La diversidad vitícola de España renace en viñas olvidadas

España, un laboratorio viviente donde el pasado y el futuro del vino se entrelazan

Lunes 15 de Abril de 2024

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En el ámbito de la viticultura y la enología, España se está posicionando como un laboratorio viviente donde el pasado y el presente se entrelazan en una fascinante simbiosis. Los esfuerzos por recuperar variedades de uvas antiguas no son solo un capricho nostálgico, sino una respuesta estratégica a los desafíos actuales y futuros de la agricultura y la sostenibilidad ambiental. Este movimiento no solo busca revivir uvas y métodos de cultivo que se encontraban al borde del olvido, sino también reintroducir prácticas agrícolas más sostenibles y respetuosas con el medio ambiente.

Los proyectos de recuperación de viñedos en España abarcan desde las islas Canarias hasta las llanuras de Castilla, pasando por las costas andaluzas y los valles del norte. Cada región, con sus peculiaridades climáticas y geográficas, ofrece un lienzo único sobre el que los viticultores pueden experimentar y redescubrir la riqueza de su patrimonio vitivinícola.

Por ejemplo, el trabajo de Alberto Orte en Jerez es revolucionario en su enfoque de recuperar 26 variedades de uva que habían desaparecido de la viticultura local. Su enfoque no solo es una cuestión de preservación, sino también una apuesta por la diversidad y la adaptabilidad. Los vinos que resultan de este esfuerzo no solo son expresiones únicas del terroir, sino también testamentos de la historia y la cultura de Jerez, una zona más conocida por sus vinos fortificados que por sus vinos tranquilos.

La lucha contra la uniformidad en el mundo del vino es palpable también en la Ribera del Duero, donde proyectos como el de Territorio Luthier emplean el crowdfunding para vincular directamente a los consumidores con el acto de preservación vitivinícola. Este enfoque no solo financia la recuperación de viñas antiguas, sino que también crea una comunidad de apoyo y un sentido de participación en la preservación de la biodiversidad.

En el norte, la historia de las viñas gallegas refleja una diversidad que desafía las nociones preconcebidas sobre la viticultura española. Telmo Rodríguez, defendiendo el potencial de Galicia, ilustra cómo la región alberga más variedades de uva que toda Francia, un país a menudo visto como el estándar oro en diversidad vitícola. Este tipo de proyectos no solo revitaliza economías locales, sino que también desafía a la industria del vino a nivel global a reconsiderar lo que significa hacer vino de calidad.

Además, en La Rioja, proyectos como el de Familia Luis Cañas enfocan sus esfuerzos en la adaptación al cambio climático mediante la recuperación de variedades antiguas. Estas uvas, más adaptadas a las condiciones locales y potencialmente más resilientes a las variaciones climáticas, podrían ofrecer soluciones vitales para el futuro de la viticultura en la región.

Este renacimiento de viñas y variedades antiguas es más que una simple vuelta al pasado. Representa una respuesta proactiva y consciente a los desafíos contemporáneos de la viticultura, integrando saberes antiguos con tecnologías y conocimientos modernos. La preservación de este patrimonio vitivinícola no es solo una cuestión de sabor, sino de supervivencia, sostenibilidad y, sobre todo, de respeto y amor por la tierra que nos sustenta. Así, estos proyectos no solo están reviviendo uvas olvidadas, sino también redefiniendo el futuro del vino en España y, posiblemente, en el mundo.

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