Sumiller Julio César García
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Se conoce desde hace algún tiempo que en el caso de los vinos blancos, lo ideal es servirlos entre los 8 y 10 °C. Si estamos en presencia de vinos blancos fermentados en barrica o con crianza la temperatura se debe elevar entre los 10 y 12 °C. Si por otra parte son vinos dulces, esta temperatura podrá bajarse hasta los 6°C.
Los vinos tintos con algún período de guarda, por el contrario, se disfrutan mejor entre los 16 y 18 °C de temperatura, aunque si son vinos del año, jóvenes y afrutados, será mejor tomarlos entre los 14 y 16 °C.
Los vinos espumosos deben servirse frescos, pero nunca helados. Entre los 6 y 8 °C se descubren mejor todos sus secretos.
Pero ¿qué pasa con los diferentes vinos dentro de un mismo estilo? Recientemente ha surgido entre los profesionales del vino una nueva tendencia para decidir la temperatura de servicio de los vinos según el tipo de cepa.
Así pudiésemos decir que los vinos deben servirse a mayor o menor temperatura dentro de los parámetros ya establecidos, según el por ciento de acidez en los vinos blancos, el contenido de taninos en los vinos tintos, o por su cuerpo, definido por el por ciento de participación de cada cepa en el ensamblaje de los espumosos.
Los vinos blancos jóvenes, de cepas con un alto por ciento de acidez (muscadet, sauvignon blanc, viura, albariño, pinot grigio, parellada) deben servirse hacia los 8 grados.
Los blancos jóvenes de cepas menos ácidas, que producen vinos más melosos y untuosos (chardonnay, viognier, gewürztraminer, riesling, chenin blanc) deben servirse hacia el mayor rango en su escala, es decir a los 10 grados.
Los vinos de estas cepas fermentados en barrica o sometidos a una crianza se comportan igual a la hora de servirlos en su escala: los más ácidos hacia los 10 grados, los menos ácidos hacia los 12 grados.
En el caso de los tintos, los vinos jóvenes elaborados con cepas poco tánicas (merlot, tempranillo, bonarda, barbera, pinot noir, carmenere) deben servirse en su escala hacia los 14 grados.
Los vinos jóvenes elaborados con cepas más tánicas (malvec, cabernet sauvignon, tannat, grenache, petit verdoc, sirah, nebbiolo) deben servirse hacia los 16 grados en su escala.
Los vinos de estas cepas fermentados en barrica o sometidos a una crianza se comportan igual a la hora de servirlos en su escala: los menos tánicos hacia los 16 grados, los más tánicos hacia los 18 grados.
En el caso de los espumosos depende del nivel de acidez, en el mismo sentido que en los blancos, así como del cuerpo expresado por la participación de cepas tintas que aportan taninos y por consiguiente estructura al espumoso.
Pudiésemos decir que un cava se debe servir hacia los 6 grados por ser generalmente más ácido que un champán, el cual se debe servir hacia los 8 grados por la esencia de las cepas que lo componen. Incluso se puede definir que los champanes rosados y blanc de noir se pueden servir hacia los 10 grados, pues son champanes más estructuradas, complejos y tánicos.
No debe olvidarse nunca que, en cualquier caso, cuando usted sirve una bebida por debajo de su temperatura ideal, esconde sus aromas; mientras que cuando la sirve por encima abre las puertas a los elementos astringentes y al alcohol.
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