Qué vinos atraen a las mujeres

Por el hecho de ser mujer, bodeguera, catadora, compradora y amante de grandes vinos, me encuentro muy a menudo con...

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Miércoles 13 de Diciembre de 2017

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Por el hecho de ser mujer, bodeguera, catadora, compradora y amante de grandes vinos, me encuentro muy a menudo con la pregunta "¿qué vinos os gustan a las mujeres?",  una pregunta que si a priori puede parecer algo sexista, realmente tiene mucho donde ahondar. Porque, aunque sobre gustos no hay nada escrito, las mujeres sentimos, y por lo tanto elegimos el vino, de diferente forma que los hombres.

La mujer ha impulsado el cambio en un sector, el del vino, que hasta hace unos años, quince o veinte, no más, se consideraba clásico, incluso si se me permite, un poco aburrido y principalmente enfocado al hombre como consumidor y entendido, años en los que triunfaban las grandes marcas y el resto poco podían hacer. Sin embargo, el sector ha evolucionado, dejando paso a vinos nuevos, ricos en todos los sentidos, y a nuevos consumidores, entre los que nos encontramos las mujeres, que hemos hecho nuestra revolución silenciosa, como dice mi amiga Sonia Prince de Galiberti, (presidenta de la asociación ANMAVI) hasta situarnos en el punto de mira de bodegueros, sumilleres, prescriptores y medios de comunicación.

Una vez que nos hemos quitado el sambenito de que sólo nos gustan los rosados y blancos dulces, que en según qué momentos también, ¿en qué nos diferenciamos del hombre en lo que a vinos se refiere?

Principalmente nos diferenciamos en su elección: el hombre compra normalmente por marca, tradición y precio, para asegurar el éxito; sin embargo, las mujeres nos dejamos asesorar y no escatimamos en preguntas hasta cerciorarnos de encontrar lo que buscamos, sea para un regalo, un evento, o una cena en casa. Un vino para cada ocasión.

El vino se ha convertido en un complemento importante de toda reunión social, profesional o familiar, y la mujer lo elije con el mismo mimo que cuida el detalle en una mesa bien vestida, la disposición de los invitados, o el menú que va a preparar.

Además está el factor sorpresa que tanto nos atrae. Preferimos innovar, aún a riesgo de fallar, que pecar de clásico y monótono por el mero hecho de acertar. Nos gusta crear conversación en torno al vino y, aunque aún somos noveles en el uso de tecnicismos propios de una cata, esta carencia la suplimos con un lenguaje más sentimental que nos puede aportar una contraetiqueta curiosa, o la historia que hay detrás de una bodega o de un vino, que haberlas las hay, y que nos gusta contar después de investigar y descubrirlas.

En definitiva, una copa de vino en la mano de una mujer, despierta todos nuestros sentidos y nuestro lado más femenino, sofisticado, sentimental, pasional e interesante. Eso sí, cada una tenemos nuestros gustos, y no todo nos vale.

Por María Luisa Cuevas, directora de Bodegas FERRATUS

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