Rocas Volcánicas Transforman el Tostado de Barricas

Las nuevas tendencias y el I+D en las bodegas han dado lugar a la creación de procesos innovadores y al uso de materiales no tradicionalmente asociados con el mundo del vino

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Viernes 11 de Octubre de 2024

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El tostado de barricas en la elaboración del vino es una práctica centenaria que aporta sabores, aromas y ayuda a suavizar la astringencia, además de controlar la microoxigenación del vino. Sin embargo, las nuevas tendencias y el I+D en las bodegas han dado lugar a la creación de procesos innovadores y al uso de materiales no tradicionalmente asociados con el mundo del vino. Un ejemplo de ello es el uso de rocas volcánicas incandescentes para el tostado de barricas, un método que busca imprimir un carácter único y distintivo a los vinos.

Este proceso busca imprimir un carácter distintivo a los vinos, añadiendo complejidad y sabores únicos que surgen de la interacción entre el calor extremo de las rocas y la madera de las barricas. Cada región volcánica aporta su propia composición mineral, lo que influye de manera decisiva en el perfil final del vino, creando matices singulares que reflejan el mineral volcánico de origen.

El proceso de tostado de barricas comienza con la selección de rocas provenientes de zonas volcánicas activas o históricas, como el volcán Etna en Italia, las Azores en Portugal o el Campo de Calatrava en España. Las rocas se calientan hasta ponerse incandescentes, alcanzando temperaturas extremadamente altas. Una vez están al rojo vivo, se introducen en las barricas, que suelen ser principalmente de roble francés o americano. Aunque con menos frecuencia, también se utiliza roble español o húngaro. Estas maderas son elegidas por sus propiedades físicas y las características organolépticas que aportan al vino.

El calor desprendido por las rocas volcánicas se transmite a la madera, provocando su tostado. Este método es inusual hoy en día, ya que tradicionalmente se emplean fuegos abiertos o brasas de madera para realizar el tostado de las barricas. Sin embargo, este nuevo proceso permite un tostado más lento y uniforme, ofreciendo un control más preciso sobre el resultado final.

A medida que el calor entra en contacto con la madera, los compuestos volátiles de las rocas volcánicas pueden impregnarse en la estructura de la barrica, aportando perfiles aromáticos y gustativos únicos. Esto diferencia a los vinos envejecidos en barricas tostadas con rocas volcánicas de aquellos que se someten al método tradicional, creando matices más complejos y distintivos.

Al someter la barrica a este proceso, se consigue modificar el carácter del vino, aportando aromas de humo, ceniza y minerales. Estos elementos añaden una mayor sensación de volumen en boca, con sabores salinos y especiados que evocan el carácter distintivo del volcán. Este innovador proceso combina el uso tradicional de las barricas con elementos ancestrales, aprovechando la fuerza de las rocas volcánicas para crear una expresión vinícola única y singular.

Un artículo de Ángel Alcaide
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