Maridaje con destilados: la otra alternativa

La amplísima variedad de matices que nos ofrecen los destilados nos permite jugar con las sensaciones en ésta armonía entre comida y bebida

Javier Campo

Miércoles 07 de Octubre de 2015

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Para hacer una pequeña introducción diremos que el maridaje común es la acción de combinar una comida y un vino entre sí. El maridaje puede ser por afinidad en sabores y aromas, pero también por contraste. A éstas dos categorías, y permitidme, añadiría una tercera: el pacto de no agresión, en el que la bebida no agrede a la comida y viceversa. Fácil y complejo a su vez. Así puede resultar elaborar un maridaje.

Hablar de vino y maridaje llena cientos de páginas en libros y redes. Para los más puristas la polémica salta a la palestra cuando el maridaje se realiza con destilados en lugar de con vinos. Los destilados, por su alto contenido alcohólico suelen estar separados de los maridajes en los menús largos o de degustación. Pero la amplísima variedad de matices que nos ofrecen los destilados nos permite jugar con las sensaciones en ésta armonía entre comida y bebida.

Afortunadamente, son muchos los sumilleres que ofrecen ésta posibilidad a sus clientes creando una experiencia hedonista para los gourmets más exigentes. Por poner algunos ejemplos os dejare una pincelada de lo que nos ofrece la destilería en el mundo del maridaje.

Uno de los más conocidos (pero solo cuando lo comentamos) es el de la vodka y el caviar. Ésta armonía llegada desde Rusia hace que el sabor del caviar se realce después de dar un sorbo a la vodka. El objetivo de la vodka es limpiar nuestra boca y las papilas gustativas preparándola para una siguiente cucharada de las apreciadas huevas de pescado.

La ginebra es un buen aliado de la comida vietnamita o hindú. Su alta concentración en matices botánicos y especiados hacen de ciertas ginebras elemento potenciador del sabor en cocinas tan especiadas como las asiáticas.

Y para finalizar probad a combinar un postre de chocolate con un buen whisky de malta. Sus toques de cacao y de vainilla encajarán a la perfección. Si el chocolate es muy dulce, el whisky va a servir para quitarnos la sensación empalagosa para aquellos que prefieren los postres menos dulces. Fijaros que las combinaciones pueden ser casi inacabables.

La vodka, la ginebra o el whisky son solo la punta del iceberg de todos los destilados que podemos utilizar en el maridaje. Atreveos a experimentar. Seguro que os vais a llevar una muy grata sorpresa.

Javier Campo
Sumiller y escritor de vinos
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