Vinos de luz y fuego en tierras volcánicas al sur de La Mancha

Minerales críticos para Europa en tierras volcánicas de Ciudad Real

Lunes 05 de Mayo de 2025

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Rafa Lucendo muestra rocas volcánicas . Foto de Alfredo Selas

El amor y la devoción por la propia tierra tiene un principio y una energía que mueve montañas, aunque estas sean de origen volcánico. En casos dados, la gente lucha por preservar su territorio, su hábitat natural, lo más intacto posible; y en otros se puede expresar esa lucha también en botellas de vinos inefables.

Esto es muy válido por lo que respecta a la intención de abrir minas a cielo abierto en el sur de la provincia de Ciudad Real, en los territorios del histórico Campo de Calatrava; en el primer caso se produce la contestación social de rechazo, y por otra parte, en el sustrato común de esas tierras de origen volcánico de los que se extraen minerales ahora muy buscados, en la zona se ha creado la Denominación de Origen Campo de Calatrava, para dar amparo a un puñado de bodegas allí asentadas que trabajan la tierra para cosechar uvas y elaborar vinos con características propias de esos suelos y ambientes climáticos. Como ejemplo hablaré ahora después de Quinta de Aves, una bodega que produce vinos diferenciados que expresan su lucha para preservar ese territorio único.

Neodimio, litio, europio, samario... son minerales necesarios (ahora los llaman "críticos" al ser claves para la independencia estratégica de Europa) en la producción de artilugios de alta tecnología, de electrónica de consumo, baterías de coches eléctricos, teléfonos móviles, drones de combate e infraestructuras de inteligencia artificial, entre otros.Resulta que por causas que solo la geología sabe, entre muchas otras en diversos países vitícolas, en España en las Islas Canarias, en algunos lugares de Extremadura, en Salamanca y Zamora o en la zona del Campo de Calatrava en ciudad Real, estos minerales se encuentran en subsuelos de origen volcánico; y en ellos también hay plantadas viñas.

Fijémonos en La Mancha profunda. Habrá que decirlo para quienes no lo sepan: los lugares, el paisaje y el ambiente biodiverso del sur de la provincia de Ciudad Real son de una belleza tan serena e intensa que te sustraen la razón si por allí deambulas; y bien puedes acabar como Don Quijote, que por esos lares anduvo entre ensoñaciones y dislates.

Allá donde La Mancha rinde su infinitud a los pies de la Sierra de Alcaraz, de Sierra Morena, y hasta el desfiladero de Despeñaperros, a través de las estaciones nos encontramos con la madre naturaleza que desata sus pasiones por causa del vértigo de la altitud, siempre por encima de los ochocientos metros. Bien sea en pleno invierno, cuando las inmensas dehesas, moteadas de encinas, ocultan en un velo neblinoso de misterio la profundidad de sus tierras coloradas; o en la primavera cuando, ante un inacabable manto de verdor, empieza a desperezarse un sol que, presto en el verano, quemará sin piedad todo ser vivo que se mueva o no. Toda la vida natural que por allí se da, desde el lagarto ocelado al búho real, pasando por una locura de perdices y de conejos que se meten entre las ruedas de los coches, desorientados e ignorantes del fin que les espera cuando ejércitos de cazadores urbanos lleguen en el otoño al festín de la caza. Toda esa vida en realidad sirve de acompañamiento a las casi últimas invitadas al terreno: las viñas que, desde tiempo inmemorial y de un modo inverosímil, enseñorean los campos labrados y marcan un horizonte, también vestido por olivares.

