Los vinos de Priorat

Priorat se encuentra en el centro de la provincia de Tarragona y es una de las comarcas más singulares de la...

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Sábado 30 de Agosto de 2014

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Priorat se encuentra en el centro de la provincia de Tarragona y es una de las comarcas más singulares de la región. Se trata de una denominación marcada por hitos históricos y geográficos. Los monjes de la Cartuja de Scala Dei fueron los introductores de la viticultura de esta tierra a mediados del siglo XVII. Este monasterio fue, sin duda, el verdadero pater vinarius de sus sabrosos vinos. En lo que se refiere al aspecto geográfico, la impresionante sierra del Montsant es otro elemento característico de esta comarca; en torno a sus peladas rocas, que son un reclamo para los escaladores, fueron naciendo pequeños núcleos rurales, verdaderos pesebres que, en las laderas de mediodía, cultivaron las vides que han resistido el paso de los siglos. 

Hoy en día, Priorat posee tan solo 1.888 hectáreas de viñedos inscritos. Sin embargo, en esta pequeña denominación se elaboran unos vinos que son una perfecta y curiosa combinación de artesanía, tradición y modernidad. 

El Priorat disfruta de un clima ideal para la buena maduración de la uva, con unos veranos especialmente secos. Las precipitaciones no superan los 600 mm al año. Los suelos son pobres, volcánicos y formados por pequeñas láminas de pizarra, lo que da a los vinos un inconfundible toque mineral. 



Las uvas tintas cariñena y garnacha son la base los actuales prioratos. De estas dos variedades, sabiamente mezcladas según los antiguos preceptos monacales, nacen unos tintos de color granate, robustos, de sabor denso y rico, y de intenso aroma. Junto a estos vinos han perdurado otros no menos tradicionales, como los vinos rancios. Se trata de vinos envejecidos lentamente en barricas de roble, cargados de personalidad y singularmente lleno de sensaciones. 

En cuanto a los tintos, la garnacha y la cariñena aportan a los vinos el clásico color púrpura, sombrío y profundo, que cuando son jóvenes, se resuelve en tonalidades violáceas muy concentradas. La presencia de syrah Cabernet Sauvignon en los prioratos de nuevo cuño contribuye también a dar el matiz suntuoso y opulento de su gama de colores, siempre en la paleta de los rojos oscuros e intensos. Estos tintos recuerdan a frutas rojas, como la grosella roja y negra, el pimiento verde cuando llevan Cabernet y los aromas silvestres de hierbas aromátizadas, como el romero y el tomillo. En la extrema complejidad de su gama aromática no faltan notas lácteas y empireumáticas, con toques a regaliz, café, cacao y especias: Clavo, nuez moscada, canela y pimienta. La potencial palatal es la principal característica de los vinos tintos de la denominación. Cuando son jóvenes pueden resultar algo astringentes por su elevada tanicidad, pero la crianza en barricas de roble les aporta los elegantes tonos avainillados y de humo que, no obstante, nunca pretenden tapar la frutosidad intensa del vino. Bien envejecidos, son de una gran complejidad y constituyen un perfecto ejercicio de cata analítica para cualquier aficionado. Los vinos tintos del Priorat requieren un mínimo de 5 años desde el de su cosecha para que sus taninos, poderosos y astringentes, se domestiquen y el vino adquiera suavidad y finura. 

Por su parte, los blancos clásicos, mucho más escasos, son abiertamente dorados desde su primera juventud y poseen aromas de frutas amarillas y maduras, como el melocotón y la piña, con notas balsámicas, de hierba, manzanilla, flores de lirio y violetas. Algunos tienen matices amielados. En boca resultan untuosos, aunque frecos, y presentan un paladar sápido y lleno de matices frutales y florales. 


Los nuevos prioratos: 

Desde finales del siglo XX, el Priorat ha sufrido una revolución vitivinícola con el nacimiento de los llamados “Nuevos prioratos”. Todo comenzó a partir de las inquietudes y los conocimientos profesionales de tres personas: Álvaro Palacios (Emprendedor descendiente de una familia de bodegueros riojanos y experto conocedor en las artes de las barricas), René Barbier (Descendiente de una antigua familia de bodegueros del Priorat y Penedès) y Josep Lluís Pérez (Experto enólogo y gran amante de esta tierra), que un día soñaron por recuperar las viejas glorias del Priorat. Con mucho esfuerzo y tenacidad se fueron recuperando algunos viñedos centenarios de garnacha, se plantaron nuevos viñedos de Cabernet Sauvignon, Merlot y Syrah en empinadas terrazas, y se elaboraron vinos con una poderosa personalidad, marcada por la fuerza de la tierra y el clima austero de la región. Hoy en día, estos prioratos se cotizan en los mejores mercados y sus precios están merecidamente a la altura de los mejores tintos de Burdeos y Borgoña.

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