La OCU realiza analíticas en vinos de 14 países en busca de pesticidas, estos son los resultados

El objetivo del estudio es comprobar alcance mundial sobre el uso de pesticidas en la viticultura y su presencia en el vino, por encima o por debajo del límite normativo y tanto permitidos como no permitidos. La Organización de Consumidores y Usuarios analiza 325 vinos a la venta en España, Bélgica, Italia y Portugal, procedentes de 14 países productores.

Viernes 21 de Agosto de 2015

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El uso intensivo de pesticidas en la agricultura ha contribuido a garantizar nuestros suministros alimentarios al evitar los daños periódicos que producían las plagas. Pero con el tiempo también hemos ido descubriendo que la toxicidad de muchos de estos pesticidas no solo alcanzaba a los insectos, los hongos y las malas hierbas. Para limitar estos riesgos, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) inició un proceso de reevaluación de los pesticidas autorizados que culminó en 2008 con una gran reducción: pasaron de un millar a poco más de 250. Además, se establecieron unas dosis máximas por pesticida, comunes a todos los países de la Unión Europea.

La OCU, Organización de Consumidores y Usuarios, ha realizado un completo análisis a un sector tan representativo como el del vino. Estos son los resultados...

No hay diferencias entre los vinos de los diferentes países

Vaya por delante que no existe a día de hoy un reglamento europeo que fije el límite máximo de pesticidas en el vino, solo en la uva de vinificación. Y ese ha sido el baremo que han utilizado en el estudio, al ser "el más favorable a la seguridad del consumidor", según la OCU, "dando por bueno el supuesto de que la fermentación no altera la concentración del residuo", afirman desde la organización. Aun así, OCU ha expresado a AECOSAN (Agencia Española de Consumo Seguridad Alimentaria y Nutrición) su desacuerdo con la falta de legislación al respecto. Y esta agencia ha confirmado que actualmente están formando parte de un grupo de trabajo para establecer límites en los vinos.

El 55% de los vinos analizados contienen pesticidas y el 3% llevan restos de pesticidas no autorizados

La buena noticia es que el porcentaje de botellas que presenta residuos de estas sustancias se reduce a poco más de la mitad y siempre lo hacen sin rebasar los límites autorizados. En concreto, hasta un 55 % del total presentó algún rastro y solo se detectaron pesticidas no autorizados para su utilización en uvas de vinificación en un 3 % de ellos.

Estas proporciones varían poco si nos centramos en los vinos españoles: los que mostraban residuos de pesticidas descendían al 47 %, aunque la cantidad de los que contenían productos no autorizados se situaban en un 6 %. En cualquier caso, las cantidades encontradas estaban como mínimo 50 veces por debajo de los límites marcados por la normativa.

En definitiva, el panorama no es alarmante, es más, puede servir para sentirnos más tranquilos ya que los pesticidas no permitidos se detectaron en cantidades muy bajas. Además, la OCU realizó un segundo análisis en algunos vinos con presencia muy baja para confirmar los resultados y no encontraron residuos en ninguno de ellos, ya que al ser cantidades tan bajas unas veces aparecen y otras no.

El preocupante "efecto cóctel"

Si algo emborrona unos datos que invitarían a la calma es el hecho de que algunos de los vinos en los que sí se detectaron pesticidas presentaran varios a la vez. Así, por citar como ejemplo, en el 38% de los vinos españoles se encontraron dos tipos de pesticidas distintos, en el 21% había tres y hasta se dio un caso en el que se identificaron siete pesticidas diferentes.

Por más que sigamos hablando de dosis mínimas, el peligro puede provenir de la posible acumulación y de la interacción entre pesticidas que esto pueda suponer. Es el llamado "efecto cóctel", sobre el que todavía es necesaria una investigación más extensa, pero que podría potenciar los efectos nocivos de estas sustancias en nuestro organismo.

Parece, por tanto, el momento indicado para que tanto el gobierno español como la Comisión Europea tomen medidas al respecto y establezcan unos niveles acumulativos máximos que garanticen la seguridad para el consumidor.

Porque, aunque el debate científico sobre las dosis que suponen un riesgo sigue abierto, de lo que no hay duda es que la exposición excesiva y continuada a este tipo de sustancias puede tener efectos a largo plazo como disruptor del sistema endocrino, provocar asma y alergias, aumentar las probabilidades de sufrir infertilidad o causar malformaciones fetales durante el embarazo, entre otras consecuencias. Por esta razón, lo idóneo es que no quede en la uva ningún residuo de pesticida que, por ende, pueda acabar en nuestra copa.

El 7% de los vinos ecológicos contienen pesticidas

Pese a los resultados que apuntan a que los productores de vino cumplen mayoritariamente con las normas, la mala fama de los pesticidas persiste: según los últimos eurobarómetros, la presencia de pesticidas en la comida es la principal preocupación alimentaria de los consumidores españoles.

Igual que persiste la noción de que no solo son perjudiciales para el consumidor, también para el agricultor, así como para el propio cultivo por las resistencias que desarrollan los insectos o por la acumulación de contaminantes en ríos y aguas subterráneas.

Un cúmulo de despropósitos que han auspiciado el creciente avance de la producción ecológica, que prohíbe el uso de pesticidas, entre otras muchas sustancias químicas. Pero, ¿realmente están libres de ellos? Pues lo cierto es que según nuestros análisis, el 93% de los vinos con etiqueta ecológica están libres de residuos de plaguicidas. O lo que es lo mismo, un 7 % contenía algún resto, a pesar de que lo tienen prohibido, pero de nuevo hablamos de valores muy nimios.

A modo de ejemplo, siguiendo con la muestra de vino española, la OCU detectó que la cantidad era 0,02 mg/kg, cuando el límite legal es de 10 mg/kg para un cultivo no biológico, una cantidad que es poco probable que se deba a un uso intencionado e irregular (parece más probable que proceda de contaminación de otros cultivos o a restos en el terreno).

Es decir, apenas se encuentran pesticidas en los vinos de producción ecológica, lo que supone todo un espaldarazo para este tipo de agricultura, cada día más en boga.

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