Lunes 01 de Diciembre de 2025
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Una hermosa bodega familiar, en la cercanía de Roa (Burgos), que tenía muchas ganas de visitar y que, como ya suponía, no defrauda, ni la visita, ni sus dueños (sobre todo GALO, que ha sido el mejor anfitrión que podíamos tener), ni tampoco sus vinos, que aunque algunos ya los conocía, otros me han sorprendido muy gratamente, no solo a mí, sino también al resto del grupo.
Recorrimos con Galo, (dueño y actual Gerente de la Bodega), las diferentes estancias de la misma, haciendo de alguna manera el mismo recorrido que realiza la uva desde que llega a la bodega en pequeñas cajas de fruta, hasta que sale ya convertida en los diferentes vinos que aquí elaboran con un toque muy personal. Independientemente del trabajo que se esté haciendo en la bodega, las salas están cuidadosamente limpias y la tranquilidad impera en todas ellas, además del silencio, (que solo rompe el traqueteo del cristal cuando la embotelladora está funcionando), la buena temperatura y humedad, así como la oscuridad y los buenos aromas de esa magnífica Sala de Barricas, donde reposan cerca de 800 barricas de roble francés y americano de 225, 300 y 500 litros y también algún Fudre para elaboraciones especiales.
Los depósitos de acero inoxidable de las Salas de Fermentación, llaman la atención porque no son demasiado grandes, ya que Galo suele elaborar los vinos por parcela y no le gusta mezclarlas. Hay por lo menos 3 o 4 salas con depósitos y los hay de conformaciones diferentes (verticales y horizontales, de mayor y menor volumen, cerrados y alguno abierto, etc..), equipados con la tecnología más moderna para facilitar los trabajos de elaboración.
Galo nos contó un poco la historia de la bodega, que pasó desde los tiempos de su abuelo Santiago (ganadero y agricultor), luego su padre, Santiago López, que empezó con la viticultura, hasta que deciden (junto con su madre Lola Cristóbal), en 1994 vinificar ya su propia uva y fundar la bodega. Desde 1998, Galo López Cristóbal, es el Gerente de la bodega y con él al frente se consigue consolidar este proyecto. Eso sí, manteniendo una 'Máxima' que siempre tuvo su padre de establecer un "Techo de Cristal y no sobrepasarlo nunca para que la Cantidad no perjudique la Calidad, ni se pueda perder el control del negocio".
Quiero aprovechar también para dar las gracias a Isidro (Califa), un operario de la bodega que lleva aquí más de 36 años y está siempre atendiendo el viñedo y conoce todos sus secretos. Él me contó muchas cosas de su trabajo, de como se forjaron los inicios de esta bodega, de las variedades que cultivan de forma tan natural y también sobre sus viajes por carretera, junto con su esposa, en su Caravana y lo bien que se lo pasan recorriendo España y también otros países europeos. Que buena visita a esta gran bodega y que buenos vinos pudimos degustar con Galo.
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