Crean una copa de vino que simula años de envejecimiento

Un desarrollo de ocho años para una experiencia única

Martes 05 de Noviembre de 2024

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Copa de vino con ingeniería de precisión
Copa de vino con ingeniería de precisión

La marca australiana de cristalería de lujo Denver & Liely, con sede en Melbourne, presentará próximamente un innovador diseño de copa de vino que, según expertos, puede simular los efectos de varios años de envejecimiento en el vino. Tras un desarrollo de ocho años, la empresa, fundada por Denver Cramer, ha introducido un vaso que promete transformar la experiencia de beber vino al acelerar su oxigenación y mejorar sus características sensoriales.

Cramer, con formación en diseño industrial e ingeniería mecánica, lideró el desarrollo de este vaso aplicando principios de ingeniería poco comunes en el ámbito vitivinícola. La copa incorpora aletas direccionales inspiradas en turbinas, que controlan la aireación del vino con cada giro. Este diseño permite a los usuarios suavizar los taninos y realzar el sabor mediante movimientos específicos: al girar el vino en sentido horario, se produce una aireación moderada, mientras que al hacerlo en sentido antihorario, la oxigenación es más intensa. Cada giro ajusta el nivel de exposición al oxígeno, lo que modifica el perfil de sabor del vino de manera única.

El propio Cramer relata la sorpresa que generó el vaso en diversas catas con vinicultores, quienes destacaron que la copa lograba un efecto equivalente al envejecimiento de hasta cuatro años. "Escuchar a alguien decir que era como probar un vino con cuatro o cinco años más de maduración me dejó sin palabras", cuenta Cramer, que atribuye este avance a la posibilidad de controlar la oxidación del vino a través de su diseño especial.

La copa de Denver & Liely también permite alternar entre dos niveles de agitación, en función de cómo el vino interactúa con las aletas del vaso. Cramer detalla que, al deslizarse sobre las aletas, el vino sufre una menor aireación al haber menos agitación, mientras que al tocar las aletas directamente, el vino experimenta una turbulencia más pronunciada. Esta variabilidad en el proceso de oxidación permite a cada usuario adaptar el nivel de suavidad y mejora de sabor a su gusto.

En su desarrollo, Denver & Liely colaboró con renombradas bodegas, entre ellas Château Pichon Baron en Francia y Penfolds en Australia, con el fin de comprender el impacto de la copa en el aroma y sabor de distintos vinos. Los comentarios de enólogos y especialistas permitieron afinar detalles para mantener la autenticidad de cada variedad en el proceso de aireación. "Ellos hacen el arte y nosotros hacemos el marco", comenta Cramer, aludiendo a su objetivo de destacar los matices de cada vino sin alterar su esencia.

El proceso de fabricación no estuvo exento de dificultades, ya que el equipo tuvo que superar problemas iniciales para lograr los altos estándares de calidad deseados. Cramer explica que la espera para que las capacidades de producción alcanzaran los requisitos técnicos fue larga, pero la visión nunca se comprometió. "Sabía lo que quería y simplemente tenía que esperar a que la manufactura estuviera lista", afirma Cramer, quien recuerda que también fue un reto adentrarse en el conservador mundo del vino, donde su enfoque relajado y su estilo personal contrastan con la formalidad de la industria.

La copa que simula envejecimiento por 125 euros

Con un precio de 200 dólares australianos (aproximadamente 125 euros), esta copa llega a un mercado de alta gama que crece a nivel global. En 2021, el mercado mundial de cristalería para vino fue valorado en 1.030 millones de dólares, y se espera que alcance los 1.750 millones para 2031, según Business Research Insights. Cramer sostiene que el diseño de Denver & Liely se distingue en este segmento no solo por su estética, sino por su funcionalidad innovadora. A diferencia de otros modelos que han variado en proporciones o longitud de los tallos, esta copa ofrece una experiencia técnica nueva que él considera única en el mercado.

Además de su funcionalidad avanzada, la copa fue diseñada para ser universal, capaz de mejorar la calidad de una amplia gama de vinos, desde los más accesibles hasta los de alto precio. Esta versatilidad pretende atraer tanto a conocedores como a aficionados que busquen una experiencia elevada. "Mejora cualquier vino que bebas en casa, ya sea una botella de 20 dólares o una de 20.000", señala Cramer. También destaca que la capacidad de cada usuario para ajustar el nivel de aireación según su preferencia es un factor clave, ya que a menudo en las degustaciones, los tiempos de decantación o las diferencias de gusto entre comensales pueden complicar la experiencia. Con esta copa, cada persona puede adaptar la experiencia de consumo a su gusto personal.

Aunque Cramer evita hacer predicciones sobre el impacto cultural que su diseño podría tener, se muestra optimista sobre su capacidad para influir en la manera en que las personas experimentan y aprecian el vino.

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