El valor de los críticos y las guías en el vino

Peñín, Parker, Luis Gutiérrez, Wine Spectator… todo aficionado al vino conoce estos nombres, pero incluso el simple bebedor ocasional seguramente ha oído en más de una ocasión recomendaciones de uno u otro vino, ya sea en prensa, radio o televisión, basadas en las opiniones de estos críticos.

En los últimos años, con el auge de esta “sociedad de la información”, la influencia de las opiniones de estos críticos se ha acentuado si cabe aún más. Si hace poco más de una década quizás sólo los más aficionados conocían la Guía Peñín (en papel, además), hoy la recomendación de un crítico norteamericano sobre un vino español llena las páginas de los periódicos y los telediarios al día siguiente. Tenemos reciente el caso de algún vino catalogado por Parker como “el mejor vino por relación calidad/precio” que se agotó en las tiendas a los pocos días de que la noticia corriera por todas las televisiones. Comentarios positivos o negativos que pueden lanzar a la fama o hundir a bodegas enteras.

Además de estos grandes gurús, si nuestra afición nos anima a buscar información por internet, la oferta es apabullante: foros y blogs de vino, notas de cata, opiniones por doquier… Pero, ¿qué utilidad real tiene toda esta información para el aficionado medio? ¿Debemos dejarnos guiar por estas opiniones y por los famosos puntos de uno u otro vino para hacer nuestra selección personal? ¿Y por qué en más de una ocasión, tras probar un determinado vino, resulta que nuestras sensaciones no coinciden con las del crítico?

Todas estas reflexiones y otras relacionadas sobre las críticas de vino y su utilidad para el aficionado medio constituyen el núcleo de este nuevo artículo del blog de Delicias Ibéricas, que puedes leer aquí.