Ni soy blogger, ni gurú, ni quiero serlo

A finales de mayo fui de visita a dos bodegas de la DO Valdeorras, a probar alguno de mis admirados...

Lunes 04 de Julio de 2016

Compártelo

Leído › 8411 veces

A finales de mayo fui de visita a dos bodegas de la DO Valdeorras, a probar alguno de mis admirados godellos y de paso, compartir experiencias con mis vecinos gallegos. Muy buena experiencia. Buena gente y buenos vinos.

Ya casi cuando terminábamos la visita, salió el tema de los blogueros de vino.  Tanto a mí como a la guía de la excursión detestábamos esa figura. Esta nueva legión de figurones, trepas y de gorrones que sueles ver en tu camino es algo insoportable. Muchos de estos personajes pululan por los eventos con la intención de no pagar absolutamente y encima el organizador no tiene tampoco intención de cobrarles, "no vaya a ser que hablen mal".

Las llamadas nuevas tecnologías son estupendas en muchos sentidos pero en otros, pueden ser muy dañinas. Pueden convertir a cualquier mediocre o caradura en un arma letal si consigue tener miles de "followers". Leí algún caso de blogueros que se negaban a pagar sus cuentas en restaurantes diciendo al dueño; "tengo miles de seguidores y como no me regales la cena, te voy a poner a parir en mi blog". Y el dueño, muerto de miedo, aceptó. Por lo visto, no son casos aislados. Hay más de lo que pensamos.

Estar bajo una dictadura es siempre muy incómodo. Vivimos en los tiempos de la inmediatez y de que las noticias lleguen al público casi antes de que salgan. Y ahora que todo el mundo puede opinar públicamente de todo y en el acto, produce estas cosas: que salgan "opinadores" que encima chulean al personal. Tú da 50.000 seguidores a un mediocre opinador y habrás creado un monstruo.

A todos nos viene a la cabeza el sr Parker, el de la "parkerización" de los vinos (palabra ya de por sí, horrible). Es un señor americano que decidía con sus puntitos (hablo en pasado porque parece que se ha retirado) la suerte de bodegas y regiones enteras. No entiendo muy bien las loas y los agradecimientos mundiales que ha cosechado este señor. No dudo que sepa de vino. Lo que me espanta es el poder que se le ha dado.

¿No es ésta una peligrosa dictadura? A mí me parece insoportable. Parker indirectamente dictaba a los productores el estilo de vino. Cuando dijo que el vino debía ser contundente, alcohólico y con madera, allá que fue la tendencia. Cuando empezó a decir lo contrario, lo mismo. ¿A cuántas bodegas ha hundido y a cuántas ha hecho millonarias simplemente por el hecho de que al señor le diera por subirle o bajarle unos puntillos?

La tendencia de cualquier producto no puede estar en manos de una opinión, por muy reputada que sea. Debe estar en manos del mercado que es mucho más amplio. El mercado, esa cosa tan denostada en muchos círculos, no es una entelequia ni un ente indeterminado. El mercado es la gente; gente que decide qué le gusta más. Cuando hay mucha gente a la que le gusta un determinado estilo de vino, la tendencia debe ser ésa, no lo que diga Parker, por ejemplo.

Se cuenta el caso de un bodeguero que ofreció una hija suya a Parker para que le "mejorara la nota". En España es famoso el caso de una bodega del Campo de Borja que acabó rápidamente las  existencias de un vino que Parker había catalogado como "el mejor del mundo".

Que quede claro que no tengo nada en contra de la figura del crítico en sí o sus opiniones, por supuesto. Critico la tontería de pensar que alguien es tan influyente que puede destruir el trabajo arduo de una bodega con una mala puntuación. Aunque la verdad, los culpables son los que le encumbran a ese Olimpo del dios Baco que llaman, no tanto el llamado preceptor.

Por otro lado, me hace bastante gracia ver algún bloguero que se cree Parker. Te saca en su blog el vino que ha comprado por ahí, te hace la nota de cata y luego le da puntos... puntos que pone él más o menos porque sí. Olé. Me imagino su cara de autosatisfacción cuando le da un 91 a un monastrell, por ejemplo.

Yo en este juego no quiero entrar. La idea de convertirme en un opinador más, en un puntuador más y que me presenten como "Eloy el blogger" para que me inviten a unos vinos, no. En la vida.

Aparte, ¿quién soy yo para dar puntitos a un vino?

Un artículo de Eloy González
¿Te gustó el artículo? Compártelo

Leído › 8411 veces