Viernes 21 de Octubre de 2011
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La rúcula se acompaña a menudo de otras hierbas y lechugas, como el canónigo, a modo de pequeño ramillete. Complementa otros sabores más suaves, como el de la lechuga Batavia, el lollo rossa o la achicoria. Es adecuada también con el tomate maduro, por el sabor dulzón del propio tomate y el ligero picante de la rúcula.
La ensalada casi perfecta con esta hierba podría estar compuesta por unas lascas muy finas de queso de oveja, con unas nueces peladas y trozos pequeños de melocotón, para aportar el contrapunto dulzón. Esta ensalada se puede acompañar con una vinagreta de aceite de oliva virgen extra y unas gotitas de vinagre de Jerez.
Con pescado
La rúcula también es una alternativa como acompañamiento en ensalada de pescados ahumados o en salazón, como unas láminas de bacalao o unos trocitos de salmón ahumado con unos piñones tostados, unos gajos de naranja y aliñados con una vinagreta elaborada con aceite de oliva suave y vinagre de frambuesa. Es una ensalada refrescante y vibrante de texturas variadas.
Como todo vegetal cultivado en tierra, antes de consumirla debe lavarse de manera exhaustiva con agua fría y conservarla en el frigorífico durante dos o tres días, en bolsas de conservación de alimentos.
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