Magia entre copas: una noche de vino, ilusionismo y sabores en Overo, el bar de vinos que marca tendencia en Palermo

Jocelyn Dominguez

Sábado 26 de Julio de 2025

Un espacio íntimo y cuidado para amantes del buen vivir

En una calle adoquinada, con una fachada sobria donde lo cotidiano se funde con lo extraordinario, Overo se erige como mucho más que un bar de vinos. Es un refugio para sibaritas, un club de encuentro para amantes del buen vivir y una experiencia sensorial que excede la copa. Allí viví una noche singular bajo el ciclo "Magia entre Copas", protagonizado por el reconocido ilusionista internacional Rob Mansilla.

La velada transcurrió en una de las salas privadas del bar, en un ambiente íntimo y acústicamente cuidado, donde los asistentes no solo fuimos espectadores: fuimos parte de la magia. Entre vino, risas y asombro, participé de algunos trucos que, más allá de lo inexplicable, tenían un hilo conductor, narrativa y verosimilitud. El vino, claro, era también protagonista: cada truco estaba maridado con un bocado y una etiqueta cuidadosamente seleccionada.

Esta propuesta forma parte de un ciclo de eventos que Overo organiza para socios y visitantes curiosos. Hay noches dedicadas al tarot, otras a la astrología, y cada encuentro es un universo diferente, diseñado para conectar con la copa desde una mirada sensorial, emocional y creativa.

El espíritu de Overo

Fundado en 2020 por el chef Pol Lykan y su socio Daniel Rigueras, Overo nació como un bar de copas y club privado de vinos. En poco tiempo, se transformó en una referencia ineludible para quienes buscan vivir el vino desde múltiples dimensiones. El lugar combina una estética cuidada, arte en sus muros, y espacios que invitan al encuentro: desde salas con vinilos, una cava impactante y un cine con sonido Dolby Atmos, hasta una terraza perfecta para ver atardeceres con copa en mano.

Tras el show de magia, bajé al salón principal para seguir explorando su propuesta gastronómica. En la barra, la carta propone más de 450 etiquetas de vinos argentinos por copa o botella, y una selección de raciones pensadas para maridar cada experiencia. Probé aceitunas marinadas, focaccia amasada en el día, pinchos de langostinos y mollejas crocantes, y la estrella de la casa: una empanada de cordero patagónico jugosa y especiada, que resume el espíritu de cocina de Overo: identidad, sabor y estacionalidad.

El maridaje, curado por su equipo de sommeliers, fue con dos cepas tintas inolvidables.

Por un lado, el Malbec de Durigutti: de cuerpo medio, taninos amables y notas a frutos rojos maduros y especias, ideal para realzar carnes y embutidos.

Y por otro, el Bonarda de Colomé: con marcada frescura, aromas a ciruelas y un final redondo, perfecto para acompañar texturas como las mollejas o los vegetales grillados.

Un club donde todos son bienvenidos

Más allá del bar abierto al público, Overo funciona como club privado de vinos con una membresía accesible que permite acceder a eventos exclusivos, charlas con enólogos, degustaciones remotas, catas temáticas y el uso de sus espacios especiales. La idea no es solo acercar el vino, sino también crear comunidad. Hoy ya son más de 500 socios.

Desde la aplicación de Overo o escaneando un código QR en la mesa, se puede acceder a toda la carta, fichas técnicas de los vinos y notas de cata, lo que permite una experiencia personalizada y dinámica. Además, el servicio incluye agua ultra purificada sin cargo durante toda la estadía, y para quienes no toman alcohol, hay “Aguas Overo” sin alcohol, elaboradas con reducciones de vino y frutas.

En su búsqueda por ser sustentables, utilizan botellas reutilizables, vajilla biodegradable, calefacción ecológica a pellets y reducen el uso de papel. Un proyecto consciente, desde su concepción, que piensa en el futuro sin renunciar al disfrute.

Una experiencia que invita a volver

Overo es de esos lugares que no se recorren una sola vez. Cada sala, cada detalle, cada propuesta gastronómica o artística despierta algo nuevo. Una noche mágica entre copas no fue suficiente, y ya tengo en la mira sus encuentros de tarot y astrología. Porque en Overo, el vino no se toma: se vive.