El camino hacia el vino perfecto: Las 4 etapas de la madurez de la uva

Madurez fisiológica, fenólica, enológica e industrial, claves para la vendimia perfecta

Martes 13 de Agosto de 2024

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La determinación de la fecha de vendimia es un proceso complejo que va más allá de la simple maduración de la uva, aunque esta es sin duda un factor fundamental. Existen diferentes tipos de maduración que los viticultores y enólogos deben tener en cuenta para decidir el momento óptimo para la recolección.

El primer tipo de maduración es la madurez fisiológica. Esta se alcanza poco después del envero, que es cuando las bayas cambian de color y las semillas dentro de la uva son capaces de germinar en condiciones adecuadas. Este es el punto inicial de la maduración de la planta, pero no el adecuado para la vendimia destinada a la producción de vino.

Después tenemos la madurez fenólica, otro momento clave y que está relacionada con los polifenoles de la uva, como los antocianos y los taninos. Los antocianos, responsables del color en las uvas tintas, se encuentran principalmente en el hollejo y su maduración asegura la máxima extracción y estabilidad del color del vino. Los taninos, ubicados en las pepitas, evolucionan para proporcionar cuerpo y estructura al vino, protegiéndolo de la oxidación sin añadir sabores verdes o amargos.

La madurez enológica es quizás la más técnica y precisa de todas. Este es el punto ideal para la vendimia, ajustado según el tipo de vino que se desea producir. La maduración enológica varía según las características del vino que el enólogo busca crear. Para vinos más frescos, aromáticos y ligeros, se prefieren vendimias tempranas. En cambio, para vinos con más cuerpo, color y graduación alcohólica, la vendimia se retrasa. Determinar este momento requiere un seguimiento constante del viñedo, con observaciones y análisis de muestras de uva para estudiar el mosto.

Finalmente, la madurez industrial se alcanza cuando el contenido de azúcares en la uva es el deseado para la producción. Este tipo de madurez es más relevante en producciones masivas donde el objetivo es obtener un rendimiento alto en kilogrado. En este caso, es importante considerar que hay un punto en el cual la uva puede seguir aumentando su contenido de azúcar pero a costa de perder peso, lo cual puede ser contraproducente. Por ello se debe medir con precisión, día a día, los datos de la uva.

Para saber cuándo se ha alcanzado la madurez enológica e industrial, es fundamental un seguimiento detallado del viñedo. Los técnicos realizan observaciones constantes y toman muestras de uvas para analizar el mosto. El análisis de laboratorio proporciona datos sobre el grado alcohólico probable, el pH, la acidez total, el ácido málico y el índice de polifenoles totales, entre otros. Estos datos son esenciales para decidir el momento de la vendimia.

Además del análisis técnico, la observación directa en el campo es esencial. Los viticultores evalúan el estado sanitario del viñedo y el volumen de la cosecha, prestando atención a detalles específicos como el color del raspón, la consistencia de las bayas, la textura del hollejo, la viscosidad del mosto y la facilidad con que las semillas se separan de la pulpa. Este proceso, conocido como la "cata de uvas", ha sido una práctica tradicional que permitía antaño a los viticultores determinar el momento exacto para la vendimia cuando no se disponía de conocimientos técnicos ni instrumentos de medición.

Una vez que la uva está en estado óptimo, es fundamental actuar con rapidez. Cada día que la uva permanece en la cepa aumenta el riesgo de que las condiciones meteorológicas adversas puedan dañar la cosecha. La lluvia puede diluir el mosto, la botrytis o podredumbre puede afectar los racimos, el granizo puede dañar las bayas, o las uvas pueden comenzar a secarse, deshidratarse e incluso pasificarse.

Cuando la bodega empieza a recibir la uva, el viticultor, el enólogo y el bodeguero enfrentan cada año el dilema de asegurar lo que ya se tiene o esperar al óptimo enológico. Cualquier imprevisto puede afectar tanto la cantidad como la calidad de la cosecha. Además de las propias bodegas, los organismos de control de calidad de cada región vinícola realizan un seguimiento detallado de la maduración por variedades. Estos organismos analizan muestras para obtener datos clave sobre la maduración de las uvas e informar a los enólogos.

Toda esta información se hace pública y orienta a viticultores y bodegas. Sin embargo, es el viticultor, el técnico o el bodeguero quien debe visitar periódicamente cada uno de los viñedos para vigilar el avance de la maduración. Además de los datos de laboratorio, los detalles observados en el campo proporcionan pistas esenciales para determinar el momento ideal para la vendimia.

Finalmente, la maduración definitiva, la decisión final que deben tomar enólogos, bodegueros o viticultores para determinar la fecha de vendimia exacta, depende, además de todos los factores técnicos antes vistos, de factores externos y contingencias imprevistas, como la disponibilidad de mano de obra, el estado del terreno y las condiciones meteorológicas. Solo cuando todas estas variables se alinean, se puede comenzar la recolección de la uva, marcando el inicio de la vendimia. Este proceso es fundamental para asegurar una cosecha de calidad y aprovechar al máximo las características de la uva en cada añada.

La (madurez) fenológica

La madurez fenológica, es una serie de estados o etapas que comienzan mucho antes de las maduraciones anteriores y que además las incluye a todas ellas. Este tipo de madurez no debe confundirse con la madurez fenólica antes vista. De hecho, la madurez fenológica, más que una madurez de fruto propiamente dicha sería una serie de etapas de transición y control, importantes para entender el desarrollo de la vid y prever la evolución de la cosecha. Hemos desarrollado con más detalle la fenología y sus estados un artículo específico aquí en Vinetur que puedes leer en este enlace.

Esta madurez fenológica se determinan observando los cambios físicos y biológicos en las bayas, pero a diferencia de los cuatro tipo de madurez anteriores, en este caso se hace desde antes que la uva sea uva. En concreto, se estudia la madurez desde la misma flor. Así las etapas fenológicas van desde el momento de la floración hasta la madurez completa de la fruta.

La fenología de la vid incluye varias etapas claves:

  1. Floración: Esta etapa ocurre desde las primeras yemas hasta que las flores de la vid están completamente abiertas. La polinización y la fecundación durante este período resultan en la formación de diminutas bayas verdes.
  2. Cuajado de Frutos: Después de la floración, las flores fecundadas se transforman en pequeños granos que eventualmente se convertirán en uvas. Durante esta fase, los granos son muy pequeños y duros.
  3. Envero: Una de las etapas más visibles de la madurez fenológica. Durante el envero, las uvas cambian de color (de verde a rojo o morado en variedades tintas, o amarillas en variedades blancas) y comienzan a acumular azúcares. También disminuye la acidez, aumenta el azúcar y los frutos se ablandan.
  4. Madurez: La etapa final, objeto de este artículo, que es cuando la uva ha alcanzado el tamaño óptimo y los niveles deseados de azúcares y ácidos. Esta es la fase en que las uvas están listas para la cosecha, que van desde la madurez fisiológica, hasta la fenólicaenológica e industrial.
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