinos más representativos, que se pudieron degustar junto con la cocina de Diego.

Ubicada al sur de la provincia de Álava, Rioja Alavesa es una comarca de poco más de 300 km2 que se encuentra delimitada al sur por el río Ebro y al norte por la imponente sierra de Toloño y que comprende 15 municipios –con Laguardia como centro neurálgico– y una población de 12.000 habitantes. La cultura del vino está muy presente desde tiempos inmemoriales en estas tierras, agraciadas con unas condiciones excepcionales para el cultivo de la vid, que se remonta a la época romana. Su situación geográfica, su clima –atlántico, seco y soleado– y el tipo de suelo –predominantemente arcillo-calcáreo y distribuido en terrazas y pequeñas parcelas– hacen que sea perfecta para la elaboración de tintos excepcionales, aunque también se producen extraordinarios blancos y rosados.

Actualmente, la zona de Rioja Alavesa –una de las tres en las que se divide la D.O.Ca. Rioja, junto con Rioja Alta y Rioja Oriental– alberga unas 300 bodegas entre las que se encuentran desde algunas de las más reconocidas de nuestro país, tanto por tradición e historia como por calidad y excelencia, hasta proyectos emergentes que la convierten en una de las regiones que más está apostando por el talento, la juventud, los pequeños productores, la singularidad y la innovación.

Los talentos emergentes en Rioja Alavesa

Las bodegas participantes en el evento fueron:

GIL BERZAL. LA PUESTA EN VALOR DEL VIÑERÓN

Una de las bodegas que mejor representan la apuesta por los nuevos talentos en Rioja Alavesa es Gil Berzal, situada en Laguardia y dirigida por los hermanos Saúl y Benjamín Gil Berzal, quinta generación de una familia de viticultores apasionados y comprometidos que se han propuesto recuperar la figura del viñerón (en francés, vigneron), cuya filosofía responde a un concepto de triple A. «El viñerón es, al mismo tiempo, agricultor, artesano del vino –capaz de lograr un gran producto con una visión pequeña– y amante del territorio corto», explican. Esto es, que se limita a una pequeña localización para obtener una gran producción gracias a su capacidad de interpretar la añada, la parcela y la biodiversidad en conjunto de la comarca.

Así, como auténticos artesanos, Saúl y Benjamín controlan todos los procesos de elaboración del vino y trabajan la viña de una manera muy característica, siguiendo pautas biodinámicas y regenerativas para conseguir vinos orgánicos, finos y ligados a su tierra y su cultura, que recuperan el vínculo con la naturaleza y respetan sus ritmos en pro de un futuro sostenible. En palabras de Saúl, esta viticultura libre «no se ajusta a las reglas marcadas para buscar vinos que se alejan de las modas, el artificio y el low cost o de las superproducciones donde priman el precio y la rapidez; porque el vino es, para mí, un arte».

Fruto de su arranque y juventud, Saúl y Benjamín elaboran vinos tan originales como el vino de hielo Bajo 0o Ice Wine o Buscando El Paraíso, un blanco multivarietal en tierra de tintos que, sin embargo, es un fiel reflejo del terruño en el que nace, en Laguardia. Buscando El Paraíso 2019 combina las variedades de uva Chardonnay, Garnacha blanca, Malvasía, Maturana blanca, Sauvignon blanc, Tempranillo blanco, Turruntes, Verdejo y Viura, crecidas en un suelo arcilloso-calcáreo y procedentes de una vendimia manual y una viticultura ecológica que integra prácticas biodinámicas y regenerativas. Se elabora con fermentación alcohólica con levaduras indígenas en barricas de 225 l y reposa diez meses sobre sus lías y se embotella sin filtración, clarificación ni sin sulfitos añadidos en todo el proceso.

FINCAS Y BODEGAS JOSÉ BASOCO BASOCO. TRADICIÓN Y MODERNIDAD PARA UN VINO DE TENDENCIA

Otro ejemplo del talento joven en la zona es Fincas y Bodegas José Basoco Basoco, proyecto erigido en el corazón de Rioja Alavesa, en Villabuena de Álava (Eskuernaga), a cinco minutos de Laguardia. Se trata de una bodega de reciente construcción –fue edificada en el año 2000– que aúna tradición y modernidad. De sus tres plantas, dos se encuentran soterradas, un sistema que contribuye a mantener una temperatura constante y crea un espacio ideal para la elaboración y la crianza de sus vinos. Todos ellos están elaborados con uvas de sus propios viñedos, que comprenden nueve hectáreas dedicadas, el 80 % a la variedad Tempranillo, el 10 % a Viura, el 5 % a Graciano y el 5 % restante a Malvasía. José Basoco Basoco apuesta por las bajas producciones y el cultivo ecológico y la calidad de sus vinos se debe, en gran parte, a sus suelos arcillo-calcáreos, excelentes para que las cepas absorban la humedad necesaria, y a la ubicación de los viñedos, protegidos del viento del norte por la sierra de Cantabria.

