Capturando la magia del vino: el desafío de combinar fotografía y vino en la Era Digital

Los que nos dedicamos a escribir sobre vinos, a veces tenemos ciertos problemas para documentar con imágenes nuestros artículos. ¿Qué encontramos en las bases de fotos?

Javier Campo

Jueves 16 de Marzo de 2023

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Los que nos dedicamos a escribir sobre vinos, a veces tenemos ciertos problemas para documentar con imágenes nuestros artículos. ¿Qué encontramos en las bases de fotos?

Algunos pueden pensar que lo mejor es desplazarse hasta el lugar del que se habla o fotografiar la botella del vino sobre el que se escribe, pero no siempre es tan fácil. Algunas bodegas están en la otra punta del mundo y algunas referencias de botellas solo cuentan con una escueta foto de esta, sin fondo y de una dudosa calidad. Fotografiar o viajar encarecería ostensiblemente un artículo y no todos los usuarios están dispuestos a pagar por informarse de la actualidad vitivinícola, visualmente hablando.

Como en cualquier otro sector, recurrimos a las bases o bancos de imágenes. Y aquí hay dos enormes diferencias. Las fotografías libres de derechos y las plataformas de pago donde pagas una cuota por bloques o por foto descargada. En las plataformas como Pixabay, Pexels, Unsplash o Freepik puedes encontrar fotos relacionadas con el mundo del vino en las que, a veces, prima el contexto o el fondo, más que la copa o el vino. Y aquí hemos topado varios de los problemas.

El fondo

Hay veces que se monta una especie de "bodegón" que en ocasiones poco o nada tiene que ver con el mundo del vino, pero tiene mucho color. La madera, la pizarra o los fondos wallpapers con un sacacorchos de mariposa o de barrena (muy útil y profesional) y una racimo de uva de mesa (no vitis vinífera) de plástico, todo ello sobre una barrica, con dos copas (una de blanco y una de tinto) y un paraje al fondo en su amanecer.

Los figurantes

Señor o señora estupendo/a, impecablemente vestidos (y peinados) con sonrisa de anuncio de pasta dentífrica, sosteniendo la copa por el cáliz como si cogiese la ubre de una cabra para ordeñarla. Eso sí, están sentados en un bucólico y socorrido mantel de cuadros blanco y rojo (con cesta), en una paraje que es un campo de trigo (y no una viña) idealizando el momento de compartir.

La copa

He dejado para el final lo más flipante. Se usan unas copas horribles. Se llenan mas de lo recomendable. Se cogen mal. Se seleccionan muy mal. Habremos visto copas de blanco llenas de tinto y viceversa, o copas más propias de hace tres décadas, unas copas que parecen que están hechas con el vidrio de las gafas de Mortadelo. Con esto acabo que no quiero hacer más sangre.

Probablemente esto pasa porque quien hace las fotos no es del mundo del vino, o quien lo contrata no tiene recursos de vino. Claro está que, el resultado ya lo conocemos todos. Lo malo y sorprendente es que los "profesionales" que hacen webs de bodegas (o artículos pagados) usan esas fotos y, los bodegueros lo aceptan.

Venga. Un ejemplo inventado. Queda muy bien, a la par que muy real y creíble, una foto de portada web de una bodega de Cáceres, con una señora asiática con el pelo rubio, una señora pelirroja pecosa vestida con un peto rojo y una señora de color guapísima, sirviéndose un vino de una botella con tapón de rosca y sin etiqueta (pero con un sacacorchos en la foto), comiendo brie. Las señoras modelos, cada una de su pueblo, el vino de Australia, el brie de Francia, el fondo de Cincinnati y la bodega en Trujillo. Toma ya.

Javier Campo
Sumiller y escritor de vinos
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