Ruta de las Haciendas en Tlaxcala, México

Escrito porFatima Sevi

Viernes 27 de Febrero de 2015

La belleza de Tlaxcala reside en varios factores: uno de ellos tiene que ver con la naturaleza, con los volcanes que la envuelven y con un clima benigno que permite disfrutar de un paseo peatonal y acceder a sus diferentes atractivos.

Las haciendas son también joyas turísticas e históricas para Tlaxcala y nos remontan a las épocas señoriales, a las costumbres del campo y a la labor en la cocina. Es por eso que su visita es un paseo no sólo por lujo y suntuosidad sino principalmente por los establecimientos pulqueros y ganaderos. También están las haciendas de Huamantla, que está conformada por tres casonas: Hacienda Tenexac, Hacienda Soltepec y la Hacienda Santa Barbara, conocida como Casa Malinche por ubicarse a los pies de este volcán.

Fachadas, columnas, mobiliario… Todos estos elementos recrean un ambiente de época, en donde si nos dejamos llevar, podemos ser trasladados a algunos años atrás y ponernos en la piel de sus habitantes. No será difícil pues hay muchos detalles que se conservan intactos y hay otros, como la gastronomía, que ven la luz del día cada vez que se ponen cucharas y tenedores a la obra.

La ruta de Huamantla

Este pueblo tiene un encanto especial, que oscila entre la tranquilidad y la bravura y el coraje de la “huamantlada”, la popular corrida de toros que reparte adrenalina en las calles.

Una de las haciendas más conocidas es la de Tenexac. Tiene un gran prestigio y una arquitectura envidiable y por ello ha sido declarada Monumento Histórico de la Nación. Su interior es majestuoso, con muebles antiguos y extensas hectáreas verdes que regalan un buen respiro. Uno de los “fuertes” de esta hacienda es su cocina: se pueden disfrutar exquisitos manjares preparados con los secretos mejor guardados de la tradicional cocina mexicana.

La ruta de las haciendas de Tlaxcala nos trae olor a olor campo, sabor a pulque, confort imperial y color a naturaleza pero sobre todo, trae mucha historia por contar y para no perderse.

Un artículo de Fatima Sevi

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