Entre sus elaboraciones más singulares se encuentra el tinto Matapaja 2018, un 100 % Tempranillo que procede de una sola parcela de Finca Barronte, de los viñedos situados en la zona más alta del pueblo, con orientación suroeste. La edad de sus cepas es de 40 años y sus suelos destacan por sus altos niveles de cal. Se trata de un vino que presenta una fuerte cohesión con la bodega de la que procede, que asienta sus raíces en una elaboración artesanal y tradicional pero que responde a las nuevas tendencias de consumo. Completamente alejado del típico Tempranillo riojano, Matapaja 2018 ofrece aromas intensos de fruta madura y una boca fresca, sedosa y de final largo. En definitiva, es puro equilibrio entre su crianza en madera nueva de roble francés durante un año y el carácter varietal.

BODEGAS BHILAR. EJEMPLO DE SOSTENIBILIDAD

Bodegas Bhilar es una pequeña bodega boutique localizada entre las pequeñas áreas vinícolas de Elvillar y Kripán, en Rioja Alavesa, y dirigida por David Sampedro –ingeniero, enólogo y viticultor– y su mujer, Melanie Hickman. Su objetivo es hacer vinos con alma desde el terroir, respetando la tierra y trabajando solo con uvas autóctonas, caracterizadas por la elegancia, la potencia y la frescura que aportan la altitud y el clima frío de la zona. Sus 16 hectáreas de viñedo están certificadas como ecológicas y se cultivan siguiendo los principios de la agricultura biodinámica, trabajando exclusivamente con caballos de arado. Los vinos se elaboran utilizando energía solar y buscando la mínima intervención en la bodega, parcialmente subterránea y equipada con depósitos de hormigón y tinas de madera francesa.

Además de rescatar pequeñas parcelas antiguas, Bodegas Bhilar invierte sus energías en restaurar terrazas históricas y en la plantación de variedades que aportan frescura a los vinos como Graciano, Garnacha tinta y blanca y Maturana tinta y variedades blancas como Viura y Garnacha blanca. Así, entre sus vinos se pueden encontrar joyas como Phinca Hapa 2018, un tinto elaborado con Tempranillo (92 %), Graciano (6 %) y Viura (2 %). Se trata de una pequeña producción (7.000 botellas) de un vino artesanal e íntimo, que es el sueño hecho realidad de sus productores y que representa su historia y sus orígenes. De color rojo picota de capa alta, revela en nariz complejidad e intensidad, con recuerdos a fruta roja de hueso y cuero, y se muestra en boca con mucho volumen y peso, aunque fácil de beber y ágil, gracias al equilibrio que le aporta una justa acidez.

BODEGAS MURO. RECUPERACIÓN DE VARIETALES EN DESUSO

Bodegas Muro pertenecen a una familia de Lapuebla de Labarca ligada a la viticultura desde 1892. La actual generación de los Muro ha renovado totalmente las estructuras productivas de su viejo viñedo y ha reiniciado la actividad embotelladora. Los viñedos (80 % Tempranillo, 5 % Graciano, 5 % Maturana, 9 % Viura y 1 % Garnacho) son propios y están orientados al sur, a una altitud que oscila entre los 450 y los 570 metros. Reciben escasas precipitaciones a lo largo del año, alrededor de 380 litros, lo que hace que las uvas tengan una gran personalidad. Bodegas Muro elabora vinos al más puro estilo de sus antepasados, desde jóvenes a crianzas y reservas, con monovarietales de vendimia seleccionada, y trabajan la uva mezclando las técnicas más modernas con el saber tradicional.

Su tinto Muro Maturana 2018, 100 % Maturana, se elabora exclusivamente en tres parcelas de dicha variedad. La crianza es de 15 meses en barrica de roble francés. Se trata de un vino que permite descubrir la riqueza y la diversidad de las variedades de uva en recuperación que ofrece la Rioja Alavesa, en este caso la Maturana, que ofrece una mezcla de sensaciones y sabores desde el torrefacto al balsámico. Su final, con efecto sorpresa, no deja indiferente.

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