Jueves 10 de Junio de 2010
Profesionales del sector, productores de otras regiones vinícolas y consumidores en general, se sorprenden gratamente cuando con asombro descubren las novedades que sacan al mercado las bodegas gallegas en los últimos tiempos.
Si bien la demanda y los tiempos en que vivimos exigen esta capacidad de reacción y adaptación a las exigencias del mercado, porque al fin y al cabo se trata de eso, producir, vender, consumir para volver a producir. Ya no sirve elaborar un buen producto, además hay que envolverlo y presentarlo en las mejores condiciones.
Desde un atractivo nombre hasta una innovadora botella, pasando por los colores, la imagen, la presentación, el packaging,… deben ser tenidos en consideración para lograr el éxito de un consumidor cada vez más exigente.
Pero no basta con todo esto, el producto en si mismo tiene que ser innovador, a la gente le gusta lo nuevo, el cambio y la innovación, se buscan nuevos sabores, nuevas texturas, nuevos aromas, y es por ello que la elaboración lejos de perder importancia, se ha convertido en uno de los pilares esenciales en la viticultura moderna.
Galicia es una comunidad que puede presumir de tener vinos de calidad así como una variedad asombrosa, repleta de peculiaridades y matices, que dan personalidad y engrandecen los caldos de esta región española.
El vino gallego está de moda, porque si hay algo que hace grande el vino es la diversidad y la búsqueda de nuevas sensaciones, y en esta búsqueda son muchos los que han encontrado un diamante en bruto en tierras gallegas. Bien porque no se había dado a conocer, bien porque no había evolucionado la viticultura lo suficiente, es ahora cuando muchos críticos, expertos y profesionales de todo el mundo, empiezan a alabar y elogiar los caldos gallegos.
No obstante nos encontramos en la punta del iceberg, el camino empieza a allanarse y se empiezan a ver las cosas con mayor claridad, lo que no implica que esté todo hecho, ni mucho menos. Al igual que el vino, no nos encontramos en una etapa más, sino en un proceso vivo que hay que cuidar y alimentar como se viene haciendo hasta ahora.