El (difícil) futuro de las cooperativas vitivinícolas en España

El experto jurista Carlos Lamoca considera imprescindible profesionalizar y cambiar la actual normativa de este tipo de empresas para garantizarles un futuro.

Carmen Fernández

Lunes 27 de Julio de 2020

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Todas las bodegas, como cualquier empresa, deben cumplir con sus obligaciones fiscales. Sin embargo el sector vitivinícola como el conjunto de toda nuestra economía y de la sociedad, ha ido evolucionando de tal forma que los antiguos sistemas de producción, gestión y comercialización del vino deben adaptarse a los nuevos tiempos. Del mismo modo, los los controles e inspecciones que las bodegas deben pasar a lo largo del ejercicio se han ido multiplicando, y más si se trata de una cooperativa.

En ocasiones es tal la complejidad y la cantidad de documentación tributaria que se les requiere que, en muchas ocasiones, se ven superadas. En otros casos, sencillamente la cooperativa ha dejado de ser una fórmula eficiente para la gestión y comercialización de muchos de los viñedos viejos con los que contamos en España, lo que las condena a una lenta desaparición si no se llevan a cabo importantes cambios que hagan posible una cooperativa de éxito.

De esas dificultades específicas en materia fiscal y tributaria en que se encuentran las cooperativas vitivinícolas, de sus futuro y de sus opciones hablamos con un experto en la materia, Carlos Lamoca, que destaca que a día de hoy las cooperativas dedicadas exclusivametne a dar salida  excedentaria a vinos sin implantación no tienen futuro, ya que son una figura del pasado.

Grandes amenazas para el futuro

Según nos explica Lamoca tenemos que partir de un hecho fundamental: la mayoría de las cooperativas se acogen a la ficción jurídica de vender la uva a la cooperativa cuando lo que en muchos casos se hace no es sino una entrega a ellos mismos, socios de la cooperativa,  para la maquila, elaboración y venta del vino resultante.

"Materialmente se podría llegar a la conclusión de que la cooperativa no compra la uva sino que la maquila, elabora el vino y por último, lo comercializa para luego dar cuenta de todo ello a quienes le encargaron tales servicios. Este sería pues el núcleo material de todo lo que acontece en las bodegas cooperativas, aunque ello supusiera la pérdida del régimen especial de la agricultura en IVA", nos explica este experto.

Pero, además, las cooperativas se enfrentan a otras grandes amenazas que ponen en serio riesgo su superviviencia futura: la irrupción de grandes bodegas en el negocio del vino elaborado, las exigencias constantes de calidad e I+D que impone el mercado, los evidentes problemas de descapitalización y envejecimiento generacional que se dan en el sector, la precariedad y en muchos casos inexistencia absoluta de redes de distribución agresivas y consistentes, son algunos de los más importantes y seguramente en su conjunto serán los responsables de finiquitar con la presencia de las Cooperativas en el negocio del vino.

Hay futuro si hay reforma legal y profesionalización

De persistir la actual crisis, el futuro para este tipo de entidades no se presenta muy halagüeño. "Estas agrupaciones de personas unidas por vínculos la mayor de las veces poco consistentes mercantilmente, necesita de una profunda reforma en sus estructuras y en su régimen jurídico que las adapte al tiempo que vivimos", nos explica este jurista especializado en el sector vitivinícola.

"Se dan casos de algunas que se han reconvertido en sociedades anónimas o limitadas a fin de dar una respuesta más ágil y profesionalizada a los retos que plantea el actual escenario de crisis global, que puede ser uno de los caminos a tomar" pero Lamorca cree que hay futuro para las cooperativas siempre que se profesionalicen y cuenten con una normativa que privilegie este tipo de fenómenos y los ampare bajo el paraguas de la DISTRIBUCIÓN cooperativizada y profesionalizada.

Y es que, a pesar de todos los elementos que tienen en contra, las cooperativas siguen contando con activos muy importantes que, puestos en valor, pueden constituir la base para construir un futuro para ellas como son:

  • La materia prima: acumulan la mayor parte de las cepas viejas y los mejores terruños pre-filoxéricos del sector lo que les permite contar con una uva vieja y singular que, sin embargo, se venden en muchos casos sin seleccionar ni elaborar directamente a las grandes bodegas, renunciando por ello al más consistente de los posibles valores añadidos que pudiera tener su actividad.
  • El factor humano, altamente experimentado. El cooperativista sabe muy bien que terruños tiene y que viñas gozan de excelencia a la hora de la producción.

A ese enorme capital de experiencia solo le hacen falta tres cosas para conseguir una cooperativa de éxito:

  1. Que profesionales altamente cualificados del sector coordinen ese caudal dirigiendo y coordinando el fruto desde la viña y no solo en la bodega.
  2. Que gerentes conocedores de la distribución en un mercado mundial se incardinen en su organización.
  3. Que la normativa actual se adapte a los nuevos tiempos protegiendo y abriendo la posibilidad a nuevas formas cooperativas donde el elemento empresarial sea la definitoria de esas actividades.

Finalmente cabe destacar que la importancia de que esta modernización vaya de la mano de la implantación de nuevas tecnologías que faciliten la gestión de estas entidades. La coherencia entre todos los datos que se manejan en el sector es imprescindible si se quieren tomar decisiones de dirección fiables y seguras. Las auditorías convencionales no entran a valorar las posibles contingencias fiscales que se encuentren en los estados financieros. Es por ello que, según este experto, es absolutamente necesario complementar ese tipo de auditorías, con el añadido de la auditoría tributaria, a fin de advertir sobre posibles contingencias tributarias que pudieran dar lugar a responsabilidades por infracción para lo que el gestor deberá emplear software especializados en la detección de contingencias tributarias (WINESOFT es un ejemplo de tal tipo de software-compliance) con el objetivo de que el fisco entienda que la empresa mantiene una posición diligente ante las administraciones fiscales.

Carmen Fernández
Licenciada en CC de la Información y especializada en enogastronomía y turismo
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