Las razones por las que se plantó tanto viñedo en La Mancha son obvias y ahora ya no son pertinentes pues la historia es totalmente otra. Pero fijémonos en las tierras altas que van desde los altos del Bonillo –no lejos de las Lagunas de Ruidera- recorriendo todo el Campo de Montiel, Valdepeñas, y el Campo de Calatrava (ahora ya con su Denominación de Origen) en esta primavera de 2025 revive con una avifauna pujante, gracias a la bendición de las intensas lluvias. Esos parajes amaestrados, pero inhóspitos y solitarios, han venido a hospedar (¡qué cosas!) a modernas bodegas que están elaborando vinos que claramente proyectan la zona donde nacen. Tanto en suelos de carácter volcánico, pedregosos, o de arcillas expansivas, o muy pobres junto a otros más fecundos, en cualquier caso, los protagonistas son la vida natural en estado puro en medio de un clima cruel y el sol omnipotente durante todo el ciclo vegetativo de la vid.

Este paisaje y ambiente geoclimático continental extremo (clima monocorde, a diferencia de los que se dan en la Ribera del Duero y en La Rioja) escasa pluviometría (por ello disfruta de cielos altos y despejados casi todos los días del año) da la siguiente ecuación: altitud, más aires limpios y cielos abiertos, es igual a luz. Una luz inmaculada, tan prístina e inaprehensible que te hace saltar las lágrimas no se sabe si por la imposibilidad del ojo de captar esos matices puros que propicia la radiación solar, o de emoción al sentir que estás respirando lo mismo que respiraban nuestros ancestros: un ambiente natural, casi intocado, en medio de un embeleso de solitud y silencio de vida salvaje que comparte hábitat con los humanos.

Pero desde hace mucho, muchísimo tiempo esos territorios fueron primeramente cuna de volcanes, de suelos (y ahora vinos) estratosféricos.

Ya ves, somos polvo de estrellas. Esta frase poética es cierta en tanto en cuanto todos los seres vivos de este planeta Tierra estamos constituidos por sustancias minerales inorgánicas, y otras provenientes del espacio; ¿del espacio? Sí, nosotros somos polvo de estrellas, somos parte constituyente de ese espacio sideral. En cualquier caso, y por la misma razón, los vinos igualmente se ven en la misma tesitura. Digo esto hablando de suelos –otro asunto recurrido y recurrente- y de cómo estos juegan un papel fundamental en el resultado final de los vinos ya que, de varias maneras, los distintos tipos de suelos –junto a otras variables- reflejan distintos perfiles de vinos.

El suelo es un recurso no renovable –o muy lentamente renovable- sus propiedades físicas, sus texturas (pedregosos, de gravas, arenosos o arcillosos); su color (suelos claros propician polifenoles suaves y suelos rojizos polifenoles más intensos); así como su pH, su situación (en pendiente o no, orientación, iluminación, drenaje, erosión, mantenimiento); más su vida microbiológica, su capacidad de intercambio catiónico y en última instancia los elementos traza (el ADN del suelo) juegan un papel definitivo en los vinos; en su calidad total y en su percepción organoléptica.

En España en diferentes zonas, según su origen geológico tenemos:

  • suelos sobre zócalo Hercínico (rojos) típicos en la zona de Nájera en La Rioja y en zonas de Castilla-La Mancha; estos en realidad son paleosuelos con valor al ser viejísimos, muy interesantes para los vinos pues confieren a estos características identitarias de color y estructura
  • suelos de procedencia volcánica, muy especiales al dar a los vinos características diferenciadoras y de una sutileza poco común.

Hablando de estos últimos, en España es sobre todo en Canarias donde el factor volcánico se muestra más acusado. Pero, como esto ya es conocido, vamos a fijarnos en Castilla-La Mancha, donde sorprendentemente también existen terrenos con sustratos volcánicos con peculiaridades -bastantes de ellas reseñables- y alguna muy singular como es el caso del enclave natural situado en el Campo de Calatrava, Ciudad Real, con sus volcanes extintos que estuvieron activos entre el Plioceno y el Cuaternario. La DOP Campo de Calatrava alberga algún que otro maar (cráter de explosión hidromagmática) de los cuales ya solo quedan restos en depresiones de terrenos, como el de la Hoya de Cervera.

