Vino, cultura, alta cocina y hostelería se alían en la Ribera del Duero

Valladolid

Lunes 08 de Octubre de 2012

La iniciativa pertenece a la bodega Abadía Retuerta, fundada en 1996, en asociación con el donostiarra Andoni Luis Aduriz

El vino, la alta cocina, la hostelería y la cultura se han aliado para convertir en una novedosa atracción turística setecientas hectáreas en el Valle del Duero de viñedos y pinos centenarios, que rodean una abadía del siglo XII considerada Monumento Nacional.

La iniciativa pertenece a la bodega Abadía Retuerta, fundada en 1996, en asociación con el donostiarra Andoni Luis Aduriz ("Mugaritz", dos Estrellas Michelín y tercer mejor restaurante del mundo según la lista británica "Restaurant").

Es una propuesta a largo plazo "de 360 grados", explica Enrique Valero, director general de Abadía Retuerta.

"Queremos abarcar no sólo vino, sino también hostelería, restauración de lujo y gastronomía, de una forma diferente, con visitas personalizadas que no se limiten sólo a probar vinos, sino a disfrutar de todo el entorno del Valle del Duero", asegura Valero.

Y es que la compañía, situada en el municipio de Sardón de Duero, ha llevado su filosofía, que combina la tradición vitivinícola y la alta tecnología, a todos los ámbitos que rodean el mundo del vino, con el fin de ofrecer "una experiencia única".

Al paisaje del Valle del Duero que rodea la bodega, se suma la Abadía de Santa María Retuerta, convertida ahora en el hotel de lujo "Le Domaine", gracias a una inversión de 30 millones de euros que le ha devuelto algunos de los usos que los monjes Premostratenses le dieron hace más de mil años, con una veintena de habitaciones -en la antigua hospedería- y un restaurante gourmet -en el refectorio-.

Para su puesta de largo, el hotel ha fichado al donostiarra Andoni Luis Aduriz, que se ha embarcado por primera vez en un proyecto de dirección gastronómica fuera de sus fogones de Rentería (San Sebastián).

Sus argumentos para aceptarlo, según destaca, son "la naturaleza", "la cultura", "la quietud" y la "elegancia" que rodean este espacio, poblado de obras de arte, incluido un museo natural de escultura -con obras del alemán Ulrich Rückriem-, una biblioteca con libros de coleccionista y un enclave agrícola perfecto para ofrecer una gastronomía de producto y de temporada.

Un cóctel que demuestra que "vino y gastronomía van siempre de la mano, y que el uno sin el otro son difíciles de entender", subraya Valero.

Aunque reconoce que la situación de crisis actual "no facilita" la rentabilidad del proyecto, sí apuesta por que "quien ofrece un producto diferenciado y personalizado" obtenga a cambio la fidelidad de un perfil de cliente "muy específico", en este caso "amante del vino y la gastronomía".