Investigadores desarrollan una lengua electrónica que supera a los humanos

Los investigadores de la WSU logran un hito en la detección de fallos en el vino

Viernes 19 de Abril de 2024

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Foto de la Universidad Estatal de Washington de la Lengua Electrónica

La tecnología avanza a pasos agigantados y en el mundo del vino no es una excepción. Recientemente, investigadores de la Universidad Estatal de Washington (WSU, por sus siglas en inglés) han dado un salto significativo en el monitoreo y aseguramiento de la calidad del vino blanco, gracias al desarrollo y la aplicación de la llamada "lengua electrónica". Este dispositivo ha demostrado su capacidad para detectar fallos en el vino varias semanas antes que los paneles sensoriales humanos, marcando un potencial cambio de paradigma en la industria vitivinícola.

El estudio, publicado en el Journal of Food Science, detalla cómo esta tecnología ha superado a las capacidades humanas en las pruebas de detección precoz de fallos o alteraciones en el vino blanco. Durante un experimento controlado, los investigadores añadieron intencionadamente microorganismos asociados con la alteración y los aromas desagradables en vinos de la variedad Riesling, manteniendo al mismo tiempo muestras control sin alterar.

Las pruebas se llevaron a cabo comparando evaluaciones semanales durante un periodo de almacenamiento de 42 días. Lo novedoso de la lengua electrónica radica en sus sensores, que al sumergirse en el líquido son capaces de identificar la presencia de ciertos compuestos mucho antes de que los cambios sean perceptibles al olfato humano. De hecho, el dispositivo detectó signos de contaminación en tan solo una semana, mientras que el panel humano tardó hasta cuatro semanas en reportar cambios significativos en los aromas del vino.

Carolyn Ross, profesora de ciencias alimentarias en WSU y una de las autoras del estudio, explicó la importancia de esta herramienta: "Si utilizamos una muestra con la lengua electrónica, podemos saber en una semana si hay una contaminación o un problema con el vino, en lugar de esperar hasta cuatro semanas haciendo solo pruebas sensoriales". Este avance no solo es prometedor para la detección temprana de fallos, sino que también ofrece una nueva perspectiva sobre cómo podrían gestionarse los procesos de control de calidad en bodegas y durante el transporte del vino.

Los paneles humanos, compuestos por voluntarios entrenados para identificar una variedad de aromas tanto deseables como indeseables, desde notas de manzana y miel hasta olores que recuerdan a ratón, vegetales o quitaesmalte, juegan un papel crucial en la evaluación del vino. Sin embargo, la introducción de herramientas como la lengua electrónica podría complementar y enriquecer estos análisis sensoriales, combinando lo mejor de ambos mundos: la precisión tecnológica y el matiz humano.

Además de detectar fallos, la lengua electrónica ha sido programada para "crear perfiles" de ciertos vinos, lo que sugiere que su aplicación podría extenderse más allá de la mera detección de problemas para abarcar también la caracterización y posiblemente incluso la autenticación de vinos en diferentes etapas de su producción y distribución.

El estudio contó con el apoyo del fondo de Investigación de Vino y Uva de Washington y el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, resaltando la importancia y el interés en seguir desarrollando esta tecnología. Si bien los investigadores enfatizan que la lengua electrónica se debe utilizar para complementar y no para reemplazar el análisis humano, no cabe duda de que su integración en la industria vitivinícola ya está empezando a redefinir los métodos tradicionales de control de calidad del vino. En un futuro no muy lejano, podríamos ver cómo esta tecnología se generaliza, ofreciendo una herramienta valiosa para la preservación de la integridad y la calidad del vino a nivel global.

Journal of Food Science https://doi.org/10.1111/1750-3841.17036

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