El Algarve renace como meca del enoturismo

Un destino perfecto para los amantes del vino que buscan experiencias auténticas

Jueves 25 de Abril de 2024

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La viticultura en el Algarve, más allá de ser una moda pasajera, es una tradición enraizada y antigua que se remonta a tiempos de los árabes, quienes introdujeron el cultivo de la vid en esta región de suelos arcillosos y generosos rayos solares. Allí donde ahora se alzan hoteles y se despliegan paseos que terminan en acantilados que se zambullen en el mar, en otros tiempos crecían viñedos que cubrían hectáreas de tierra, antes de ser reemplazados por otros cultivos tras la devastadora llegada de la filoxera, un insecto devastador para las viñas. Este desafortunado evento puso fin a la producción de un vino suave que gozaba de reconocimiento más allá de los límites peninsulares.

Afortunadamente, el amor y la afición por el vino no se esfumaron. Un informe de 2022 de la Organización Internacional de la Viña y el Vino señala que Portugal encabeza el consumo de vino per cápita con 52 litros por persona al año, lo que hace comprensible que en el Algarve haya resurgido con fuerza la actividad vitivinícola, retomando así un legado histórico.

Al explorar el interior rural del Algarve, nos encontramos con un renacimiento de esta tradición. Las denominaciones de origen de la región —Lagoa, Lagos, Portimão y Tavira— están en el centro de un enoturismo en pleno auge. Un claro ejemplo de esta revolución es la presentación de Turismo del Algarve en la última edición de FITUR con su proyecto Algarve Wine Tourism. Esta iniciativa, impulsada por la Comisión Vitivinícola del Algarve, integra a más de 20 productores de vino y ofrece una variedad de actividades enoturísticas agrupadas en categorías como Gastronomía, Ocio y Patrimonio.

Los viñedos que tapizan el corazón del Algarve son la cuna de vinos que están empezando a captar atención. Entre las estrellas de la región destaca la uva Negra Mole, exclusiva del Algarve, aunque no hay que olvidarse de la tinta Castelão, los blancos Arinto y Syrah, o la Touriga Nacional. Estos vinos, con sus notas aterciopeladas, delicadas, ácidas y a veces ligeramente salinas, nacen en un entorno privilegiado, calmo y genuino, estableciendo al Algarve como una nueva meca del enoturismo, perfecta para visitar en cualquier temporada del año. Bienvenido entonces a las bodegas del Algarve, un rincón donde la primavera parece eterna.

Morgado do Quintão es un ejemplo claro de vinos ecológicos y de la viticultura boutique que se extiende por los campos de Lagoa. Fundado por el Conde de Silves en el siglo XIX, hoy sus herederos continúan su legado, cultivando variedades como la Negra Mole y Castelão en una finca rodeada de una belleza rural e histórica.

Por otro lado, Villa Alvor en Portimão produce vinos elegantes que reflejan la diversidad de la región, desde rosados completos hasta variedades de intenso sabor frutal, cerca de la histórica ermita de Nossa Senhora da Consolação. Además, Barranco Longo es pionero en la producción de vinos espumosos y tranquilos de la región, utilizando técnicas modernas en su histórica finca.

En las afueras de Silves, Cabrita Wines aboga por una viticultura autóctona, produciendo vinos representativos del Algarve con uvas como la Negra Mole. Y en la Quinta de Mata Mouros, Convento do Paraíso ofrece un santuario para el disfrute del vino, combinando variedades como Alicante Bouschet, Aragonés y Cabernet Sauvignon con un entorno sereno.

Finalmente, en la Quinta do Outeiro, Paxá Wines encapsula la esencia del enoturismo histórico del Algarve, mientras que Quinta dos Vales combina arte y viticultura, creando un espacio donde el vino y la creatividad se entrelazan para ofrecer una experiencia inolvidable en el sur de Portugal. Aquí, el enoturismo no es solo una actividad; es un viaje a través de la historia, la cultura y las tradiciones de una región rica y vibrante en su oferta vitivinícola.

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