Jocelyn Dominguez
Jueves 03 de Abril de 2025
Visitar BASA Bar & Restaurant en Buenos Aires es adentrarse en un espacio donde la elegancia y la sofisticación se entrelazan con una propuesta gastronómica y coctelera de primer nivel. Situado en Basavilbaso 1328, en el barrio de Retiro, este establecimiento ha consolidado su prestigio al ser reconocido en la Guía Michelin.
Inaugurado en 2013 por la dupla Patricia Scheuer y Luis Morandi, BASA se destaca por su diseño moderno y minimalista, desarrollado en desniveles que crean ambientes íntimos y acogedores. La iluminación tenue y la presencia de una imponente barra, que se extiende a lo largo de uno de los laterales del salón principal, invitan a una experiencia sensorial única.
Desde el primer momento, el servicio es impecable. Las anfitrionas en la entrada me recibieron con una sonrisa y una atención que hizo sentirme bienvenida al instante. Cada detalle parecía estar pensado para que los comensales vivieran una experiencia única. La moza que me atendió durante la noche fue sumamente amable y conocedora del menú, sugiriendo maridajes y describiendo cada plato con una pasión que contagiaba entusiasmo.
La barra es, sin duda, uno de los pilares fundamentales de BASA. Bajo la dirección del talentoso Ludovico De Biaggi, reconocido bartender con una trayectoria que incluye su participación en competencias internacionales, y con Gastón Aranda como jefe de barra, el equipo ofrece una carta de cócteles innovadora y en constante evolución. Durante mi visita, tuve la oportunidad de degustar un Penicillin reversionado, que combinaba Johnnie Walker Black, mostaza de Dijon, miel de cerveza lager, jengibre y limón, resultando en una mezcla equilibrada y refrescante. Asimismo, el cóctel tiki denominado Mahalo (gracias en Hawaiano) elaborado con una mezcla de rones, brandy, orgeat, maracuyá, ananá y lima, ofrecía una explosión de sabores tropicales que transportaban a paraísos lejanos. Para culminar la velada, el Espresso Chanel, con Smirnoff, licor de café Borghetri, espresso, coco y nuez moscada, fue el cierre perfecto, combinando notas dulces y amargas de manera sublime.
La propuesta gastronómica de BASA, liderada por la chef Leandra Pérez, es una fusión de vanguardia y tradición. Leandra, con formación en diseño y fotografía, aporta una visión estética única a cada plato, logrando presentaciones que deleitan tanto a la vista como al paladar. Como entrada, el carpaccio de remolachas con naranjas quemadas, queso azul y nueces tostadas sorprendió por su frescura y armonía de sabores. Las mollejas a la parrilla, acompañadas de zanahorias orgánicas, miel de caña, mostaza de Dijon y salsa verde, destacaron por su textura crujiente y sabor intenso. Los platos principales fueron una verdadera oda al placer gastronómico, el risotto carbonara con panceta a la parrilla, miel de setas, yema confitada y caviar fue una reinterpretación exquisita de un clásico italiano. La costilla de asado braseada con demi-glace y puré de papas con manteca y trufa negra ofreció una combinación reconfortante y sofisticada. El broche de oro llegó con los postres, la Pavlova rellena de frambuesas bañadas en chocolate blanco, mousse de chocolate amargo, crema de ron y coral de remolacha y lima fue una delicia tanto en sabor como en presentación. El clásico Josephine, una milhojas caramelizada con abundante dulce de leche, rindió homenaje a la repostería tradicional argentina.
La carta de vinos de BASA es extensa y cuidadosamente seleccionada, ofreciendo opciones que maridan a la perfección con cada plato, enriqueciendo la experiencia culinaria.
Durante mi visita, tuve la oportunidad de conocer la cocina del restaurante y quedé gratamente sorprendida por su organización y pulcritud. Ver de cerca la precisión en cada movimiento y la dedicación del equipo fue un recordatorio de que detrás de cada plato hay un arte minucioso y una pasión inquebrantable. En BASA, la magia sucede en cada rincón.
BASA Bar & Restaurant se erige como un referente en la escena gastronómica porteña, ofreciendo una experiencia que combina ambiente, coctelería y gastronomía de alta calidad, consolidándose como una visita obligada en Buenos Aires. Cada momento en este lugar se sintió especial. La combinación de un servicio cálido y consolidado, un ambiente acogedor y una propuesta gastronómica excepcional hicieron que mi experiencia fuera más que una cena: fue una celebración de los sentidos.