Wine Rider: Relax, cultura y naturaleza a una hora de Madrid

A una escasa hora conduciendo desde Madrid encontramos Finca La Estacada. Un complejo de enoturismo para relajarse, conocer la herencia romana en la zona, sus paisajes y sus vinos.

David Manso

Lunes 19 de Abril de 2021

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El camino desde Madrid se hace corto viajando por la A-3, una hora escasa. Pero voy con tiempo y prefiero disfrutar de la conducción. Pongo destino a Finca la Estacada no si antes decirle al GPS que evite autopistas. Las carreteras al sur de la capital me permiten disfrutar de la conducción a lomos de la R 1250 GS, va de lujo. Llegando a Arganda, muchos olivares y los primeros atisbos de la viticultura al sur de nuestra región. Luego llegan Valdilecha, Estremera y finalmente Barajas de Melo. Es viernes, los pueblos me reciben tranquilos, sin apenas tráfico. Una Zona de tierras salpicadas de terrenos de labranza. Contemplo el color rojizo de las baldías que se mezcla con el verde intenso de los cultivos, donde Tractores al fondo laborean el campo. El viaje se hace un poco más largo, pero más apetecible. En hora y cuarenta minutos llego a Finca La Estacada.

Muy distinta es la imagen actual de la que pudiera tener en sus orígenes como finca de labor. La Estacada, nombre que mantiene, ha visto pasar por sus puertas no sólo enoturistas en busca de experiencias y relajación. Mucho antes de ser el actual templo de culto al vino, viajeros íberos y romanos recorrían la calzada que unía Segóbriga con Complutum, actual Alcalá de Henares, en esta misma localización. Este pasado, está presente hoy en la propia finca y en los diferentes lugares de interés cultural que desde el complejo podemos visitar.

La tierra es el origen de todo, y en La Estacada lo tienen muy presente. La vid se cultiva en bonitos parajes sobre leves lomas de suelos duros, pobres, arcillosos, con alta proporción caliza (yeso y minerales), condiciones particulares que serán transmitidas a sus vinos. El clima y sol manchegos facilitan un buen desarrollo de la uva, y será la mano de David Moreno, enólogo de La Estacada, y el trabajo en bodega, quienes los perfilen para lograr reflejar el lugar donde nacen. La tierra.

La mejor manera de conocer sus vinos es disfrutarlos junto a la gastronomía de la zona. Pero antes de ello, os propongo una ruta para conocer sus alrededores y un par de puntos de interés cultural. No olvidemos que el enoturismo nos da la posibilidad de conocer las tradiciones y cultura de la zona visitada.

Salgo de La Estacada para conocer el Monasterio de Uclés. Para llegar, establezco una ruta que me libre del aburrido tramo de autopista y me lleve por carreteras secundarias y caminos rurales. En apenas veinte minutos, el camino rural que parte de Huelves, transitable también en coche, me lleva hasta allí. Disfruto de la tranquilidad que me dan los verdes campos y de las bonitas vistas de los paisajes conquenses. Una primera parada desde el mirador para contemplar sus esta magnánima construcción conocida por su majestuosidad como "El Escorial Manchego". La vista de poco más de una hora, nos descubre cómo era la vida monacal, arte, los diferentes estilos arquitectónicos y el pasado ligado a la Orden de Santiago de este importante enclave religioso. Algo que me llamó la atención, a parte de sus dimensiones, son los diferentes usos que ha tenido a lo largo de la historia, entre otros el de hospital y cárcel.

Proseguimos ruta a conocer más de la huella del paso del imperio romano en la zona. El camino rural que se deja para visitar Uclés y su monasterio, continúa dirección Segóbriga. Son otra vez veinte los minutos que nos lleva para llegar al Parque Arqueológico de Segóbriga. Esta antigua ciudad con una muy buena conservación, nos vuelve a incorporar a varios tramos de la calzada romana y cómo era la vida de sus pobladores. Un importante emplazamiento en la meseta manchega que tuvo sus orígenes por la riqueza de su suelo (minas de yeso) y la fertilidad de sus tierras.

Relajarse forma parte del enoturismo

Ya de vuelta, y aparcada la moto, me alojaré en el hotel de La Estacada, es hora de disfrutar tranquilamente de sus vinos sin la preocupación de conducir junto a la gastronomía de la zona en el restaurante. La variedad en la carta es amplia y los platos muy apetecibles. Me decido por probar algo propio de la tierra. Ensalada de perdiz, una tapa de zarajo, morteruelo conquense, y para rematar paletilla de lechal. Todo ello con uno de los vinos top de La Estacada, Syrah – Merlot 2016. Muy buena armonía en la mesa y el vino muy rico. Café, no me entra postre, y a descansar.

Por la tarde, otra de las actividades que podemos realizar es pasear. Un agradable recorrido que nos llevará por caminos que bordean sus viñedos o a la Ermita de Ntra. Sra. de Riánsares, donde también encontraremos una zona de recreo.

Bajada la comida, decido disfrutar de su spa. Porque relajarse también forma parte de esas experiencias que comprende el enoturismo. Varios son los tratamientos, masajes, envolturas,...etc. que nos ofrece su centro de vinoterapia, y en los cuales el vino cobra protagonismo. Me decido por el circuito termal para relajarme tras disfrutar de un largo día de enoturismo.

Para cerrar la jornada, unas tapitas en el winebar acompañadas de otro de sus vinos. Secua Cabernet – Syrah. Un buen cierre a una jornada llena de experiencias. Son más las actividades que podemos realizar en el centro, algo que nos permitirá repetir en un futuro. La Estacada es un lugar ideal para relajarse, disfrutar del vino, de la gastronomía y de las diferentes rutas que podemos realizar. Resumiendo, un full time de enoturismo.

David Manso
Licenciado en Marketing y apasionado del vino.
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