Las tendencias en la industria del vino para 2024

Imaginando la viticultura del futuro

Roberto Beiro

Miércoles 03 de Enero de 2024

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El mundo del vino, con sus raíces profundamente ancladas en tradiciones milenarias, no permanece ajeno a los vientos de cambio que soplan a través del panorama alimentario global. En este contexto, la viticultura y la enología se enfrentan a desafíos, pero también a oportunidades únicas en este 2024, impulsados por un cambio en los valores éticos y ecológicos de los consumidores, así como por avances tecnológicos significativos.

1. Tecnología alimentaria y su impacto en la viticultura:

La tecnología emergente está jugando un papel transformador en la industria del vino. Por un lado, la inteligencia artificial (IA) y la cadena de bloques (Blockchain) se están utilizando para mejorar la trazabilidad y la calidad del vino. La IA, en particular, está optimizando desde la gestión de las viñas hasta el proceso de fermentación, permitiendo a los viticultores y enólogos tomar decisiones más informadas y totalmente precisas, que un humano no es capaz de tomar. La cadena de bloques, por su parte, ofrece una transparencia sin precedentes, permitiendo a los consumidores rastrear la proveniencia y el proceso de elaboración de cada botella.

2. Sostenibilidad en la viticultura:

La creciente conciencia sobre el cambio climático y la sostenibilidad ha llevado a una reconsideración de las prácticas vitivinícolas. Los productores están adoptando métodos de agricultura sostenible, gestionando los recursos hídricos de manera más eficiente y reduciendo el desperdicio. Se observa un aumento en la producción de vinos orgánicos y biodinámicos, reflejando una demanda de vinos que no solo son de alta calidad, sino también ecológicos y respetuosos con el medio ambiente.

3. Personalización y nutrición en la enología:

La tendencia hacia una alimentación personalizada encuentra su eco en el mundo del vino. A través de la investigación en nutrigenómica, se está explorando cómo los componentes del vino pueden interactuar con el genoma individual, abriendo la puerta a recomendaciones personalizadas. Aunque este campo está en sus etapas iniciales, ya hemos visto los primeros pasos en 2023, promete una nueva dimensión en la experiencia del vino.

4. Agricultura vertical y viticultura urbana:

Aunque la agricultura vertical es más común en el cultivo de hortalizas y hierbas, su aplicación en la viticultura está comenzando a explorarse, en 2023 veíamos como la Urban Vineyards Association contaba ya con 12 bodegas asociadas, con viñedos en pleno centro de ciudades como Nueva York. La idea de viñedos verticales en entornos urbanos puede parecer futurista, pero podría ofrecer una solución a la limitación de espacio y a los problemas climáticos, permitiendo un control más estricto de las condiciones de cultivo.

5. Alimentación local y vinos de kilómetro cero:

Desde la pandemia de la Covid la preferencia por los productos locales y la reducción del impacto medioambiental ha llevado a un mayor interés en los vinos producidos localmente. Esta tendencia está fomentando la exploración de variedades autóctonas y la valorización de las denominaciones de origen, así como el apoyo a los pequeños productores que practican métodos de viticultura sostenible.

6. Tendencias dietéticas y su influencia en el consumo de vino:

La tendencia hacia dietas basadas en plantas y alimentos funcionales también está influyendo en el mundo del vino. Los consumidores buscan vinos que no solo complementen sus dietas, sino que también ofrezcan beneficios para la salud. Esto se traduce en un interés creciente en vinos bajos en alcohol, ricos en antioxidantes, y en aquellos producidos sin aditivos artificiales. Y por qué no, aquellos que aporten beneficios extra como el vino con probióticos, que vimos en 2023 o los vinos ricos en resveratrol o quercetina.

Lo que queda claro, tras estas seis tendencias para el nuevo año que comienza, es que la viticultura y la enología están en un punto de inflexión en este primer cuarto de siglo, donde la tradición se encuentra con la innovación. Una innovación que viene con fuerza y a la que los productores y enólogos deben subirse y navegar por este paisaje cambiante, equilibrando el respeto por las prácticas tradicionales con la adopción de nuevas tecnologías y enfoques sostenibles. El desafío es grande, pero también lo es la oportunidad de redefinir el futuro del vino de manera que satisfaga las demandas del consumidor moderno y preserve el planeta para las generaciones futuras.

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