Jueves 30 de Octubre de 2025
La producción de vino en Grecia ha registrado un ligero aumento del 6,01 por ciento en el último periodo, según los datos presentados por el Departamento de Viña, Vino y Bebidas Alcohólicas a la Comisión Europea. Este incremento llega después de una caída histórica del 35,27 por ciento en la campaña 2023-2024, lo que había supuesto uno de los descensos más acusados en las últimas décadas.
El análisis de los datos recientes muestra que los vinos sin Indicación Geográfica (IG) experimentarán un aumento del 10,66 por ciento en su producción. Estos vinos representan actualmente el 51,45 por ciento del total elaborado en el país. Por otro lado, los vinos con Indicación Geográfica (Denominación de Origen Protegida y Denominación de Origen Geográfica Protegida) suponen el 35,29 por ciento del volumen total.
A pesar de este repunte puntual, la tendencia a largo plazo sigue siendo descendente. Desde 1990, la producción total de vino en Grecia ha ido disminuyendo de forma continuada. Las causas principales son la crisis climática y el abandono progresivo de viñedos. La Central Cooperativa de Productos Vinícolas Griegos (KEOSOE) señala que la superficie oficialmente declarada como abandonada está infravalorada, ya que muchos viticultores han optado por cambiar a otros cultivos sin notificarlo en el Registro Vitícola.
La reducción en la producción nacional ha provocado un aumento de las importaciones de vino, sobre todo procedentes de Italia y a precios bajos. Esta situación afecta negativamente a la competitividad y viabilidad del sector vinícola griego.
Stelios Boutaris, presidente recientemente elegido de la Asociación Griega del Vino, ha explicado que aunque se han dado pasos importantes en calidad y promoción internacional, el tamaño real del sector es pequeño. El viñedo griego ocupa unas 610 kilómetros cuadrados y sigue reduciéndose. En comparación, solo la región francesa de Burdeos quintuplica esa superficie. El volumen de negocio total del vino griego, tanto en el mercado interno como en exportaciones, se sitúa por debajo de los 400 millones de euros. Esta cifra es inferior a la facturación anual de una gran empresa nacional como Athenian Brewery.
El sector también se enfrenta a problemas estructurales. El tamaño medio de las explotaciones es reducido, con una media de 4.000 metros cuadrados por viñedo. La edad media de los viticultores es alta, situándose en 58 años, y hay poca incorporación de jóvenes al sector. Boutaris ha señalado que la legislación vigente es compleja y anticuada, lo que dificulta la modernización necesaria para adaptarse a las nuevas demandas del mercado.
A diferencia de países como Austria o Portugal, el sector vinícola griego carece de mecanismos sólidos para autofinanciarse y depende en gran medida de fondos europeos para sus acciones promocionales fuera del país. Esta dependencia limita su capacidad para invertir en innovación y consolidar su presencia internacional.
El futuro inmediato del vino griego dependerá tanto de su capacidad para adaptarse a las condiciones climáticas como para atraer nuevas generaciones al campo y modernizar sus estructuras productivas y comerciales.