Baja notable de producción de los viñedos de la DO Pla i Llevant en 2024, un 28%

DOP Pla i Llevant

Jueves 17 de Octubre de 2024

La pluviosidad es el factor que parece haber tenido mayor importancia en la bajada de la producción

En la añada 2024 se ha plasmado lo que se venía esperando desde hace unos años, una bajada espectacular de la producción de uva, cuyo factor desencadenante más importante es la escasez de lluvias que se vienen produciendo. Afortunadamente, las uvas que han entrado en las bodegas lo han hecho en un estado sanitario óptimo al no haber sufrido ninguna de las enfermedades fúngicas habituales: mildiu, oídio o botritis típicas de los territorios húmedos y cálidos.

La pluviosidad es el factor que parece haber tenido mayor importancia en la bajada de la producción, a pesar de que es bien sabido que la producción de las plantas sigue ciclos desiguales alternando grandes cosechas con años más escasos, los datos de pluviosidad de los últimos años muestran claramente esta tendencia a la baja que este año 2024 ha representado una bajada muy grande en lo que durante la primavera, momento que más lo necesitan los viñedos no llovió y solo a mediados de agosto y principios de septiembre se produjeron lluvias, pero que ya no podían paliar la disminución de la cosecha. El año 2023 también fue de escasa pluviosidad, pero las lluvias de primavera facilitaron una cosecha normal. Por otra parte, debe tenerse en cuenta que la distribución geográfica y temporal de las lluvias es muy desigual. Se han dado grandes diferencias de pluviosidad entre norte y sur de la isla. Dato curioso en un espacio geográfico tan reducido.

En 2020 con la crisis del covid y debido al encierro se previó que habría una bajada muy grande de turismo en Mallorca. Los viticultores y bodegueros actuaron en consecuencia y realizaron podas muy drásticas en los viñedos para disminuir su producción y evitar la necesidad de almacenamiento de vino que hubiera desbordado la capacidad de las bodegas. En los años siguientes: 21, 22 y 23 se iba recuperando la producción hasta el 2024, en el que se ha producido una bajada drástica de la producción. Cifras de producción en kilos en números redondos ha sido: 2020, 1,5 M (M, millones); 2021, 1,9 M; 2022, 2 M; 2023, 2,2 M; 2024, 1,6 M. La bajada de este año respecto a la anterior en media ha sido del 28%. La de la uva blanca ha sido del 26% y la de tinta 29%. Bajadas que afectan a todas las variedades cultivadas.

Y cómo es natural esta bajada afectará a la cantidad de vino que se podrá producir. Recordamos que por normativa europea las denominaciones de origen solo pueden transformar, a lo sumo, el 70% de los kilos de uva en vino. De esta forma la cantidad máxima teórica de vino que se podrá elaborar será de 1,1 M de litros. La añada anterior se pudieron elaborar 1,5 M de litros. Una bajada del 27%.

Se teme mucho que esta disminución no sea ocasional, sino que se trate de una tendencia ligada al cambio climático y esto es inquietante al no vislumbrarse ninguna solución en un futuro próximo. Un dato preocupante es la muerte de viñas vejas. Éstas tienen un sistema radicular muy desarrollado que les permite explorar y absorber agua a gran profundidad, pero debido a la bajada del nivel freático tienen dificultades para abastecerse lo que está provocando la muerte de los viñedos. Dicho eso ya podemos imaginar lo que puede ocurrir con los viñedos jóvenes y de mediana edad. El Consejo Regulador que por normativa obliga a que los cultivos de viña se hagan en seco se ve obligado cada año a autorizar el riego para evitar la muerte de estas plantas. Los viticultores realizan prácticas agrícolas adecuadas para evitar la pérdida al máximo posible el agua acumulada en el suelo. La más frecuente consiste en labrar de forma superficial para romper los conductos de evaporación de la tierra evitando de forma importante la desecación. Ahora estas prácticas comienzan a tener un gran relieve en el cultivo de los viñedos. Adaptarse a la nueva situación se debe hacer a toda prisa.