Jueves 12 de Septiembre de 2024
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Francia se enfrenta a una de las producciones de vino más bajas de los últimos 67 años, con una estimación de 39,3 millones de hectolitros, según datos del Ministerio de Agricultura y Alimentación a través de Agreste, su departamento de estadísticas y previsión. Esta cifra representa una disminución del 18% en comparación con el año anterior y un 11% por debajo del promedio de los últimos cinco años. Se trata de una de las peores cosechas desde la Segunda Guerra Mundial, cuando la industria aún se recuperaba, y la producción no había sido tan baja desde 1957.
El descenso en la producción de vino se debe principalmente a las adversas condiciones climáticas que han afectado a casi todas las áreas vitivinícolas del país, lo que refleja el creciente impacto del cambio climático en las regiones tradicionales de cultivo de uva. Entre las zonas más afectadas se encuentran el Jura, Charentes, Val de Loire y Beaujolais-Bourgogne, donde la producción ha sufrido caídas significativas.
La estimación inicial de producción para septiembre fue revisada a la baja tras una mejor evaluación de los resultados de floración en las últimas viñas, especialmente en Charentes. Aunque el nivel de producción podría ser ligeramente superior al de 2021, cuando hubo una fuerte helada, todas las categorías de vino se verán afectadas, especialmente aquellos destinados a la producción de eaux-de-vie, cuya caída alcanza el 34% tras una cosecha excepcional en 2023.
Este año, muchos viñedos han sido afectados por fenómenos como la coulure, que provoca la caída de flores y bayas jóvenes, y el millerandage, que genera una variación en el tamaño de las uvas. Estos problemas se han visto exacerbados por periodos de frío y humedad durante la floración, junto con el mildiu, que ha causado importantes pérdidas en la mayoría de las regiones productoras. Asimismo, episodios de heladas o granizadas han reducido considerablemente los volúmenes de producción.
A nivel regional, las caídas de producción se esperan en casi todas las zonas. El Jura es una de las regiones más afectadas, con una disminución del 71% respecto al año anterior, debido a las fuertes heladas y el mildiu. En Champagne, se prevé una reducción del 16% a causa de las heladas de primavera, el mildiu y el granizo, aunque aún superaría el promedio de los últimos cinco años. En Borgoña, las pérdidas son atribuibles al mildiu, especialmente en Côte d'Or, y a las granizadas que han golpeado los viñedos de Yonne. La producción en la región de Borgoña-Beaujolais será un 25% menor respecto a 2023.
En Alsacia, las condiciones frías y húmedas han perturbado la floración, lo que resultará en una caída del 13% en la producción. En la región de Savoie, las heladas primaverales y el mildiu veraniego reducirán la producción un 5% en comparación con el año anterior, aunque se mantendrá estable en relación al promedio de los últimos cinco años.
En el Valle del Loira, el mildiu y la coulure han generado importantes pérdidas, con una caída de la producción del 30% respecto a 2023, y un 15% menos en comparación con el promedio de 2019-2023. En Charentes, a pesar de un aumento en la superficie cultivada, la producción disminuirá un 35% en comparación con el récord de 2023 debido a las condiciones húmedas que afectaron la floración.
En Burdeos, la reducción en la superficie de viñedos por el plan de desarraigo de 8.000 hectáreas, junto a pérdidas causadas por coulure, millerandage, mildiu y granizo, resultará en una disminución de la producción del 10%, tras una cosecha ya reducida en 2023. En el suroeste de Francia, los mismos problemas climáticos han afectado el potencial de producción, aunque la cosecha será ligeramente superior a la de 2023, pero aún por debajo del promedio de cinco años.
En Languedoc-Rosellón, las lluvias intensas al inicio del verano han favorecido el desarrollo de mildiu, afectando la producción, mientras que la sequía en Aude y los Pirineos Orientales ha limitado aún más la cosecha, que será un 4% menor que la del año pasado. En el sureste del país, el millerandage y las heladas primaverales han reducido la producción en regiones como Provenza y el Drôme, con una caída del 12% respecto a 2023 y al promedio de los últimos cinco años.
En Córcega, las lluvias de agosto han mitigado los efectos de la sequía, lo que llevará a una caída del 5% en comparación con 2023, aunque la producción será un 9% superior al promedio de los últimos cinco años.
El impacto de estos fenómenos climáticos extremos subraya la creciente vulnerabilidad del sector vitivinícola en Francia frente al cambio climático, con consecuencias que afectan tanto la calidad como la cantidad de la producción en la mayoría de las regiones del país.
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