Viernes 06 de Septiembre de 2024
Leído › 2029 veces
El 16 de agosto, la variedad de uva Criolla Chica fue oficialmente reconocida como apta para la producción de vino de calidad por el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) de Argentina. Esta uva, originaria de la importación europea Listán Prieto, se une a las variedades más conocidas como Malbec, Cabernet Sauvignon, Pinot Noir y Bonarda en la lista de uvas aprobadas para la elaboración de vino tinto de calidad en el país. Anteriormente, todas las variedades criollas estaban restringidas a la producción de vinos rosados, lo que limitaba a los productores argentinos a crear un estilo más ligero de vino tinto etiquetado como tal. Con esta nueva resolución, las bodegas del país podrán elaborar y exportar un vino tinto más fresco y de tonos más suaves, en respuesta a la creciente demanda de este tipo de productos.
La Criolla Chica, conocida en Chile como País y en California como Mission, forma parte de la familia de variedades criollas que han sido cultivadas en Sudamérica desde la llegada de los colonizadores europeos en el siglo XVII. En Argentina, su cultivo ha sido extenso en provincias como Mendoza, San Juan, Catamarca y la Quebrada de Humahuaca. Aunque esta variedad de uva ha sido subestimada en el pasado, su capacidad para expresar las características del terroir ha comenzado a ser apreciada por un número creciente de enólogos y consumidores. El resurgimiento del interés en las variedades criollas durante la última década ha sido clave en su reconocimiento oficial.
Uno de los proyectos que ha liderado este resurgimiento es Cara Sur, fundado en 2011 por Sebastián Zuccardi, Marcela Manini, Pancho Bugallo y Nuria Año Gargiulo. Este grupo fue pionero en la recuperación de viñedos antiguos en el Valle de Calingasta, donde en 2014 embotellaron su primer vino de Criolla Chica a partir de viñas de más de 100 años. Hoy en día, Cara Sur produce alrededor de 50.000 botellas de esta variedad. Otro enólogo destacado en este proceso es Matías Michelini, quien en 2016 rescató un viñedo de 80 años en el Valle de Uco. Michelini sostiene que preservar estas antiguas viñas es fundamental para mantener la herencia vitivinícola y honrar a las generaciones anteriores. Además, ha trabajado en la conservación de parcelas históricas en el Valle Calchaquí y en la Quebrada de Humahuaca, en colaboración con otros productores locales.
El papel del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) también ha sido significativo en la recuperación de las variedades criollas. Desde hace aproximadamente una década, el INTA en Mendoza ha estado trabajando en la investigación de estas uvas. Este esfuerzo culminó con la colaboración entre productores, el INV y el propio INTA, que fue fundamental para la promulgación de la nueva legislación que otorga a la Criolla Chica el estatus de calidad. Según Jorge Prieto, investigador del INTA, se han estado realizando pruebas con distintos clones de Criolla Chica para la producción de vino tranquilo y espumoso.
La Criolla Chica ha planteado algunos retos a los enólogos debido a su alta concentración de taninos y la ausencia de un color intenso, características que la diferencian de otras variedades tintas más robustas. Sin embargo, enólogos como Sebastián Zuccardi consideran que esta estructura tánica es lo que la hace especialmente interesante. A pesar de tener una piel clara, sus taninos le otorgan una textura particular que puede ser aprovechada para crear vinos únicos.
El interés por la Criolla Chica sigue creciendo. Proyectos como el de Juanfa Suárez, de Rocamadre, buscan explorar el potencial de esta variedad en el Paraje Altamira, donde desde 2019 ha producido Criolla Chica envejecida en roble francés. En el Valle de Uco, bodegas como Lagarde, Riccitelli Wines y Cadus también están cultivando esta variedad en diferentes zonas. En el este de Mendoza, Matías Morcos y Catena Zapata están a la cabeza del movimiento en San Martín y Rivadavia, respectivamente. Al norte, en el Valle Calchaquí, Bodegas como Tacuil y El Esteco han comenzado a producir Criolla Chica, mientras que en la Quebrada de Humahuaca, Bodega El Bayeh y Bodega Kindgard están trabajando con viñas familiares.
La legislación que otorga a la Criolla Chica su estatus de calidad ya ha sido publicada en el boletín oficial del gobierno argentino, lo que abre una nueva etapa para esta variedad histórica que ha sido rescatada por los esfuerzos de enólogos y productores comprometidos con la conservación de la tradición vitivinícola del país.
Leído › 2029 veces
Fundada en 2007, Vinetur® es una marca registrada de VGSC S.L. con una larga historia en el sector del vino.
VGSC, S.L. con CIF B70255591 es una entidad inscrita en el Registro Mercantil de Santiago de Compostela, Boletín 181, Referencia 356049 en el Tomo 13, Folio 107, Sección 6, Hoja 45028, Inscripción 2
Email: [email protected] | Telf.: +34 986 077 611
Sede y oficinas en Vilagarcía de Arousa