Blackbook, una bodega urbana en pleno corazón londinense

El Atlanticismo británico existe y Blackbook es un claro exponente de ello. Nos encontramos en Londres, en una bodega urbana capitaneada por Sergio Verrillo. Llevo siguiendo su trabajo desde sus inicios cuando allá por el 2017 decidí meter los vinos en carta de un chaval energético que nos visitó para presentar el trabajo que estaba haciendo desde su bodega urbana.

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Sábado 24 de Agosto de 2024

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Los que hayáis metido el hocico interesándoos por el vino que se hace en Inglaterra, es posible que hayáis oído hablar poco acerca de Essex. Es normal, hasta no hace mucho eran las grandes bodegas del sur las que acaparaban todos los focos de atención, con lugares como Sussex o Kent estableciéndose como los grandes terroirs británicos.

Sin embargo, para mi, Essex es el gran terruño para elaborar vinos tranquilos. A pesar de haber sido ignorado porque se pensaba que sus suelos arcillosos ​​no eran los óptimos para la viticultura de calidad por ser muy diferentes a los de Champagne (era lo que se buscaba, sobre todo por parte de los productores de espumosos), Essex es un enclave muy seco donde llueve considerablemente menos que el resto del sur de Inglaterra) y mucho más cálido que Kent y Sussex, lo que propicia la buena maduración de las uvas. Eso si, seguimos estando en la Gran Bretaña, por lo que las vendimias se llevan a cabo bien entrado el mes de Octubre en muchos de los casos.

La historia personal de Sergio ha dado mil y una vueltas antes de llegar al punto en el que hoy se encuentra. Nativo de Connecticut (USA), al que la vida le llevó a establecerse en Londres donde trabajó como sumiller en restaurantes estrella Michelín, destacando el legendario Maze de Gordon Ramsay. A medida que su paladar evolucionaba, también lo hacía su interés por entender los procesos de vinificación. Es por ello que decidió estudiar y empezar a buscar trabajo en bodegas con un claro ethos hacia la sostenibilidad y el trabajo en biológico.

La premisa es hacer vinos que estén de cojones, muy bebibles y con capacidad de guarda. Todos sus vinos provienen de viñedos singulares, apostando por poner en valor desde el minuto uno el parcelismo en la zona de Essex. Todos los viñedos están a dos horas (como máximo) de distancia de la bodega, que se encuentra bajo las típicas arcadas de ladrillo rojo de Battersea.

No tienen viñedos propios, si no que compran las uvas a viticultores de confianza, al más puro estilo de un négociant. A pesar de seguir este modelo, Sergio tiene muy claro es que la viticultura tiene que ser de primera, porque, todo vinazo que se aprecie, empieza en el viñedo. Empezaron trabajando muy poquitas líneas de vinos para, hoy en día, estar produciendo en torno a las 35 mil botellas (que viene a ser un 'náh y menos' dentro del mundo del vino).

¿Cómo son los vinos de Sergio?

La devoción por la Chardonnay y la Pinot Noir es clara (haciendo vinos los cuales aconsejo su guarda ya que el tiempo les sienta como anillo al dedo) aunque también se marca unas cuvées experimentales (donde se divierte y saca su rollo más funk) con otras variedades que están muy pepino. Sea cual sea el camino, la filosofía es clara, mínima intervención en bodega y un paso de los vinos por barrica de, al menos, unos 6 meses.

Para no aburriros con notas de cata os dejo todas mis impresiones en mi blog Atlantic Sommelier, donde os detallo el por qué, Blackbook, es un proyecto al que se le debe seguir la pista muy de cerca.

Un artículo de Miguel Crunia
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