Enoturismo, mucho más que ir de vinos

Un concepto que engloba un conjunto de actividades más allá de la visita a una bodega. El enoturismo no se limita a conocer el vino, sino conocer a través del vino

David Manso

Lunes 01 de Junio de 2020

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Si usted lector despierta una mañana, arranca el coche, se dirige a una bodega a hacer la visita de rigor, come en un restaurante y tras la jornada regresa a su casa, no está haciendo enoturismo. Perdóneme pero no podemos darle el carnet de enoturista, algo inexistente sobre papel a día de hoy pero que aquí dejo como idea a tener en reflexión, como una idea o sugerencia a tener en cuenta. La acción está muy bien, la visita siempre es deseable y bienvenida dentro del sector del vino y más por la bodega y restaurante implicados, pero está a falta de varias actividades que estimo fundamentales para conocer con cierto rigor la zona y así poder considerarla como enoturismo.

Una primera exigencia que sería la pernoctación de un mínimo de una noche. Sin este imprescindible requisito que implica el alojamiento, además de otros que veremos también complementarios, no podemos considerarlo enoturismo, ni a usted un enoturista. Y una segunda que sería la de conocer la cultura de la zona, entendiendo por cultura su historia, el legado histórico, sus raíces viticultoras...etc. Amén de la ya mencionada gastronomía. Un conjunto que nos lleve a profundizar en la identidad de la zona.

Definiendo conceptos...

Lo primordial para entender que es el enoturismo es definirlo. Primeramente aclarar que la R.A.E. (Real Academia Española) en su Diccionario de la lengua española no recoge la definición de enoturismo. Hecho que personalmente creo debería recogerlo ya que a estas alturas el uso del término es lo suficientemente cotidiano como para haberlo incluido. Así pues, me permitiré el beneplácito de daros mi propia definición.

Enoturismo o turismo enológico: Es aquel tipo de turismo que comprende actividades relacionadas con el vino y su cultura, acercando al turista a las zonas de producción. Donde ésta se complementa con la oferta de otros servicios como alojamiento, gastronómica y el conjunto de actividades recreativas de índole histórico y cultural de la zona a visitar con el vino como hilo conductor.

En cuanto al tema ya comentado de la pernoctación, al no haber una norma establecida que requiera de ello hay que entender que un día puede dar mucho de sí, pero no nos permitirá llegar a tener una visión amplia y detallada de la zona a visitar. De ahí la necesidad de establecer una cantidad mínima de días, de una noche en este caso, para que en dos jornadas se pueda tener referente suficientemente amplio. Un tiempo que en algunas zonas de gran patrimonio tanto vitivinícola, como gastronómico, histórico y cultural se hace un tanto justo.

El valor del enoturismo...

A todo aquel que consuma vino seguramente le habrá surgido alguna vez la siguiente cuestión mientras disfruta de una copa o abre una botella. Como se habrá elaborado este vino? pregunta que quizás unos pocos puedan responder de forma clara y directa, pero que por lo general el consumidor carente de conocimientos sobre vino tendrá una ligera idea de cómo se elabora, pero no sabrá a ciencia cierta cómo es en realidad es el proceso. Ante las dudas siempre cabe la posibilidad de acudir a una bodega y que nos expliquen cómo se llega partiendo de la uva a los que estamos bebiendo. Ese es el camino más directo, un primer paso que nos lleve a pensar en empezar a hacer enoturismo. Cada vino, cada bodega, cada parcela tiene su porqué, su historia y sus orígenes, conocerlos nos abrirá un puerta a conocer a ese vino desde un punto de vista más amplio, a mirarlo con otros ojos, en definitiva a entenderlo, a apreciarlo.

Todo ello, sumado a la oferta anteriormente comentada nos ofrece una puerta abierta no sólo al conocimiento y al disfrute, sino a un más amplio concepto de poner en valor el trabajo de todas aquellas personas implicadas en el proceso de elaboración de un vino. A la socorrida frase: "El mejor vino es aquel que más te gusta", no voy a contradecirla ya que es cierta, pero seguro que si a algunos vinos les diésemos la oportunidad de conocerlos desde donde nacen, a su historia, y llegar a entenderlos mejor, probablemente ampliaríamos nuestro catálogo particular.

No cabe duda alguna que el enoturismo pone el valor al producto, en este caso el vino. Un consumidor cada vez más inquieto emocionalmente y que reclama conocer que hay detrás del producto que adquiere y consume. España va avanzando en su oferta. La creación de las llamadas rutas del vino, el trabajo de las propias Denominaciones, la oferta que desde bodegas o agencias especializadas llegan al cliente crece poco a poco, y cada vez es más atractiva y variada. Un tipo de turismo necesario, respetuoso con el medioambiente, inclusivo, y por qué no también familiar. Una buena ayuda a esa tan mencionada "España vaciada", que a su vez mantiene la identidad y patrimonio de las zonas de producción. En definitiva una actividad de ocio que genera cultura, oportunidades y riqueza. Por qué no seguir apostando por ella?

David Manso
Licenciado en Marketing y apasionado del vino.
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