Brindis bajo el cielo de vidrio: el Malbec se celebró a lo grande con Amparo Gourmet en el Jardín de Invierno del Loi

Hay lugares donde el vino no solo se bebe: se vive. Eso fue exactamente lo que sucedió el pasado martes en el Jardín de Invierno del Loi Suites Recoleta, donde Amparo Gourmet celebró el Día Mundial del Malbec con una feria que reunió lo mejor de nuestra cepa insignia y el encanto de un lugar que parece suspendido entre plantas, luces suaves y buenas conversaciones.

La propuesta fue clara desde el inicio: celebrar al Malbec con estilo, sabor y calidez. Y así fue. Más de 25 bodegas —de nombres que ya son clásicos y otros que sorprenden por sus nuevas miradas— dijeron presente con copas rebosantes de historia líquida. Entre los stands se podía sentir la pasión de cada productor, y la curiosidad de quienes, copa en mano, buscaban ese vino que los haga decir: “¡Este es!”

Yo misma fui parte de esa búsqueda. Probé etiquetas que no conocía y otras que me reencontraron con sensaciones ya olvidadas. Un Malbec con paso por ánfora me hizo frenar y sonreír. Otro, joven y vibrante, tenía aroma a ciruelas recién partidas. Entre sorbos y charlas, descubrí también nuevos proyectos que combinan tradición con innovación.

Pero el vino fue apenas una parte del festín. Las delicias de Amparo —esa casa gourmet que desde 1980 viene elevando el paladar porteño— fueron una fiesta por sí solas. Quesos estacionados, fiambres deliciosos y sándwiches tibios con pan de masa madre. Todo pensado para acompañar, sin robarle protagonismo, al Malbec.

El ambiente fue distendido, pero con ese toque de elegancia que solo Amparo sabe lograr. Mucha charla, muchas risas, y sobre todo, muchas ganas de repetir.

Juan Pablo Maldonado, anfitrión y motor de este encuentro, se movía entre los invitados con la tranquilidad de quien sabe que algo bueno está ocurriendo. Entre saludos y brindis, ya nos adelantó que en septiembre volverá la feria para celebrar la primavera.

Porque al final, más allá del vino y la comida, lo que se celebró esa noche fue una manera de vivir: con sabor, con encuentros, y con brindis que prometen volver a repetirse.