Investigadores encuentran la clave para que el vino enlatado sepa tan bien como el de botella

Descubren cómo eliminar malos sabores del vino enlatado

Miércoles 17 de Abril de 2024

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En los últimos años, el mundo del vino ha asistido a un aumento de opciones más modernas y prácticas de disfrutar de esta bebida milenaria, incluyendo el empaquetado en latas, una opción que si bien en países europeos todavía no es muy común, está teniendo un mayor desarrollo en países de habla inglesa.

Sin embargo, una preocupación persistente ha sido la calidad y, en particular, el aroma y sabor de estos vinos enlatados. Un olor desagradable a huevo podrido ha sido motivo de queja entre consumidores y un reto para productores. Pero, gracias a un innovador proyecto de investigación realizado por el equipo de la Universidad Estatal de Nueva York en la Facultad de Agricultura y Ciencias de la Vida, esto podría estar a punto de cambiar.

Durante varios años, los investigadores han explorado métodos para mejorar el aroma del vino enlatado, colaborando estrechamente con bodegas y fabricantes de latas. Los resultados de este esfuerzo, recientemente publicados en el 'American Journal of Enology and Viticulture', han arrojado luz sobre técnicas prometedoras que podrían revolucionar este segmento del mercado vinícola.

El problema radica principalmente en el dióxido de azufre (SO2), un compuesto usado comúnmente por los vinicultores por sus propiedades antimicrobianas denominado comúnmente como "sulfitos". Aunque esenciales para la preservación del vino, en concentraciones más altas, este compuesto puede desencadenar la formación de sulfuro de hidrógeno, el responsable detrás del mencionado aroma a huevo podrido. La investigación demostró que la clave para un aroma más agradable reside en reducir la cantidad de SO2 a niveles que, aunque puedan hacer sentir incómodos a algunos vinicultores, son esenciales para mantener la frescura sin sacrificar la calidad aromática.

Además, el estudio sugiere que el revestimiento interno de las latas es otro aspecto básico. Se descubrió que un revestimiento plástico ultrafino podría ser efectivo para combatir este problema. Durante el estudio, muestras de vino se almacenaron en latas con diferentes tipos de revestimientos internos y se sometieron a pruebas de envejecimiento acelerado. Los resultados indicaron que los revestimientos más delgados podrían ser más efectivos para minimizar la corrosión del aluminio y, por ende, la producción de sulfuro de hidrógeno.

Los investigadores, liderados por Gavin Sacks, Ph.D., están ahora embarcados en una nueva fase del proyecto, buscando optimizar el tipo de revestimiento polimérico que mejor funciona con el vino enlatado. Los indicios preliminares apuntan a que una capa de epoxi más delgada podría ser la solución ideal.

Este avance no solo tiene el potencial de mejorar la experiencia sensorial del consumidor, sino también de aumentar la aceptación del vino enlatado en mercados donde tradicionalmente ha sido menos popular. 

Estos desarrollos sugieren un cambio potencial en cómo se percibe y se consume el vino en el futuro. Con la tecnología adecuada y la innovación continua, el vino enlatado podría dejar de ser una opción de nicho para convertirse en un contendiente serio en el amplio espectro de opciones de vino disponibles para los consumidores globales. Con el tiempo y la adopción de estas nuevas prácticas, podría ser que el vino enlatado encuentre su lugar como una opción respetable y con buen sabor, ideal para quienes buscan conveniencia sin comprometer la calidad.

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