Para ilustrar lo dicho, visito Quinta de Aves -de la mano y explicaciones de Rafa Lucendo, enólogo de larga trayectoria elaboradora en la Ribera del Duero y Director Técnico de la bodega-. Quinta de Aves se fundó hace más de 20 años. Sus 85 ha de viñas medran en medio de un paisaje embaucador: pura quietud, un regalo para los sentidos donde el silencio se antoja regreso a tiempos pasados; incluso las viñas parecen disfrutar del ambiente místico. Aparte de alguna viña muy vieja de Tinto Velasco (similar a la garnacha, me dice Rafa) hincada en vaso, las demás se plantaron ya en espaldera con variedades locales y foráneas. Para comprobarlo me da a catar un rosado de Cabernt Franc realmente original que ofrece sugerentes aromas y una frescura manifiesta nada común en la zona ¿será que transmite esos suelos arcillosos, de calizas y estratos de origen volcánico con elementos con elementos sueltos que se encuentran en las viñas?

Rafa me dice que por toda la zona se pueden ver volcanes estrambolianos (extintos hace más de 5 millones de años) y me señala el de Cerro Gordo, que se levanta en la lejanía, mirando hacia el oeste. Restos de materiales piroplásticos abundan por doquier; y añade que esa influencia volcánica aporta tipicidad a los vinos, una mineralidad reminiscencia de antiguos movimientos telúricos. En medio de una extensa finca se encuentra la moderna bodega, levantada en torno a una suerte de patio central que recuerda a los de las mansiones señoriales y palacios renacentistas que se pueden ver en Villanueva de los Infantes, en el Campo de Montiel. Se me da la oportunidad de catar QUINTA DE AVES SYRAH 2023, el cual presenta un rojo cereza con reflejos granate, limpio y brillante. En nariz es limpio, etéreo, con aromas de intensidad media donde se muestran finos matices que recuerdan a frutillos rojos silvestres y a retamas de monte bajo con notas de pedernal; también se perciben atisbos de caramelos de licor con un fonde levemente especiado, y los aromas están arropados por una mácula esotérica (¿será el volcán extinto y el subsuelo de minerales calcinados?) que invisten el vino con un perfil singular. En boca es amable, delicado y delineado, tacto bucal ligero a la vez que envolvente en el paso de boca; acidez que equilibra la melosidad de la fruta y un final limpio y sorprendentemente expresivo. Una excelente labor enológica que se sustancia en un vino de syrah donde la variedad muestra una faceta impensada en la zona.

Con sus vinos de la Tierra de Castilla, en la ciudad de Valdepeñas que les vio nacer, Rafa Lucendo enólogo, junto a su hermano Fede como Director Técnico, ya tienen larga experiencia en su bodega DOMINIO DEL LINZE. Con el vino El Linze sorprendieron hace unas décadas y adquirieron notoriedad replicando elaboraciones ancestrales en clave de modernidad. Sus viñas de secano producen uvas que expresan las características de esos ambientes climáticos que se dan en la zona. Cato el vino CORAMBRES 2023 ALTO DE LOS BAILONES TEMPRANILLO que luce una bonita etiqueta ilustrada. El vino exhibe limpios aromas que recuerdan a frutos negros silvestres (mermelada de arándanos) con notas perfumadas de la serie vegetal sobre un fondo de ligera crianza. En boca es sabroso, tacto bucal delicado de cuerpo medio con un peso de fruta que muestra la versatilidad de la casta tempranillo; final de boca muy agradable. Una delicia de vino para satisfacer todos los paladares.

Pronto estará operativa la nueva bodega que construyen en la carretera de La Solana, a la salida de Valdepeñas. En todo caso, desde su vinoteca 11 ÁNFORAS, en el centro de la ciudad y sobre una impresionante cueva subterránea, están realizando propuestas de enoturismo como pilar básico para dar a conocer sus vinos. A no mucho tardar, todos estos esfuerzos darán su fruto para atraer a personas amantes del vino de calidad que desde Madrid y otras zonas de España visitan La Mancha, tierra del Quijote.

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