Logroño
Lunes 11 de Mayo de 2015
Leído › 5117 veces
La Familia Vivanco ha entregado al pintor Antonio López, en un acto íntimo, sencillo y muy emotivo, la Medalla como Alto Patrono de la Fundación Vivanco. El artista consagrado eligió un vaso de vino para iniciarse ante su primer lienzo en blanco. Las pautas silenciosas y decisivas de su adorado mentor y tío, el también pintor Antonio López, allá en el año 1948, dejaron su huellas artísticas en aquel vaso de vino de la adolescencia, un motivo que aún refleja en sus obras. Como reconoce el propio López, “digamos que aquí empezó mi vida de pintor”. Su acento mantiene, 80 años después, cierto eco manchego que alterna con una sonrisa franca. Y en esa espontaneidad de Antonio López aún perdura su origen familiar, el tesoro de la infancia “con buenas consecuencias”, el olor a tierra y un horizonte salpicado de viñedos que, al cerrar sus ojos vivaces, se extienden a lo largo y ancho de su Tomelloso (Ciudad Real) natal.
La Familia Vivanco, gracias al Consejo General de Altos Patronos, transmite a través de la Fundación Vivanco la Cultura del Vino en todas sus manifestaciones artísticas. Por ello, la minuciosidad artística y la cercanía del carácter de Antonio López, apasionado de Velázquez, Pío Baroja y El Arte Antiguo, se hacían imprescindibles en esta tarea. Porque sus pinceles discurren como discurre el vino en el Proyecto y la Familia Vivanco: por el camino de la sencillez y lo esencial; la pasión por el trabajo; los lazos familiares que se mantienen firmes en las generaciones; y por las luces, las sombras, el silencio y la humanidad necesarias para curtir la tierra del vino.
El arte del silencio que culmina en el público
La Fundación Vivanco ha creado un órgano de apoyo y asesoramiento: el Consejo General de Altos Patronos, integrado por destacadas personalidades provenientes de distintas áreas como salud, cultura, arte, gastronomía, enología, viticultura, historia y comunicación. Su labor consiste en orientar y canalizar los estudios y proyectos que se desee llevar a cabo, además de propiciar y potenciar las relaciones de la Fundación con otras entidades cuyos intereses sean comunes. En enero de 2003 tuvo lugar la primera incorporación: Víctor García de la Concha. Tras él, y también durante este año, Valentín Fuster, Ferrán Adriá y Carmen Iglesias sumaron su sabiduría, entusiasmo y esfuerzo a la labor de la Fundación. Posterior y paulatinamente, se sumaron el resto de patronos: André Tcherniá, Rogelio Blanco y Antonio López.
El pintor manchego, exponente del realismo español, representa el enigma del arte como expresión, pasión y lenguaje con el público. Transmite con su pintura, sus esculturas y sus dibujos esas emociones enraizadas en lo más profundo del ser humano, tan inexplicables a veces, tan necesarias para vivir. Representa en parte su autoretrato, su mirada hacia un lugar luminoso, hacia lo esencial de la vida: el trabajo, el amor y la muerte. Tal y como señala Santiago Vivanco, director de la Fundación Vivanco y del Museo Vivanco de la Cultura del Vino, “la sencillez, la talla humana y artística de Antonio López impregnaron nuestro encuentro familiar para entregarle la Medalla como Patrono Honorífico de nuestra Fundación. En cierta entrevista escuché una reflexión suya sobre lo milagroso de encontrarnos en el tiempo.
Este tiempo con Antonio López y mi familia, este encuentro tan generoso con nuestra Fundación, lo fue. Si algo sorprende de este artista español consagrado a nivel mundial es su cercanía, su humildad, su conversación amable, su sonrisa franca. Siempre he admirado la precisión y la paciencia, pigmentos inmateriales, que trazan la obra de Antonio López. Él mismo reconoce que sus obras son fruto de la buena paciencia, la que se tiene por lo que se ama, en su caso la pintura y la escultura. Su obra surge de la necesidad de exteriorizar, de esa fascinación por el arte que el tiempo sigue alimentando. Es un hombre que trabaja en silencio sus grandes obras, pero su sentido culmina en el disfrute y la visión del público, porque su arte solitario no muere en él. En este sentido encuentro muchos paralelismos con el vino: nace de la luz, como la obra de Antonio López, y madura en el silencio y la penumbra de la bodega. El vino crece con la compañía del enólogo, que respeta su libertad, y culmina en ese sorbo, tantas en veces en compañía, que hace de la vida algo más amable.”
Aquel vaso de vino
26 junio de 2006. Extracto del discurso de Antonio López al recibir el Premio Velázquez de Artes Plásticas.
“…Mi tío se acercaba a veces, me hacía alguna observación, pero me dejaba trabajar tranquilo. En mis dudas me decía que a pesar de lo modesto del resultado, ésa era la verdadera forma de trabajo. Mi tío colocó otro motivo parecido en casa de mis padres -la misma mesa, la misma servilleta doblada sobre el tablero veteado, el mismo puchero panzudo de barro con una zona vidriada y tiznado por el fuego, el mismo pan ya acartonado y un vaso de vino blanco- y me dijo que debía empezar a pintar. Me entregó un lienzo sobre un bastidor, unos pinceles y una paleta suya, rectangular. Estaba cubierta por una gruesa capa de pintura, restos de las mezclas de color durante tiempo, años. Durante varios días fui saltando estas duras capas de pintura que tenían la luz y el maravilloso color de sus paisajes. Los azules de sus cielos, los distintos verdes de sus vides y sus campos, los dorados de sus tierras.
Me llevó varios días, y cuando por fin apareció la madera en toda su superficie, me ordenó en el borde superior los colores básicos: el blanco a la derecha, el amarillo de cadmio, el ocre, el bermellón, las tierras, el verde, el azul, el carmín, el negro... Colores que me parecieron maravillosos todos juntos, y en un orden que todavía sigo. Me colocó el lienzo en el caballete, y esta vez de pie, ya siempre de pie, un poco más retirado del tema, comencé a trabajar. Lo encajé en el lienzo suavemente con carboncillo y cuando terminé me dijo que empezara a pintar. Elegí para empezar el vaso de vino, y digamos que aquí empezó mi vida de pintor.”
Leído › 5117 veces
Fundada en 2007, Vinetur® es una marca registrada de VGSC S.L. con una larga historia en el sector del vino.VGSC, S.L. con CIF B70255591 es una entidad inscrita en el Registro Mercantil de Santiago de Compostela, Boletín 181, Referencia 356049 en el Tomo 13, Folio 107, Sección 6, Hoja 45028, Inscripción 2
Email: [email protected] | Telf.: +34 986 077 611
Sede y oficinas en Vilagarcía de Arousa